S
eñor Secretario General,
Señoras y Señores Embajadores,
Señoras y Señores Miembros de las Delegaciones Nacionales,
Señoras y Señoras Miembros del Secretariado,
Señoras y Señores,
Muchas gracias, Señor Secretario General, por su recibimiento y muy amables palabras de bienvenida al inicio de mi primera Visita Oficial a la sede de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Una Organización de gran relevancia y prestigio a escala internacional cuya importante tarea vengo siguiendo desde hace años con particular atención.
Mi gratitud se dirige asimismo a todos Ustedes por su generosa acogida y por la oportunidad que hoy me brindan de dirigirme al Consejo de la OCDE.
Como ya tuve ocasión de expresar al Señor Secretario General en su reciente Viaje Oficial a España, hoy cumplo con mi antiguo deseo de visitar esta Organización para conocer más de cerca y en profundidad su labor, en particular sus proyectos y realizaciones más recientes. Una Visita que obedece también al sincero deseo de subrayar el alto valor que España otorga a la calidad y relevancia de la valiosa tarea que ustedes llevan a cabo, especialmente en el actual contexto internacional marcado por los grandes retos y oportunidades que plantea la globalización en el ámbito económico y social.
Como Heredero de la Corona, que desea apoyar el esfuerzo de España y de los españoles por construir una sociedad cada vez más próspera y equitativa, el contacto con todos ustedes y con los más altos responsables de esta Organización me resulta especialmente útil y enriquecedor.
España, al igual que los restantes Estados Miembros, se siente orgullosa de poder contribuir a los trabajos de una Organización cuya misión principal, definida en su Convenio constitutivo, aspira a contribuir al mayor desarrollo económico y social de sus Estados Miembros. Una tarea que se extiende también a todos aquellos Estados no miembros que comparten con nosotros el objetivo del crecimiento económico y del bienestar para todos sus ciudadanos. En suma, una Institución que ha colaborado, colabora y seguirá colaborando en el futuro, con sus Estados Miembros y con la Comunidad Internacional, en facilitar la modernización y el progreso de nuestras sociedades respectivas.
Los análisis y estudios de la Organización, sus decisiones específicas y orientaciones en determinadas materias, además de sus bien conocidos informes y previsiones, se distinguen por su alta calidad y prestigio internacional. Pero la autoridad e influencia de esta Organización supera el ámbito estricto de la actividad de las instituciones oficiales de sus Estados Miembros, y alcanza al conjunto de nuestras sociedades civiles, desde el mundo de la Universidad o de las Organizaciones no Gubernamentales, hasta el de los medios de comunicación.
Permítanme recordarles que en el caso de España, nuestra participación desde los años sesenta como Estado Miembro de la OCDE resultó una de las claves para facilitar el cambio en nuestro modelo económico y social.
Nuestra participación diaria en los Grupos de Trabajo en las diferentes materias permitiría que, a través de los conocimientos adquiridos por los funcionarios españoles, los criterios de la OCDE, sus códigos y sus informes, fueran impregnando poco a poco el debate interno nacional e influyeran realmente en la profunda transformación experimentada por nuestro país desde entonces.
Gracias a las importantes reformas y transformaciones impulsadas a lo largo de casi tres décadas, España se ha convertido en una Nación moderna, dinámica y abierta, con un creciente nivel de renta y bienestar que, en ese mismo periodo, ha logrado incrementar en términos reales su PIB de forma muy sustancial.
Me siento orgullo de poder decir que España se ha convertido en un país que mantiene un crecimiento económico sostenido desde hace catorce años, con unas tasas anuales notables, por encima de la zona euro también en 2006.
Un país que, al mismo tiempo, mantiene un equilibrio en las cuentas públicas, incluso con un superávit consistente por encima del objetivo oficial fijado; que presenta además un ratio de deuda en disminución y un nivel de inflación cercano a la media de los países OCDE.
Un país con un notable clima de diálogo social y una baja conflictividad laboral; con un aumento importante de la inmigración que se ha integrado rápidamente y que contribuye de forma importante a nuestro crecimiento económico.
Todo ello, sin olvidar de mencionar el intenso proceso de internacionalización vivido por nuestras empresas, hoy presentes a lo largo y ancho de la geografía mundial, o el hecho de habernos convertido en importante exportador neto de capitales, así como en destacado donante de Ayuda Oficial al Desarrollo, siendo hoy además un gran consumidor y productor de tecnología, que aspira a más I+D.
En definitiva, España es hoy un Estado Miembro activo de la OCDE que dispone de un entorno macroeconómico sano, y que se distingue por su especial dinamismo y fuerte potencial de crecimiento que debemos seguir extendiendo en beneficio de todos nuestros ciudadanos. Quedan, no obstante, problemas por resolver y reformas por acometer para consolidar nuestro crecimiento y bienestar en un contexto marcado por el escenario que la globalización nos plantea a todos. Un escenario que acentúa la gran importancia que reviste, para todos sus Estados Miembros, la pertenencia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
La actividad de la OCDE, con sus distintos órganos, comités, centros y agencias, abarca un muy amplio espectro de temas todos ellos cruciales para el futuro crecimiento de sus Estados Miembros.
Entre ellos, no quiero dejar de citar por su actualidad el tema de ?la innovación para el crecimiento y la equidad? que será objeto de la próxima reunión de este Consejo a nivel Ministerial bajo la presidencia del Vicepresidente Segundo y Ministro de Economía y Hacienda del Gobierno de España.
La dinámica de los acontecimientos y transformaciones que vive el mundo actual es muy acelerada lo que dificulta su seguimiento. Son muchos los ciudadanos que, en nuestros respectivos países, contemplan con recelo o preocupación algunos de los cambios y tendencias que afectan a nuestras sociedades en diversos aspectos. De ahí, que la cooperación entre los Estados que compartimos unos mismos principios resulte fundamental para poder afrontar con la debida confianza, la necesaria eficacia y el mayor éxito, los problemas y dificultades y para poder convertir los retos en verdaderas oportunidades.
Esa cooperación internacional resulta asimismo de la mayor trascendencia como referente para los Estados no Miembros de esta Organización que siguen atentamente nuestra evolución y que también están dispuestos a asumir, conforme a los límites de sus propias especificidades, algunas de las pautas y de los criterios que la OCDE va estableciendo .
En efecto, cuando los treinta países que componemos esta Organización, acometemos reformas y colaboramos en la identificación de las buenas prácticas, las convertimos en punto de referencia útil para todos.
Son muchos los Estados, gobernantes, líderes políticos, instituciones y medios académicos, que siguen con atención las decisiones y orientaciones de la OCDE, que hoy desempeña un papel decisivo al servicio del progreso económico del mundo, del bienestar de nuestras sociedades y de nuestros ciudadanos.
Por todo ello, me permito animarles a que prosigan su valiosa e intensa labor. Una labor que, en la sesión que hoy celebra este Consejo, se centra fundamentalmente en la ampliación de la Organización y en el reforzamiento de sus relaciones con otros Estados del mundo. Una tarea que puede plantear algunas dificultades pero que, sin duda, puede enriquecer los trabajos de esta Institución, al tiempo que potenciar su peso e influencia a escala global.
Muchas gracias de nuevo, Señor Secretario General, Señoras y Señores Embajadores, por su recibimiento y atención.