Q
uiero ante todo agradecer la deferencia que ha tenido Vuestra Excelencia al invitarme a visitar Alemania por primera vez de manera oficial. Mi estancia en Berlín y Dresde constituirá sin duda una ocasión excelente para conocer de cerca una parte significativa de este gran país amigo, socio y aliado de España que es Alemania.
Por ello, me complace mucho estar hoy aquí en el magnífico marco de ?Bellevue?, y tener así la ocasión de contribuir a las buenas relaciones entre Alemania y España.
Es para mí un gran honor volverles a encontrar tras la Visita de Estado de Vuestra Excelencia y la Señora Rau a España en el pasado mes de noviembre. Y constituye también para mí motivo de honda satisfacción volver a Alemania tras mi visita a Bonn en febrero de 2000, con motivo de la inauguración de la exposición ?Carolus?, brillante testimonio de un período de nuestra historia compartida; así como a Hannover, en julio de 2000, con motivo del Día Nacional de España en la EXPO.
La República Federal de Alemania constituye una de las democracias más admiradas del mundo y un socio clave en nuestro empeño por construir una Europa cada vez más integrada. El recuerdo de nuestro intenso pasado común como socios europeos trae siempre a la memoria las impresionantes imágenes de un pueblo que se levantó contra la injusta división que le había sido impuesta. Esta revolución pacífica, que tanta admiración y profunda solidaridad suscitó en mi país, fue el detonante de una profunda transformación en todo el continente, cuyo feliz resultado es la próxima ampliación de la Unión Europea, símbolo más visible de una verdadera reunificación de los pueblos y Naciones que compartimos la condición de europeos.
En el curso de mis jornadas berlinesas voy a tener la oportunidad de conocer mejor la realidad alemana a través del contacto con sus instituciones, tanto federales como regionales, que han hecho de este país un modelo ejemplar de organización política. Mi estancia en Berlín me dará también la ocasión de comprobar la vitalidad de la cultura, la empresa y la sociedad alemanas, resumidas en una metrópoli llena de significados, destinada a seguir siendo protagonista del futuro.
Esta vitalidad berlinesa y alemana se refleja de manera especial en el interés por la cultura y lengua españolas. Mi estancia aquí servirá de ocasión para inaugurar formalmente el Instituto Cervantes de Berlín, tercero de los abiertos en Alemania.
Señor Presidente,
Señora Rau,
Dresde será la segunda y última etapa de mi viaje, que no podía resultar completo sin rendir homenaje a una ciudad que, por tantos motivos, simboliza de manera muy especial la capacidad de superación de los alemanes. El profundo valor que los ciudadanos de Dresde y de toda Sajonia conceden a la conservación de su patrimonio cultural es una lección para todos, ya que en él encierra la vigorosa defensa de una seña de identidad colectiva de la que pueden considerarse orgullosos.
Tengo enorme interés por acercarme a esa realidad y compartir con los ciudadanos de Dresde la ilusión de un futuro del que se sienten legítimamente acreedores, pues el esfuerzo y la solidaridad de todos lo ha hecho posible.
Este esfuerzo y solidaridad ha construido la Europa que hoy conocemos y debe sin duda seguir construyendo la del futuro, la que legaremos a generaciones venideras, de alemanes, de españoles; en suma, de europeos.