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uiero expresar, en primer lugar, mi satisfacción por poderme reunir hoy con ustedes en esta vibrante ciudad de Shanghai, la?cabeza del dragón?, y símbolo de esta nueva China que a pasos de gigante se está convirtiendo en una gran potencia económica y política. Ninguna ciudad del mundo ha conocido, en la última década, un crecimiento tan extraordinario, en cantidad y en calidad, como la suya, que se está consolidando como una de las mayores y más modernas metrópolis mundiales y referencia obligada en el mundo actual y futuro de una economía globalizada gracias a los avances en las comunicaciones y redes electrónicas.
Por eso confieso que siento una especial satisfacción al participar en esta ceremonia inaugural de la Expohábitat 2000, la mayor feria que un país europeo haya celebrado individualmente en China, y agradecer la inestimable colaboración de la municipalidad de Shanghai, del Chinese Council for the Promotion of International Trade, del Ministry of Foreign Trade and Economic Cooperation, y demás autoridades chinas. Sin su ayuda y colaboración la Expohábitat 2000, que hoy inauguramos, no habría sido posible.
Permítanme que comience pasando revista brevemente a lo que son en la actualidad nuestras relaciones bilaterales en el terreno económico. China, tras el espectacular crecimiento de los últimos años, es hoy en día la séptima potencia mundial y el cuarto exportador mundial. Figura además entre los cinco mayores receptores mundiales de inversión extranjera.
Por su parte, España es hoy un país altamente industrializado, que se ha convertido en la octava potencia industrial del mundo. Es miembro de la Unión Europea y forma parte de su moneda, el Euro. Goza de una situación macroeconómica saludable y es el país de la Unión que más rápidamente está creciendo en los últimos años, habiéndose convertido en exportador neto de capital.
Hasta hace pocos años, sólo un puñado de empresarios españoles, verdaderos pioneros, se habían atrevido a abordar el mercado chino. Pero en los últimos años las cosas están cambiando. Shanghai es el mejor ejemplo de ello. Sólo una década atrás, cuando este bosque de rascacielos que hoy es Pudong no era más que campos de arroz, no había ninguna empresa española en esta ciudad. Hoy pasan de 30. Y si nos referimos a la República Popular en su conjunto, el número de empresas ha pasado de media docena a 148, entre empresas mixtas y oficinas de representación. Sólo en Hong Kong hay otras 50, y su número se ha doblado en este periodo.
Hace dos años, España no tenía ninguna presencia institucional en Shanghai. Ahora disponemos del Consulado General y de la Oficina Comercial.
Además, mi país participa de forma destacada, junto a la Unión Europea y al Ayuntamiento de Shanghai, en la Escuela de Negocios China-Europa, que tiene su sede en Pudong. Consideramos que China necesita buenos directivos para sus empresas y que contribuir a formarlos es uno de los modos más eficaces en que la Unión Europea puede ayudar a China a avanzar hacia la economía de mercado. Las nuevas generaciones de empresarios jóvenes y dinámicos, conocedores tanto de los sistemas de gestión empresarial occidentales como de la realidad de su país, servirán de puente para facilitar la cooperación y los intercambios entre China y Europa; y también para asentar y afianzar el proceso de reformas que este país está acometiendo.
Sin embargo, nuestra presencia comercial e inversora en China, la presencia de España, está aún muy por debajo de su verdadero potencial.
Las empresas españolas afincadas aquí no representan siquiera el 3% del número de empresas europeas en China, y, en cuanto a nuestras relaciones comerciales, las exportaciones españolas a China representan menos del 1% de nuestra exportación total. China, en cambio, tiene una presencia comercial en España mucho más intensa, con casi el 3% de nuestra importación total.
Podríamos explicar esta escasa presencia en base a numerosos factores. En particular, el hecho de que el proceso de internacionalización de la empresa española es un fenómeno reciente, o el que China sea para España un país geográfica y culturalmente lejano, frente a la cercanía de Europa, con quien compartimos mercado y moneda, de los países del norte de África, tan cercanos física e históricamente, o de los países iberoamericanos, por su proximidad cultural e idiomática.
Pero España no puede permitirse el lujo de estar ausente de un mercado como el chino, que en los próximos años va a crecer extraordinariamente, no sólo por factores intrínsecos sino también como resultado de su adhesión a la Organización Mundial de Comercio.
Como consecuencia de este convencimiento, el Gobierno español acaba de lanzar un plan marco para Asia-Pacífico, en el que China lógicamente va a ser protagonista, con el objetivo de que España juegue el papel que le corresponde en el desarrollo futuro de esta región.
En efecto, las autoridades y los empresarios chinos se hallan ante una oportunidad única para colocar a China a la altura de las grandes potencias económicas del Siglo XXI, y los empresarios españoles están aún a tiempo de colaborar en este proyecto, convirtiéndose en socios solventes para las empresas chinas, aportando sus conocimientos tecnológicos de vanguardia, su experiencia internacional y sus modernas técnicas de gestión.
La Administración española, dentro del plan marco Asia-Pacífico, pretende colaborar en esta mayor implicación de las empresas españolas en el mercado chino.
Por un lado, se ha firmado un nuevo protocolo financiero por 700 millones de dólares para el periodo 2000-2002 para la financiación de proyectos con créditos blandos que pueden ser un instrumento muy útil, a la hora de fomentar la mejora de las infraestructuras de las zonas relativamente más atrasadas del centro y el oeste. No dejen que se desaproveche esta oportunidad.
Por otro lado estaría la Expohábitat 2000 que constituye un esfuerzo sin precedentes de la Administración española a la hora de promocionar sectores relacionados con el hábitat. En Expohábitat 2000 un total de 176 empresas españolas van a ofrecer al visitante una excelente muestra de la oferta española en productos de decoración, y materiales de construcción y saneamiento.
España, al igual que China, posee una larga historia en la fabricación de estos productos, y ha desarrollado una tradición artesanal reconocida en todo el mundo. Los fabricantes españoles de productos para el hábitat han sabido llevar a cabo con éxito la difícil labor de compaginar esta tradición con la más moderna tecnología en los procesos de producción, logrando unos estándares de calidad, durabilidad y acabados que han permitido a nuestros productos haberse consolidado en los principales mercados mundiales.
Pero hay otro factor importante, quizá menos tangible, que contribuye a la atracción de nuestros productos: La creatividad de España, ya reconocida universalmente en campos como la pintura o la arquitectura y que tiene su reflejo también en los sectores y productos presentes en Expohábitat 2000.
Expohábitat no acaba aquí. Como señalaba anteriormente, España es hoy una potencia industrial y además, participante activo en la economía mundial, especialmente en Latinoamérica, donde ocupa el puesto de primer país inversor, por delante de Estados Unidos. Sin embargo, nuestra presencia en China desde el punto de vista de la inversión es aún reducida. ¡Esto debe cambiar!
Por eso, uno de los componentes esenciales dentro del programa de Expohábitat 2000 es el Foro de Inversiones y Cooperación Empresarial Hispano-China, cuyo principal objetivo es que se formen alianzas estratégicas entre empresas de los dos países, que propicien la inversión productiva, la transferencia de tecnología, la creación de joint-ventures y otras múltiples formas de colaboración conjunta.
Pretendemos, finalmente, (como comenté ayer) que, al amparo de esta muestra, el público a quien se dirige tenga también la oportunidad de interesarse por la cultura española. Por eso, se ha organizado también un extenso programa de actividades paralelas, especialmente en las áreas de la pintura y el baile flamenco modernos.
El Gobierno de España considera Expohábitat 2000 como una amplia plataforma para el desarrollo del comercio, de la inversión directa de España en China, y para la extensión del conocimiento mutuo.
En este sentido, somos conscientes de que nuestros dos países se conocen todavía muy poco, y de que el esfuerzo para que España sea mejor conocida en China debe completarse con otro para que China sea mejor conocida en España. Una tarea en la que deben participar Gobierno y Administración, empresarios y medios de comunicación, Universidades y sociedad en su más amplio sentido.
Hace 27 años que la República Popular de China y España establecieron relaciones diplomáticas, y desde entonces nuestros lazos políticos y económicos han repercutido de forma creciente y favorable en una mejora del bienestar de nuestros pueblos. Expohábitat 2000 quiere ser una prueba, de gran envergadura, de nuestra continuada confianza en China como socio comercial y como país amigo en Asia.
Muchas gracias.