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ecibimos hoy con especial satisfacción en esta Embajada de España al cardenal secretario de Estado de Su Santidad.
Esta Casa simboliza, desde cuatro siglos, los sentimientos de profunda espiritualidad católica del pueblo español, que hemos renovado esta mañana ante el Santo Padre.
Es mi deseo sincero que estos sentimientos se conserven y se acrecienten para bien de todos los españoles, y, con este fin, que las relaciones entre la Santa Sede y el Gobierno español sean cada día más estrechas y más positivas para una fructífera cooperación.
Las palabras de afecto y solicitud que hemos escuchado esta mañana de Pablo VI nos han llenado de emoción. Yo os pido, Eminencia Reverendísima, que lo digáis así al Santo Padre, por cuya salud y ventura personal invito a todos a levantar sus copas conmigo.