oña Sofía acudió al Teatro Real para presidir la inauguración de la nueva temporada, que comienza con la representación de laópera de Richard Strauss "Elektra", con libreto de Hugo von Hofmannstahl basado en la obra de Sófocles, con la dirección escénica a cargo de Klaus Michael Grüber y la musical de Semyon Bychkov.
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón; la subsecretaria de Cultura, Mercedes Elvira del Palacio; el presidente del Patronato de la Fundación del Teatro Real, Gregorio Marañón, y el director-gerente del Teatro Real, Miguel Muñiz, entre otras personalidades, acompañaron a la Reina en la representación. Una vez finalizada laópera, Doña Sofía bajó al escenario para felicitar a los responsables artísticos y a los miembros de elenco.
Elektra, psicodrama en unúnico acto estrenado en la Hofoper de Dresde el 25 de enero de 1909, es una lógica prolongación de Salomé de 1905: reelaboración moderna de un mito de la Antigüedad, protagonismo femenino psicopatológico y con aura de fatalidad, la danza como memento dramatúrgico destacado, amor obsesivo y muerte como conclusión. Hugo von Hofmannsthal actualizó a Sófocles de forma radical; la Historia se reduce aun mínimo a favor de una manifestación de estados psíquicos extremos: el odio de Electra, las pesadillas de Clitemnestra, el miedo de Crisótemis, en suma todo un palacio traumatizado por la muerte de Agamenón.
Llamada por "Strauss Tragödie" y no "Musikdrama", hace uso de la anagnórisis del teatro griego (reconocimiento mutuo de Orestes y Elektra) como punt oculmninante que entrevera explosivas disonancias con un lirismo sin límites. A diferencia de Salomé, Elektra no se diferencia internamente en actos latentes; emplea una alternancia de constelaciones de personajes con un elevado tempo dramático que lleva las disonancias a los límites de la tonalidad y las combina en una monumental construcción de bloques sonoros politonales.
Según Gabriel Menéndez Torrellas, la orquesta es la más voluminosa utilizada por Strauss e incluye abundante percusión; su presencia es esencial en los interludios y en la danza final, aunque también como subconsciente oculto tras el canto de los protagonistas, en particular cuando Clitemnestra narra los sueños que la perturban. En el encuentro entre hermanos es la orquesta la que atraviesa fases de emoción, apogeo y distensión, tras las cuales entona Electra una de las más inspiradas páginas del compositor. Punto de inflexión de un expresionismo desatado entre Salomé y Rosenkavalier, Strauss despertó a los espectros de la conciencia para que nos conmoviesen con sus cantos.