su llegada al Teatro Campoamor, Su Majestad el Rey, acompañado por Su Majestad la Reina y Su Majestad la Reina Doña Sofía, fueron recibidos por el alcalde de Oviedo, Wenceslao López, y el presidente de la Fundación Princesa de Asturias, Matías Rodríguez Inciarte. Después de acceder al interior del Teatro, los Reyes y Doña Sofía fueron recibidos por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani; el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk; el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker; la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor; el presidente del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, Koen Lenaerts; el presidente del Principado de Asturias, Javier Fernández; el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Alfonso Dastis; ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo; la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina; el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete; el vicepresidente del Parlamento Europeo, Ramón Luis Valcárcel, y la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo.
A continuación, Don Felipe y Doña Letizia accedieron al interior del Teatro Campoamor por el pasillo central y ocuparon su lugar en la mesa presidencial, mientras Doña Sofía se dirigió al Palco Real. Tras la interpretación del Himno Nacional, a cargo de la Banda de Gaitas "Ciudad de Oviedo", Su Majestad el Rey declaró abierto el acto de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2017.
Seguidamente, Don Felipe concedió sucesivamente la palabra al presidente de la Fundación Princesa de Asturias, Matías Rodríguez Inciarte; al premio Princesa de Asturias de las Letras, Adam Zagajewski; al premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, Marcos Mundstock, de Les Luthiers, y a Alicia Menéndez, miembro de la Secretaría de la Fundación, quien dio lectura al acta de concesión de los Premios.
A continuación, Su Majestad el Rey entregó los Premios Princesa de Asturias 2017:
- Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica: Rainer Weiss, Kip S. Thorne, Barry C. Barish y la Colaboración Científica LIGO, por la detección directa de las ondas gravitacionales, ondulaciones del espacio-tiempo anticipadas por Albert Einstein en su Teoría de la Relatividad General hace ahora un siglo. Este logro responde a uno de los desafíos más importantes de la física en toda su historia. El premio reconoce el talento individual y la obra colectiva de más de mil investigadores de un centenar de instituciones de dieciocho países. El proyecto LIGO supone un reto tecnológico de primera magnitud. La extraordinaria precisión alcanzada por sus instrumentos ha permitido observar colisiones de agujeros negros muy masivos que ocurrieron hace más de mil millones de años. La detección de ondas gravitacionales abre una nueva ventana para el estudio del universo, que permitirá descubrir nuevos fenómenos y alcanzar regiones del espacio-tiempo no accesibles con las técnicas actuales.
- Premio Princesa de Asturias de las Letras: Adam Zagajewski, poeta y ensayista polaco, su poesía –así como sus reflexiones sobre la creación y su intenso trabajo memorialístico– confirma el sentido ético de la literatura y hace que la tradición occidental se sienta una y diversa en su acento nativo polaco, a la vez que refleja los quebrantos del exilio. El cuidado por la imagen lírica, la vivencia íntima del tiempo y el convencimiento de que tras una obra artística alienta el fulgor, inspiran una de las experiencias poéticas más emocionantes de la Europa heredera de Rilke, Miłosz y Antonio Machado.
- Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional: Hispanic Society of America, organización fundada en 1904 por Archer Milton Huntington para defender, valorar y potenciar el arte, las tradiciones y la historia de España y Portugal, así como de los países en los que el español y el portugués seguían siendo hablados. El Jurado ha reconocido el papel de la Hispanic Society of America en la promoción de la cultura y valores de lo hispano y lo latino, a través de la creación de un museo, una biblioteca y una institución educativa, de acceso público y gratuito, y destacado la importancia de la labor de la Hispanic Society of America en un momento en el que la cultura hispana, reflejada en millones de personas, está pujando por mantener su presencia y vigor en toda América, con una muy relevante proyección hacia el futuro.
- Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades: Les Luthiers, uno de los principales comunicadores de la cultura iberoamericana desde la creación artística y el humor, nacido hace medio siglo en el ámbito universitario. Su original tratamiento del lenguaje, de los instrumentos musicales y de la acción escénica atrae a cientos de miles de espectadores de todas las generaciones, que han convertido a Les Luthiers en un espejo crítico y en un referente de libertad en la sociedad contemporánea.
- Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales: Karen Armstrong, estudiosa de los fenómenos religiosos, es una de las mayores autoridades actuales en el conocimiento de las tres religiones del Libro, Judaísmo, Cristianismo e Islam. Sobresale por la profundidad de sus análisis históricos, por su inmensa labor bibliográfica e investigadora, así como por su compromiso activo con la difusión de un mensaje ético de compasión, paz y solidaridad. La doctora Armstrong participa también activamente en diversas instituciones internacionales encargadas de propiciar el diálogo cívico religioso. Al otorgar este premio, el jurado quiere destacar la relevancia del estudio de las religiones para comprender la sociedad y el mundo contemporáneos.
- Premio Princesa de Asturias de Deportes: Selección masculina de rugby de Nueva Zelanda, conocida como los "All Blacks", por haberse convertido en un icono de este deporte en el mundo, gracias a sus extraordinarios éxitos deportivos logrados a lo largo de los años y por reflejar grandes valores como la solidaridad y la deportividad. La selección de Nueva Zelanda es el combinado nacional más laureado de la historia del rugby. El jurado también ha valorado el altísimo porcentaje de victorias que la sitúa entre los equipos más exitosos de cualquier deporte. Esta selección, además, está considerada un ejemplo de integración racial y cultural, que ha contribuido a la unidad de neozelandeses de diferente origen, simbolizado en la haka –danza tribal maorí–, vínculo con sus raíces y su patrimonio ancestral.
- Premio Princesa de Asturias de las Artes: William Kentridge, uno de los artistas más completos e innovadores del panorama internacional. De nacionalidad sudafricana, ha expresado en su obra emociones y metáforas relacionadas con la historia y la realidad de su país, que trascienden, sin embargo, estas últimas, y plantean cuestiones esenciales de la condición humana, combinando temas en que predomina la investigación puramente poética y estética con los de contenido sociopolítico. Se trata, por tanto, de un artista profundamente comprometido con la realidad. Creador meticuloso y profundo, ha utilizado el dibujo, siguiendo la mejor tradición, como principal instrumento de expresión artística, a través no solo de las obras sobre papel, el collage, el grabado y la escultura, sino también del videoarte, las películas animadas, las instalaciones y la escenografía, tanto en teatro como en ópera. En la última década ha recibido el reconocimiento de grandes museos como el Louvre y el Museo de Arte Moderno de Nueva York, con exposiciones celebradas en ellos sobre el conjunto de su obra, que representa la contribución más destacada del continente africano a la creación artística contemporánea con proyección mundial.
- Premio Princesa de Asturias de la Concordia: Unión Europea, cuando se cumplen sesenta años de la firma del Tratado de Roma. La Unión Europea ha logrado el más largo período de paz de la Europa moderna, colaborando a la implantación y difusión en el mundo de valores como la libertad, los derechos humanos, y la solidaridad; estos valores de la Unión Europea proyectan esperanza hacia el futuro, en tiempos de incertidumbre, proponiendo un ejemplo de progreso y de bienestar.
Después de la entrega de diplomas, Don Felipe concedió sucesivamente la palabra al premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional, Philippe de Montebello, y a los premios Princesa de Asturias de la Concordia, Jean-Claude Juncker, Donald Tusk y Antonio Tajani.
Tras estas intervenciones, Su Majestad el Rey pronunció su discurso, que comenzó recordando los incendios ocurridos la semana pasada en España y Portugal. Don Felipe expresó “todo nuestro afecto y solidaridad a las miles de personas que en Galicia, en Asturias, en Castilla y León y en la nación hermana de Portugal, han sufrido los terribles incendios de los últimos días. Compartimos el profundo dolor de las familias de las víctimas. Y transmitimos nuestro reconocimiento a todos los que de manera ejemplar han luchado en ambas naciones contra esta tragedia que solo produce destrucción, pobreza y muerte. Vaya desde aquí nuestro homenaje a los profesionales, voluntarios y vecinos que se han entregado con tanta tenacidad a esa lucha"
Tras dedicar un recuerdo a su hija, Su Alteza Real la Princesa de Asturias, Don Felipe agradeció su labor a todos los premiados que "con su genio y su compromiso, nos ayudan a acercarnos a algunos de los aspectos más positivos de la vida, de nuestra existencia, de nuestro mundo. Porque es en los momentos peores, en los más difíciles, cuando frecuentemente y de manera más nítida evocamos todo lo positivo, lo bueno; todo lo que, siendo intrínseca y profundamente humano, nos hace mejores y nos llama a ser más justos, más honrados y a tener más confianza. Hablo del arte, la literatura, la ciencia, la cultura, el pensamiento, hablo de la solidaridad y la concordia". A continuación, Su Majestad el Rey repasó algunos de los méritos de los premiados.
De los doctores Rainer Weiss, Kip S. Thorne y Barry C. Barish y los más de 1.000 investigadores de un centenar de instituciones de 18 países, que conforman la Colaboración Científica LIGO, señaló que "su máxima ambición reside en saber cada día un poco más, en descubrir, analizar y entender la realidad. Incluso aunque ésta sea de comprensión tan difícil para los profanos; como lo es, en este caso, la que, siguiendo a Einstein y su prodigiosa inteligencia, se sumerge en los enigmas del Universo".
Sobre la Hispanic Society of America, Premio de Cooperación Internacional, Don Felipe, destacó que "es el resultado de la inmensa generosidad de Huntington, sí, pero también de su profundo amor por la cultura milenaria de las comunidades de hablas española y portuguesa, por su devenir histórico y sus tradiciones; y de su respeto por todo ello. Y ese amor y ese respeto han quedado marcados en la belleza y coherencia de su colección y en las iniciativas que la Hispanic Society lleva a cabo para dar a conocer su tarea y luchar contra el olvido; que es, como lo calificaba nuestro premiado Todorov, una triste forma de barbarie".
Acerca de Les Luthiers, que han recibido el Premio de Comunicación y Humanidades, Su Majestad el Rey señaló que "el sentido del humor es inherente a su larga y muy viajada trayectoria. Y con él —o a través de ese humor musicalizado— una asombrosa y precisa capacidad para la reflexión, muchas dosis de observación inteligente y mucha, mucha cultura. Estos son los ingredientes básicos de sus espectáculos, y son los que les han llevado a alcanzar su enorme éxito a nivel internacional y, sobre todo, entre la comunidad hispanohablante del mundo".
De los "All Blacks", Premio de los Deportes, Don Felipe puso de relieve que "son un ejemplo de diversidad, de fusión de culturas y tradiciones; un impagable ejemplo, sobre todo para los niños y jóvenes del mundo, que deben aprender a practicar el deporte —cualquier deporte—, con un espíritu solidario, inclusivo y fraternal".
De Karen Armstrong, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, Don Felipe afirmó que "ha sabido precisar el sentido y la definición de la palabra compasión. Transformar la compasión en una fuerza clara, luminosa y dinámica es para ella una necesidad urgente. Solo así podremos trascender al egoísmo y utilizar todo nuestro potencial como seres inteligentes y espirituales".
Sobre Adam Zagajewski, Premio de las Letras, el Rey recordó que "ha sufrido el dolor de la separación, de la violencia, la guerra y el exilio. Ha vivido intentando, sin embargo —o quizá por ello—, atrapar el instante, ese momento de suspensión en el que toda la belleza del mundo puede quedar condensada en un sólo verso".
De William Kentridge, Premio de las Artes, Su Majestad el Rey señaló que "conoce de cerca el sufrimiento de la discriminación, la injusticia del apartheid y el dolor padecido durante años por sus compatriotas sudafricanos. Ha sabido reflejar esta experiencia y su conciencia de hombre blanco privilegiado en una obra intensa, comprometida y valiente que lo ha convertido en uno de los artistas más destacados y admirados de nuestro tiempo en todo el mundo y, muy especialmente, en el continente africano, cuyas relaciones culturales, políticas y sociales con otros continentes son, como afirmó en este mismo escenario el inolvidable Nelson Mandela, “un orgulloso y creativo logro de la sensibilidad humana”.
De la Unión Europea, galardonada en esta edición con el Premio de la Concordia, Su Majestad el Rey destacó que "ha hecho posible el periodo más largo de paz de la Europa moderna y ha impulsado sus mejores valores —especialmente los Derechos Humanos— en toda la Comunidad Internacional. Es un ejemplo de progreso y bienestar en tiempos de incertidumbre. Y representa la firmeza democrática frente al fanatismo; la libertad frente a la tiranía; la convivencia frente a la discordia; la cultura frente a la ignorancia".
"En estos tiempos duros y difíciles que vivimos, es necesario más que nunca reivindicar los principios democráticos en los que creemos y en los que se sustenta nuestra vida en común. Son tiempos para la responsabilidad. Nuestros ciudadanos lo merecen, lo necesitan y lo exigen. Unos ciudadanos que desean convivir y progresar en paz y que diariamente ofrecen un ejemplo de sacrificio, entrega y compromiso con su país", manifestó Don Felipe antes de concluir sus palabras.
Finalmente, y tras la interpretación del Himno de Asturias, los galardonados abandonaron el escenario a los acordes de "El Xarreru". Su Majestad el Rey declaró clausurado el acto de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2017 y convocados los Premios Princesa de Asturias 2018.
Sus Majestades los Reyes y Su Majestad la Reina Doña Sofía regresaron al Hotel de la Reconquista, donde ofrecieron una recepción en honor de los invitados.
La ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias es la principal actividad que desarrolla la Fundación Princesa de Asturias, una institución privada sin ánimo de lucro, cuyos objetivos son contribuir a la exaltación y promoción de cuantos valores científicos, culturales y humanísticos son patrimonio universal y consolidar los vínculos existentes entre el Principado de Asturias y el título que tradicionalmente ostentan los herederos de la Corona de España. Su Majestad el Rey ha sido Presidente de Honor de la Fundación desde su creación en 1980. Tras su proclamación como Rey de España el 19 de junio de 2014, Su Alteza Real la Princesa de Asturias ostenta la Presidencia de Honor de esta institución.
Destinados a distinguir la labor científica, técnica, cultural, social y humanitaria realizada por personas, instituciones, grupos de personas o de instituciones en el ámbito internacional, estos galardones se conceden en ocho categorías: Artes, Letras, Ciencias Sociales, Comunicación y Humanidades, Investigación Científica y Técnica, Cooperación Internacional, Concordia y Deportes.
La ceremonia que se celebra tradicionalmente en el Teatro Campoamor de Oviedo está considerada como uno de los actos culturales más importantes de la agenda internacional. A lo largo de su historia, estos galardones han recibido distintos reconocimientos, como la declaración extraordinaria que la UNESCO realizó en 2004 por su excepcional aportación al patrimonio cultural de la Humanidad.