Cristina… Esto se podría haber avisado, ¿no?… A mí también me habría gustado tener una intervención como la tuya, en formato vídeo -mucho más cómoda- y aparecer tan joven …
La clausura del acto tendrá que seguir el formato clásico... Como los buenos finales de siempre…
Muchas gracias a todos por acompañarnos en esta gala de presentación del Anuario Cotec, una cita ineludible de la comunidad innovadora desde hace tres décadas.
Quiero saludar muy especialmente a quienes asisten por primera vez a este encuentro, muchos nacidos años después de que se presentaran los primeros informes de la Fundación … -con ellos, con vosotros, la media de edad se ha reducido notablemente...-
Y quiero agradecer la colaboración de todos los que me han precedido en el escenario : a los redactores del Anuario -alumnos del Master de periodismo de agencia de la Universidad Carlos III y la Agencia EFE-; a los coordinadores de los proyectos y sus equipos; a los autores de los cortos redondos; a los expertos más jóvenes de “Los 100”; a los becarios; a los músicos; a los intérpretes de lengua de signos; a los presentadores (Albanta y Chim), que han tenido el valor de levantar la mano para hacerse con la palabra y la generosidad de cedérsela a los demás. También permitidme el agradecimiento a la “fugaz” maestra de ceremonias.
Dejo para el final a Álvaro, Elena, Jon, Sara, David y Olimpia, quienes fueron seleccionados para crear el concepto y diseñar este original Anuario. Cotec quiso escuchar a los jóvenes para crear un libro y los seis decidieron que la escucha no era solo el punto de partida, sino también el modo de avanzar y la meta hacia la que dirigirse. Así nació la idea que ha marcado toda la gala y que da nombre al Anuario: el libro que escucha. Qué mensaje tan sugerente y desafiante. Tenemos mucho que aprender de la juventud.
"...Este año Cotec ha querido poner en valor una óptica intergeneracional, sumándola a su tradicional enfoque. Y ha sido todo un acierto porque la manera en que los jóvenes interactúan con el mundo es siempre innovadora. El Anuario os ha escuchado. Hoy todos lo hemos hecho. Y nos habéis impresionado con vuestra mirada lúcida y comprometida (…) Gracias por brindarnos la oportunidad de conoceros..."
En una sociedad desbordada por la generación y difusión de contenidos, la atención se ha vuelto un bien escaso y muy preciado por el que se compite constantemente. Lo supo anticipar, hace casi un siglo, una joven filósofa, Simone Weil, para quien la atención era la forma más rara y pura de la generosidad.
Este año Cotec ha querido poner en valor una óptica intergeneracional, sumándola a su tradicional enfoque. Y ha sido todo un acierto porque la manera en que los jóvenes interactúan con el mundo es siempre innovadora. El Anuario os ha escuchado. Hoy todos lo hemos hecho. Y nos habéis impresionado con vuestra mirada lúcida y comprometida, con la profundidad de vuestras reflexiones sobre la escucha y el proceso creativo, con la claridad con la que expresáis las preocupaciones y los problemas que compartís como generación, con el entusiasmo con el que habláis de los proyectos de innovación en los que trabajáis y el rigor con el que abordáis los temas que os apasionan y en los que os habéis especializado. Gracias por brindarnos la oportunidad de conoceros.
Señoras y señores, queridos jóvenes,
La atención, además de un regalo generoso, es también una garantía. No sólo hay un volumen de contenidos cada vez más difícil de procesar, sino que buena parte de ellos son cada vez más artificiales y menos fiables. Distinguir lo verdadero de lo falso, lo genuino de la copia, lo relevante de lo banal, resulta cada día más complicado, hasta el punto de que a veces resulta prácticamente imposible.
Nos enfrentamos a un mar de mensajes cada vez más vasto y profundo. Y para navegarlo, no solo hace falta una atención cuidadosa por parte de quienes los reciben, sino también un mayor compromiso por parte de quienes los generan: compromiso con la claridad y la honestidad.
Si como señalan algunos autores, una población que no puede prestar atención no puede ser, a largo plazo, una democracia, debemos recuperar esa capacidad de concentración, no solo por nosotros, sino por el futuro de nuestra sociedad y de la democracia misma, que como bien dice Santiago Muñoz Machado, “requiere mucho cuidado, mucha atención”.
Escuchémonos más, pero no de cualquier manera. La escucha activa exige participación. El afán de conocimiento y el espíritu crítico no están reñidos, son complementarios. Así es como avanzan el conocimiento y las sociedades democráticas. Escuchar con atención no es solo un acto de generosidad, es, en esencia, un ejercicio de responsabilidad y, por lo tanto, en última instancia, un ejercicio de libertad. Gracias Cotec por ofrecernos esta mirada.
Gracias a todos por vuestra atención, por vuestra escucha, por vuestra generosidad.