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Palabras de S.M. el Rey en los Premios Internacionales de Periodismo “Rey de España” y “Don Quijote” de Periodismo

Casa América. Madrid, 09.06.2021

Estamos en Casa de América, que ya se acerca a cumplir 30 años de vida y de incansable trabajo en beneficio de esa cercanía, afecto y vocación que nos une de tantas maneras al hemisferio americano, especialmente a Iberoamérica. Por eso, son varias ediciones de estos premios las que se han entregado aquí y es tan frecuente que para todo tipo de iniciativas y proyectos por y para los países de esa querida Región nos encontremos en este lugar tan especial de Madrid. Lo hacemos con gusto y porque esta Casa nos acoge a todos los que también nos sentimos iberoamericanos.

Hace justo 6 meses tuve el honor de entregar estos Premios Internacionales de Periodismo Rey de España y el Premio Don Quijote en su anterior edición, y aquí estamos de nuevo, juntos, para celebrar este orgullo de buen periodismo, que nos vuelve a reunir para conocer a los ganadores de su 38ª edición.

Son unas distinciones que asumen la promoción del mejor periodismo en las dos grandes lenguas internacionales ibéricas, el español y el portugués; y lo hacen en un espacio cultural y geográfico que abarca todos los continentes impulsando la mayor calidad de vuestra profesión en una treintena de naciones hermanas. Se trata de un reconocimiento al trabajo bien hecho que tiene mayor valor, si cabe, en estos tiempos difíciles –todavía- para muchos, debido a la pandemia que ha marcado, en algunos casos, el rumbo de las piezas premiadas.

Con estos galardones, la Agencia EFE y la Aecid (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo) ponen en valor las historias más excepcionales de Iberoamérica desde hace ya 38 años. Ello es muestra, sin duda, de un proyecto bien asentado gracias al empuje y a la visión de las instituciones organizadoras.

Elogiamos, pues, la excelencia de diez trabajos: Diferentes maneras de contar la verdad, rigurosa, a través de la escritura, la imagen o el sonido. Labores informativas que atrapan porque: crean conciencia, denuncian, contribuyen a la educación de las sociedades, ayudan a entender y a velar por los valores de la Democracia, por los derechos humanos, por la igualdad entre hombres y mujeres.

Sus autores buscan dar la mayor visibilidad a las vidas de otras personas, a realidades extraordinarias o cotidianas en las que se insertan, siendo ellos protagonistas, responsables o incluso víctimas de esas realidades. Y muchas veces llegan a poner en riesgo su propia existencia y la de sus familias. Son informadores de Colombia, Cuba, Chile, México, Guatemala, Portugal y España, que engrandecen nuestra identidad común, en español y en portugués, y nos llenan de humanidad.

Han sido 175 candidaturas de periodistas de los países que integran la Comunidad Iberoamericana y de naciones con las que España mantiene vínculos de naturaleza histórica, así como relaciones culturales y de cooperación. Una suerte de temas culturales, sociales, de género o medioambientales que demuestran que el nuestro periodismo está vivo, lo que supone, sin duda, un logro meritorio que refuerza los derechos y libertades de nuestras sociedades.

"...es muy necesario proporcionar a las nuevas generaciones una formación integral, equilibrada, que estimule la pasión por la lectura, por el lenguaje, capacitándolas para que no se pongan límites a su vuelo intelectual, y para que desarrollen su espíritu crítico, su libertad de pensamiento y expresión, a partir del conocimiento y de los valores básicos de convivencia en democracia..."

Enhorabuena por todo ello a los premiados, a las instituciones organizadoras y a las empresas patrocinadoras y colaboradoras.

Señoras y señores,
Vivimos tiempos difíciles en materia sanitaria; la aparición del virus de la Covid-19 nos ha hecho enfrentarnos a retos inmediatos que, sin duda, van a marcar el futuro de muchas profesiones. Y dentro de las profesiones, por supuesto la periodística también. Y en este contexto la pandemia ha demostrado nuevamente que la naturaleza de los medios de comunicación nace para el servicio al ciudadano.
Son muchos los desafíos. La batalla contra las noticias falsas o los vídeos descontextualizados difundidos a través de las redes sociales hacen cada vez más difícil la labor de verificación de las informaciones por parte de los propios medios de comunicación, y también de los consumidores.

La reputación periodística y el mayor prestigio de la profesión dependen de la calidad de la información, pero estos son tiempos en los que la inmediatez, la agilidad y el estilo tienen una particular importancia, lo que, en ocasiones, puede condicionar el propio rigor periodístico. La oportunidad para captar la atención del lector digital en una noticia es de milésimas de segundos. Por otro lado, el tránsito a la era digital está transformando la capacidad de concentración, la forma de leer, de interiorizar los conocimientos, de crear pensamiento propio.

Por ello es muy necesario proporcionar a las nuevas generaciones una formación integral, equilibrada, que estimule la pasión por la lectura, por el lenguaje, capacitándolas para que no se pongan límites a su vuelo intelectual, y para que desarrollen su espíritu crítico, su libertad de pensamiento y expresión, a partir del conocimiento y de los valores básicos de convivencia en democracia.

El periodismo es también literatura, es arte de creación. En español, los mejores escritores de los siglos XIX y XX, desde Galdós a Delibes, desde García Márquez a Mario Benedetti o Vargas Llosa. O en portugués, José Saramago. Todos han sido periodistas, pero el ADN del periodismo se halla sobre todo en nuestros días en la verificación de datos, en la búsqueda de fuentes solventes que detecten las noticias falsas y los bulos que, frecuentemente, se difunden a mucha más velocidad que la verdad.

El Covid-19 está acelerando la transformación digital y el cambio a modelos de pago en prensa. Por eso, la información de utilidad, entendida como servicio público, como la que hoy se reconoce aquí se vuelve más necesaria si cabe, ya que contribuye a formar de un modo responsable el criterio de las personas. Lo cierto es que, en un entorno, por una parte, de saturación informativa y, por otra, de desinformación, los periodistas son más necesarios que nunca. La verificación de datos es un pilar fundamental en la construcción de certezas o en la orientación dentro de la incertidumbre.

Por último, me quiero referir a todos los periodistas premiados esta tarde como ejemplo a seguir, y a la Agencia EFE, 1ª agencia del mundo en español, reconocida por la Unión Europea como Servicio Público Esencial, que ha tenido que adaptar sus sistemas de producción por la pandemia, pero que mantuvo los mismos niveles de información cuantitativa y cualitativa gracias a la entrega de sus profesionales, que cumplen con un estricto código ético y protocolo de actuación en la obtención y edición de la información. Un millar de periodistas que en los tiempos más duros de esta crisis sanitaria ha garantizado el derecho a la información.

Y termino reiterando mi enhorabuena a todos por estos premios, que contribuyen a valorar y respetar a los ciudadanos, a darles mayor visibilidad, y a cuidar de las democracias.

Muchas gracias.

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