Lo primero que quiero deciros es que aun con las circunstancias que padecemos me alegra mucho que podamos inaugurar este XXIII Congreso Nacional de la Empresa Familiar. Por ello, sobretodo quiero felicitaros por lograrlo, por seguir adelante, necesariamente bajo las normas y limitaciones derivadas de la pandemia.
Y también me alegra estar aquí hoy con vosotros, volver una vez más a acompañaros como tantas veces en los más de veinte años que lleváis organizando este encuentro. Gracias nuevamente por vuestra invitación, que valoro mucho porque es grande el aprecio que tengo hacia la labor del Instituto, hacia su historia y sus protagonistas y hacia el relevante espacio que ocupan ─y el papel que desempeñan─ vuestras entidades en la generación de empleo y riqueza para España.
Esta es la gran cita anual del IEF y vuestro habitual punto de encuentro, donde podéis reuniros, compartir proyectos, analizar preocupaciones comunes y proponer soluciones; así como establecer colaboraciones y valorar el porvenir, la visión de futuro que tenéis para vuestras empresas, para el conjunto de la economía española y para nuestra situación en relación a las condiciones y perspectivas de la economía y del mercado europeo e internacional.
Este año lo hacemos en un formato mixto, presencial y telemático, acorde con la situación que estamos viviendo, inédita en nuestro tiempo, tan dura en sus consecuencias y fuente de gran incertidumbre. Pero, sea de una u otra forma, lo importante es dar continuidad a un encuentro arraigado que permite, desde la perspectiva y la experiencia de la empresa familiar, reflexionar juntos y con la participación de expertos externos en las diferentes mesas de debate, sobre todos esos asuntos que os conciernen de forma particular o en relación al contexto general, económico, social y político.
Nadie duda de que el 2020 está siendo un año difícil, pero no podemos caer en el pesimismo. Sin duda, este virus representa un inmenso reto histórico para España, como para la UE y todos los países, en su papel interno y de cara al panorama mundial post Covid-19; no sólo para recuperarnos de su impacto, de los daños que ha generado, sino también para afrontar los retos que ya existían, que siguen ahí y que quizás no han hecho más que agrandarse o hacerse aún más urgentes: como son la sostenibilidad medioambiental y el riesgo climático, la mayor cohesión y equidad social, la revolución tecnológica digital o la gobernanza y cooperación tanto económica como política e institucional en los grandes asuntos globales.
Y es en momentos como estos cuando las instituciones, las empresas y las familias, tienen que demostrar su capacidad y voluntad para unir fuerzas y encontrar soluciones que procuren atender tanto corto como el medio y largo plazo.
Hay muchísimo talento e inteligencia; nunca antes hemos podido acceder a tanto conocimiento conectado ─no solo científico─, ni el mundo ha visto tanta capacidad productiva y económica. Tenemos que poder dar más esperanza, que poder alinear toda esa energía y voluntad que tiene nuestra sociedad para salir adelante y que en unos años podamos sentir el orgullo y la gratitud de haber superado este inmenso reto.
Al asistir a este Congreso quiero poner de relieve mi compromiso con las empresas familiares, pues sé muy bien que sois un pilar fundamental de nuestra sociedad, un factor que en estas circunstancias puede contribuir a liderar la necesaria recuperación económica y a dar esa esperanza que antes mencionaba. No en vano, el lema de este Congreso, es “La fuerza de la recuperación” y, no cabe duda, sois una verdadera representación e incluso una punta de lanza de la energía social de nuestro país.
"...Y es en momentos como estos cuando las instituciones, las empresas y las familias, tienen que demostrar su capacidad y voluntad para unir fuerzas y encontrar soluciones que procuren atender tanto corto como el medio y largo plazo”, ha añadido el Rey, quien ha explicado que “hay muchísimo talento e inteligencia; nunca antes hemos podido acceder a tanto conocimiento conectado -no solo científico-, ni el mundo ha visto tanta capacidad productiva y económica. Tenemos que poder dar más esperanza, que poder alinear toda esa energía y voluntad que tiene nuestra sociedad para salir adelante y que en unos años podamos sentir el orgullo y la gratitud de haber superado este inmenso reto. ..."
Y quiero también hoy, destacar y animar vuestra manera de trabajar, demostrada siempre con hechos, así como el modo en que gestionáis las empresas desde valores firmes, intemporales, de libertad, responsabilidad y humanismo. Os centráis en la permanente mejora de vuestra actividad y en la continuidad de los negocios, pensando en términos de generaciones, mucho más allá de las situaciones coyunturales. Y con estos principios, sabéis velar por los intereses de vuestros trabajadores, clientes, y proveedores. Siempre cerca, siempre atentos. Porque, día a día, demostráis que os importa lo que ocurre en vuestras ciudades, en vuestras Comunidades Autónomas, en vuestro país.
Sin duda, vuestra experiencia en afrontar y superar crisis precedentes os hace más fuertes en contextos como el actual. Y esa es una de las claves de vuestra proyección, generación tras generación. Donde hay una empresa familiar existe una empresa con visión de futuro, con el compromiso de trabajar y de impulsar proyectos que redunden en la prosperidad de todos.
Durante estos meses, ha llamado la atención vuestra capacidad para movilizar recursos y ayudas en aquellos lugares y momentos más necesarios. El año pasado os daba las gracias por vuestra labor durante las inundaciones de Murcia, y hoy os tengo que agradecer el inmenso esfuerzo, coraje y determinación que habéis mostrado en los momentos más difíciles del confinamiento.
Vuestra proximidad y vuestro compromiso con el ciudadano son innegables, y ello hace que seáis percibidas como organizaciones especialmente cercanas. Pero si tuviera que señalar con una palabra las razones de esta cercanía, las resumiría en una sola: valores. Porque los valores ─como decía antes─ son la razón de ser de las empresas familiares; son el fundamento que explica esa visión de largo plazo, ese compromiso social y sentido de la sostenibilidad que os caracterizan.
Llevo viniendo a vuestros Congresos muchos años. Y en ellos, la sostenibilidad ha sido un asunto muy presente en diferentes ponencias y debates. Estáis siendo protagonistas de un cambio necesario en la forma de organizar, de aprovechar recursos, de cuidar el medio ambiente y de pensar en las próximas generaciones. Esta labor ha ido calando en la sociedad y hoy la sostenibilidad constituye un objetivo verdaderamente prioritario a nivel mundial.
Por otro lado, la Covid-19 ha acelerado el proceso de digitalización, y las organizaciones tratan de adaptar hoy día su estructura y su cultura a esta nueva forma de trabajar. La educación y la formación de las personas constituyen, cada vez más, los cimientos sobre los que fundamentar muchos avances, mejorar nuestra capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias y facilitar la incorporación al mercado laboral de un gran número de ciudadanos.
He venido a daros las gracias, pero también a pediros que continuéis en vuestra labor y compromiso ante los momentos tan complicados que seguimos viviendo. Las empresas familiares estáis en la vanguardia de la transformación de nuestro país y necesitamos seguir contando ahora y siempre con vuestro esfuerzo, empuje y responsabilidad para construir un país cada vez más próspero y dinámico.
Confío en que durante estos dos días de Congreso podáis abordar con el mayor rigor la complejidad del actual el escenario y que, en ese sentido, seáis capaces de inspirar nuevos proyectos que permitan recuperar pronto el lugar que corresponde a nuestra economía y a nuestra sociedad. Y que el realismo, necesario en toda gestión de una crisis, no cierre la puerta al optimismo para encararla con buen ánimo y sin perder la confianza en poderla superar.
Declaro inaugurado el Vigésimo Tercero Congreso Nacional de la Empresa Familiar.
Muchas gracias.