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Palabras de S.M. el Rey en la cena de gala ofrecida al Presidente de la República Popular de China, Xi Jinping

Palacio Real de Madrid , 28.11.2018

Quiero comenzar mis palabras reiterándoles a Vuestra Excelencia, a vuestra esposa y a toda la ilustre delegación que os acompaña, la más cálida bienvenida a España; de la Reina y mía, y del Gobierno, las autoridades y del conjunto del Pueblo Español. Esta es una Visita de Estado que llevábamos mucho tiempo aguardando y que celebramos con especial satisfacción.

Recuerdo con mucho afecto la última ocasión en la que me reuní con Vuestra Excelencia en la ciudad de Astaná, con motivo de la Exposición Internacional que se celebró en junio de 2017 en la capital de Kazajstán. Le extendí entonces la invitación para que realizara una Visita de Estado a España; visita que hoy hacemos realidad, en el año en el que celebramos 45 años de relaciones diplomáticas entre nuestros dos países.

Personalmente, en el transcurso de estos 45 años, guardo un magnífico recuerdo de mis cuatro viajes a China, pero especialmente de los que realizamos la Reina y yo, en aquel entonces Príncipes, tanto en 2006 y 2007, año en el que en Occidente se conoció el nombre de Xi Jinping, como para la gran cita Olímpica de Pekín en 2008. Otro momento que guardamos con gran cariño y admiración fue la entrega del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales al equipo arqueológico de los Guerreros de Xi’an en 2010.

Esta Visita de Estado, la tercera de un Presidente Chino a nuestro país es, ciertamente, un claro símbolo de la amistad profunda que liga a nuestras naciones y pueblos. También lo es de los grandes progresos realizados en las últimas décadas, que nos han permitido construir una relación estructurada, densa, y basada en el respeto, el mutuo compromiso con los principios de unidad e integridad nacional, la confianza y la voluntad de crecer juntos.

Por eso, no me cabe duda de que su visita de estos días, Presidente Jinping, supone un verdadero hito en nuestras relaciones por la magnitud de los logros alcanzados que, más allá de lo político, permiten una mejor y mayor aproximación de nuestros pueblos.

En este punto, querría recordar que la historia en común de nuestros Estados, dos de los más antiguos del planeta, multiplica por diez estos 45 años de relaciones diplomáticas. En 2018 también conmemoramos otro hecho que nos recuerda que nuestra amistad se asienta sobre sólidas raíces históricas: el cuarto centenario de la muerte de Diego de Pantoja.

Este jesuita llegó a China en 1601, y allí vivió 20 años. De la mano de Mateo Ricci, fue el primer español a quien le fue concedido el acceso a la Ciudad Prohibida, durante el mandato de Wanli, de la dinastía Ming, siendo muy apreciado por los funcionarios chinos de la época, con los que compartió su conocimiento sobre la astronomía, la geografía, la música y la filosofía occidentales, llegando incluso a escribir obras en chino.

En la más importante de ellas, el “Tratado de las siete victorias”, nos recuerda que “todo el que desee renovarse profundamente, ha de despojarse de lo antiguo y hacer acopio de lo nuevo”. No en vano fue uno de los mayores exponentes de lo que los estudiosos llaman la “aproximación amiga”; la primera propuesta de diálogo entre Occidente y China sobre la base de la adaptación a las costumbres y la cultura local del anfitrión, en una civilización de profundidad milenaria como es la china.

"...España y China somos potencias culturales globales, que mantenemos posturas similares ante muchos de los retos formidables que se plantean en el siglo XXI: La lucha contra el cambio climático, la promoción del desarrollo en África para lograr que la paz y la seguridad se consoliden en nuestro vecino continente, la promoción de un sistema de comercio abierto del que se benefician en igual medida todos sus actores, y el apoyo a un sistema multilateral efectivo basado en normas son solo algunos ejemplos..."

Esta Visita de Estado ha tenido como común objetivo precisamente la renovación profunda de nuestra relación bilateral, y deseamos que marque la consolidación de ese diálogo amigo con China.

Este diálogo entre nuestras sociedades, tan acotado en aquella época, hoy se produce a gran escala y de forma fluida y cada vez más intensa. Estamos orgullosos de observar cómo la comunidad china se ha integrado con éxito en nuestra sociedad hasta convertirse en la 2ª comunidad extranjera no europea más numerosa; o de constatar el enorme interés que suscita España entre los ciudadanos chinos, hasta el punto de que el año pasado recibimos un poco más de medio millón de compatriotas suyos de visita en nuestro país. Nos enorgullecemos de ver el interés que suscita la lengua española en China, o cómo muchos jóvenes españoles estudian mandarín, por las enormes oportunidades que ofrece. Todas estas son tendencias que aún no han alcanzado su cénit y que, por lo tanto, encierran un grandísimo potencial y pueden convertirse en verdaderas historias de éxito.

Permitidme en este punto, Sr. Presidente, referirme particularmente al interés de la sociedad china por el idioma español. A principios de este año recibimos con enorme satisfacción la noticia de que el Gobierno de la R.P. China había aprobado un nuevo diseño curricular de la enseñanza secundaria y de bachillerato en el que se contempla la inclusión del español. Ello constituye un testimonio más de la atención que China manifiesta últimamente hacia las comunidades y las culturas que se expresan en español, tanto a la pujante Iberoamérica como a nuestro país, cuna del español y miembro de la UE.

Señor Presidente,
España y China somos potencias culturales globales, que mantenemos posturas similares ante muchos de los retos formidables que se plantean en el siglo XXI: La lucha contra el cambio climático, la promoción del desarrollo en África para lograr que la paz y la seguridad se consoliden en nuestro vecino continente, la promoción de un sistema de comercio abierto del que se benefician en igual medida todos sus actores, y el apoyo a un sistema multilateral efectivo basado en normas son solo algunos ejemplos.

Nuestra capacidad para afrontar y convertir estos desafíos en oportunidades, a través del diálogo amistoso que heredamos de aquel español −Diego de Pantoja, cuyos restos reposaron por siempre en Macao, lejos de su Valdemoro natal−, será entonces la mayor contribución que podamos ofrecer a las futuras generaciones de chinos y españoles.

Así pues, compartimos un rico pasado, un presente floreciente y un futuro prometedor que puede superar todo lo anterior. Y sobre la base de los éxitos de esta Visita de Estado queremos seguir estrechando y ampliando nuestra relación para que España y China sigan cumpliendo años juntos.

Este año 2018, los números bendicen nuestra amistad: mientras en China se celebra el 40º aniversario de la “Reforma y Apertura” que Vuestra Excelencia está llevando a su máxima expresión, en España celebramos 40 años de la Constitución de 1978, que abrió el periodo de mayor prosperidad de la historia moderna de España. Juntos sumamos 80 años de apertura al mundo y de reformas de nuestras respectivas sociedades, y todos sabemos que el número 8 (/ba/) es el mejor de los augurios en la numerología tradicional china.

Brindemos, en esta noche del 28 de noviembre de 2018:

-Por este doble aniversario, felizmente coincidente con vuestra Visita de Estado a España, para que simbolice el comienzo de una nueva etapa de cooperación chino-española que escale hacia nuevas y más altas cotas.

-Por la amistad entre nuestros dos pueblos y la ventura personal de Vuestras Excelencias.

-Por la R.P. China y por el Reino de España.

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