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Palabras de Su Majestad el Rey en el acto central de Cotec

La N@ave. Madrid, 13.05.2016

Muy buenos días y permitidme que, aunque me corresponda ahora cerrar el acto, me sume a daros a todos la bienvenida y agradeceros vuestra participación en este acto que, como sabéis, pretende ser el principal que organiza Cotec anualmente para, entre otras muchas cosas, presentar su informe anual; y, fiel a su vocación original de hace ya 25 años, para renovar también la visibilidad y el impacto de su impulso constante a la cultura de la innovación y a la mayor cooperación en este ámbito.

Y me alegra especialmente que para ello, para poder, ver, escuchar y tocar innovación; y para facilitar la interacción presencial entre los protagonistas, su intercambio de experiencias y la difusión de sus propuestas al gran público podamos contar en Madrid con este espacio industrial recuperado, La N@ve. En sí mismo, esta antigua fábrica, es hoy escenario y ejemplo de innovación. De manera que gracias Madrid y felicidades por este nuevo esfuerzo y éxito de recuperación e innovación en los espacios urbanos.

Desde 1996 la Fundación Cotec analiza cada año el sistema español de I+D+I. Y los Informes Cotec han dejado testimonio de que en España hemos vivido un incremento muy notable de nuestras aportaciones al acervo científico global y hemos sido testigos ─y beneficiarios─ de los importantes éxitos de nuestras empresas en un incipiente ecosistema innovador.

Con perspectiva histórica, debemos reconocer entonces lo que España ha avanzado en materia de innovación, aunque no podamos negar que veníamos de un gran atraso y es verdad que nos queda mucho por hacer para estar al nivel de exigencia y ambición que los tiempos requieren. Se ha apostado por abordar la I+D+I como un proceso que exige continuidad desde la generación de la idea hasta su comercialización en el mercado en forma de producto o de servicio; se ha potenciado la colaboración entre los sectores público y privado; se ha desplegado una intensa actividad en materia de capitalización empresarial.

Además, nuestro sistema es ya competitivo en ámbitos como la energía, el medio ambiente, el espacio, la seguridad alimentaria y las TIC; o las nanotecnologías, los materiales avanzados, la biotecnología, y la fabricación y las transformaciones avanzadas. También destaca en el campo de las ciencias de la vida y la biomedicina, y contamos con centros y unidades de excelencia y con un mapa de grandes instalaciones científico-tecnológicas. Igualmente, estamos bien posicionados en el desarrollo de tecnologías como la fotónica, la supercomputación o la biotecnología.

Sin embargo, en los últimos años el Informe Cotec ha constatado los daños que ha sufrido el sistema por causa de la profunda crisis económica, así como las posibles consecuencias que podría tener para el futuro de nuestro país que esta situación se prolongase en el tiempo.

La presidenta de Cotec ha repasado con detalle las dificultades por las que atraviesa el sistema y alguna de sus posibles soluciones. Me gustaría hoy centrarme en uno de los retos que ella ha apuntado en su intervención: un mensaje que, de hecho, supone el hilo conductor de esta jornada y de la nueva etapa que ha iniciado Cotec.

El reto de la innovación es un reto colectivo: son colectivos los éxitos de un país innovador y deben también preocuparnos a todos los problemas que atraviesa nuestro sistema de I+D+I.

Los datos que hoy estamos repasando y las posibles alternativas para el futuro de mayor progreso de nuestro país nos incumben a todos. Porque desde las diferentes posiciones y funciones profesionales se puede contribuir a que España se sume definitivamente a la economía del conocimiento, incorporando la innovación como un valor transversal de nuestra cultura.

Me refiero a los profesionales de la ciencia, los científicos y el personal de apoyo a la investigación en nuestras universidades y centros de I+D, que son verdaderos protagonistas del vertiginoso despegue de la actividad científica en España en las últimas décadas. Todos ellos tienen ahora la oportunidad de poner al servicio de nuestro tejido productivo su conocimiento y visión, para que nuestras empresas, en todos los sectores, sean capaces de ofrecer al mundo nuevos bienes y servicios, y para mejorar los que ya estamos ofreciendo.

"...el reto de la innovación es un reto colectivo: son colectivos los éxitos de un país innovador y deben también preocuparnos a todos los problemas que atraviesa nuestro sistema de I+D+I ..."

Me refiero también a los profesores en todos los niveles del sistema educativo, desde la educación infantil a la formación laboral continua, que son agentes clave en el sistema de innovación. Porque a innovar también se aprende y, además, se aprende a cualquier edad.

Igualmente destaco a los empleados públicos, de cuyo talento y buen hacer depende el correcto funcionamiento de las administraciones, pues son quienes mejor conocen los retos del sector público, así como las mejoras y soluciones que pueden llegar de innovaciones organizativas y tecnológicas. Una administración innovadora y emprendedora es un importante motor de cambio económico y social.

Asimismo, contamos con los medios de comunicación y los creadores de opinión en las redes sociales, cuya labor en este ámbito va mucho más allá de lo estrictamente informativo, pues son esenciales para divulgar los avances de la ciencia y la tecnología, y para reconocer y prestigiar a sus figuras ejemplares. También subrayo la aportación del conjunto de trabajadores, que con su esfuerzo y dedicación generan y aplican a menudo innovaciones en sus puestos de trabajo.

Y, en general, cualquier ciudadano, desde nuestros niños llenos de curiosidad, hasta los más mayores que atesoran la experiencia, porque de la integración de curiosidad y experiencia nacen las grandes ideas que mejoran nuestras vidas.

En efecto, cualquier ciudadano está llamado a participar de esta misión. La innovación se genera y se aplica en cualquier circunstancia y en cualquier lugar. Hoy Cotec, celebrando su primer Día de la Innovación en este distrito de Villaverde ─probablemente uno de los más castigados por la crisis en la ciudad de Madrid─, lanza un claro mensaje en este sentido: allí donde hay personas con problemas, surgen también ideas para resolverlos. Es nuestra obligación dotarles de los recursos y las oportunidades para innovar.

Señoras y señores,

Nos hemos referido en otras ocasiones a la innovación como “todo cambio basado en conocimiento que genera valor”. Todo cambio ─no únicamente tecnológico─ basado en un conocimiento ─no sólo científico─ que genera valor ─no sólo económico─. Esta visión “integral” de la innovación es la propuesta con la que Cotec nos invita a participar: una innovación más abierta, más colaborativa, más social, más ligada a los valores de nuestra cultura.

Se trata, no cabe duda, de un reto ambicioso. Pero nuestra sociedad, que ha dado muestras en el pasado de una gran capacidad para renovarse y resurgir, ha demostrado también agilidad y flexibilidad para incorporar nuevos atributos a su identidad colectiva.

Sirva como ejemplo la evolución que ha vivido el deporte español en las últimas décadas: hemos pasado de ser un país de éxito moderado, un país de individualidades y gestas heroicas ─como lo es ahora el sistema de innovación─ a convertirnos en una verdadera potencia deportiva de primer nivel mundial.

Fue un proceso lento que exigió muchos esfuerzos. Pero hoy nos reconocemos ─y el resto del mundo nos reconoce─ como un país que cuida, valora y practica el deporte. Hemos incorporado al deporte internacional nuestro propio estilo, nuestra impronta cultural. Son señas de identidad que hablan no solo de nuestras capacidades, sino de nuestros valores.

Con este modelo podemos decir que lo que hemos logrado en el deporte es lo que ahora debemos intentar con la innovación. Pasar de las proezas extraordinarias a los buenos resultados planificados; de lo individual a lo colectivo; de una concepción personal del éxito a una proyección del mismo en toda la sociedad.

Y esto, en realidad, no es muy diferente de lo que ya hemos conseguido. Innovación y deporte son dos fenómenos humanos que guardan no pocos paralelismos: ambos se sustentan en capacidades ─físicas e intelectuales─ universalmente extendidas entre los seres humanos. En ambos casos, fomentarlas es sano y recomendable. El ejercicio creativo es tan sano para la mente como lo es el físico para el cuerpo. Sin duda, tanto nuestras habilidades deportivas como las creativas pueden mejorar con los incentivos y entrenamientos adecuados.

Igualmente, tanto en el ámbito de la innovación como en el deporte, existen personas singularmente dotadas que solo podrán alcanzar su máximo potencial si son identificadas de forma temprana y apoyadas de modo particular. Estos líderes pueden ser modelos para los demás, de ahí la importancia de desarrollar estrategias específicas para ellos.

Para terminar, quiero decir que creo que estamos en disposición de dar ese salto de escala que antes mencionaba: si lo logramos en Deporte, podemos lograrlo también en Innovación. Se trata de una tarea que nos incumbe a todos: el país que innova progresa, mejora; el país que innova asegura su futuro y también será más capaz de ayudar a otros.

Muchas gracias.

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