Hoy tengo la satisfacción de presidir nuevamente —y la primera vez como Rey— la entrega de los Premios Universitarios y Taurinos de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, unos galardones que son muestra de la labor encomiable de mecenazgo cultural y artístico de esta Real Corporación, que se amplía también a otras áreas, como la restauración del patrimonio artístico y el impulso del arte en general, y por la que quiero darle mi sincera enhorabuena.
Esta convocatoria me ha dado, además, la oportunidad de transmitir un mensaje de reconocimiento, agradecimiento y renovación a todas las Reales Maestranzas, como les he manifestado a sus miembros en una reunión que acabamos de celebrar. Estas instituciones han contribuido históricamente al mantenimiento de los principios, la cultura y las tradiciones desde un profundo sentido de lealtad y servicio a España. Cualquier país con una rica y larga historia como el nuestro es muy consciente de la riqueza cultural que encierran sus mejores tradiciones.
Con este sentido histórico, reafirmemos que el mérito, la excelencia personal, la capacidad de renovación y la selección de los mejores –como bien lo demuestra las personas hoy merecidamente galardonadas- deben guiar siempre nuestros pasos individuales y colectivos. Por supuesto, procurando no dejar nunca a nadie desatendido en el camino.
Señoras y señores,
Desde la creación hace 50 años de los Premios que hoy nos convocan, la Real Maestranza de Sevilla ha mantenido, por un lado, la concesión de los premios universitarios con el objeto de reconocer la excelencia y el esfuerzo de jóvenes graduados por la Universidad Hispalense, una institución con más de medio milenio de historia. Ello supone, sin duda, una apuesta firme y decidida de apoyo a la ciencia y al desarrollo del saber en las distintas áreas del conocimiento. Por otro lado, ha distinguido igualmente a figuras que resultaron triunfadoras en la pasada temporada taurina y que son claro exponente de la excelencia en el arte de la tauromaquia.
"...quiero, muy particularmente, felicitar a los jóvenes que habéis obtenido vuestros premios universitarios, porque vuestro esfuerzo, hoy merecidamente reconocido, será clave en vuestro desarrollo personal y profesional a lo largo de vuestras vidas para el bien de todos. En definitiva, porque representáis la esencia y el fruto de lo que la Universidad debe significar para nuestra nación: una de las columnas básicas sobre las que se sustente el progreso de España..."
Mi enhorabuena a los triunfadores de la feria taurina porque vuestro arte, como he dicho antes, sigue inspirando creaciones artísticas y culturales en todos los ámbitos.
Estos Premios, que fueron creados en 1965 y que por tanto cumplen en 2015 su cincuenta aniversario, cuentan con la imprescindible colaboración de la Universidad de Sevilla y se distingue con ellos a los alumnos que cada año son poseedores del mejor expediente académico.
Suponen el reconocimiento a valores tan destacados en cualquier persona como el esfuerzo, la capacidad de sacrificio, el tesón, la superación y la contribución a la excelencia; valores que, sin duda, conducen a inmejorables resultados personales y académicos, como aquí podemos comprobar.
Es impresionante ver cómo en la nómina de premiados de estos cincuenta años, aparecen profesionales relevantes de muchas áreas del conocimiento científico y humanístico: arquitectos, catedráticos, artistas plásticos, investigadores... En fin, una lista muy considerable, sin duda, y unas trayectorias profesionales verdaderamente destacadas.
Por eso hoy quiero, muy particularmente, felicitar a los jóvenes que habéis obtenido vuestros premios universitarios, porque vuestro esfuerzo, hoy merecidamente reconocido, será clave en vuestro desarrollo personal y profesional a lo largo de vuestras vidas para el bien de todos. En definitiva, porque representáis la esencia y el fruto de lo que la Universidad debe significar para nuestra nación: una de las columnas básicas sobre las que se sustente el progreso de España.
Muchas gracias.