Muy buenos días a todos y gracias por vuestra cariñosa bienvenida a la Princesa y a mí en esta visita que hacemos hoy a Fuensalida, en tierras castellano-manchegas y cervantinas. Nos alegra especialmente hacerlo para participar de nuevo en la apertura simbólica y solemne del Curso Escolar 2012-2013 que este año se celebra aquí, en el Centro de Educación Infantil y de Primaria Tomás Romojaro. Felicidades por haber sido elegidos para representar al conjunto de los centros escolares de España.
Creo que ya nadie es capaz de argumentar con solvencia en contra de la idea real que compartimos de que la educación es el pilar fundamental en que se sustenta una sociedad; es el factor esencial para garantizar un futuro próspero de un país. Las perspectivas de desarrollo personal, social y laboral de nuestros jóvenes dependen en gran medida de la formación que reciban en los colegios, institutos y universidades.
Y en éste ámbito, el educativo, no debemos perder de vista que es mucho lo que hemos conseguido después de lustros de esfuerzo y de progreso en los que España logró universalizar plenamente la educación y formar más y mejores profesores. Se han alcanzado grandes objetivos. Pero al mismo tiempo es cierto que el umbral de exigencia no para de avanzar; tanto desde el punto de vista de la propia de la sociedad, a medida que progresa y conoce mejor sus fallos y carencias; como desde la perspectiva de la creciente complejidad y sofisticación que afecta a casi todos los ámbitos de la vida y del conocimiento en nuestro mundo actual. Esto hace que sea preciso trabajar continuamente en el incremento de la calidad de nuestra formación y en que ésta se extienda cada vez más y con mayor profundidad. Por eso es grave, triste y preocupante el incremento del número de jóvenes que no estudian, pero que tampoco se han insertado en el mercado laboral. Los responsables políticos y educativos tienen el difícil reto de articular soluciones urgentes y eficaces.
En esta oportunidad que representa la apertura del Curso Escolar deseo de corazón transmitiros un mensaje lleno de ánimo para todos, porque aunque se plantean serios desafíos, también es cierto que contamos con grandes capacidades y con la voluntad cierta de conseguir una formación mejor para nuestros niños y jóvenes. Un mensaje que quiero dirigir muy especialmente a los maestros, alumnos, directores y personal de centros, y familias.
"...Es preciso trabajar continuamente en el incremento de la calidad de nuestra formación y en que ésta se extienda cada vez más y con mayor profundidad. Por eso es grave, triste y preocupante el incremento del número de jóvenes que no estudian, pero que tampoco se han insertado en el mercado laboral. Los responsables políticos y educativos tienen el difícil reto de articular soluciones urgentes y eficaces...."
A los maestros os agradezco vuestro compromiso invariable con los alumnos. Habéis demostrado sobradamente vuestra vocación, entusiasmo y entrega y sois fundamentales e insustituibles para nuestro sistema educativo. De vuestra labor depende la formación de las nuevas generaciones de jóvenes españoles, su futura capacidad individual y colectiva de trabajar, de convivir solidariamente, así como de contribuir a mejorar las condiciones de otros en el mundo. Y es que esas capacidades, sumada a los valores y a la cultura que nos unen e identifican y nos hacen ser la gran nación europea, mediterránea e iberoamericana que somos, es la mayor fuente de esperanza de futuro de nuestra sociedad. Confiamos plenamente en vuestra profesionalidad, en vuestro afán de mejorar continuamente vuestros conocimientos específicos sobre las materias de enseñanza y las metodologías pedagógicas, y en vuestra solvencia para transmitir a los alumnos esos valores clave para la convivencia democrática en sociedad.
A los niños y jóvenes —alumnos en general— os quiero decir que a pesar de las dificultades por las que, como sabéis, atraviesa nuestro país y aún sin ellas, el esfuerzo en el estudio es la apuesta más segura de cara al futuro. Debéis dar lo mejor de vosotros mismos para vuestro propio bien, que además redundará en beneficio de toda la colectividad. Trabajar mucho y bien —en vuestro caso, estudiar mucho y bien— es una condición indispensable para el verdadero éxito. No os dejéis llevar por las modas o los estereotipos cuando éstos minusvaloran al compañero que estudia, se esfuerza y consigue buenas calificaciones. Cada vez es más difícil no escuchar o ignorar los cantos de sirena que desde lugares imprevisibles animan al relajo y al atajo, pero cada vez es más dramático el resultado para el que se deja atraer. Recordad siempre que el esfuerzo personal es clave para vuestra propia autorrealización.
A los directores de los colegios e institutos también deseo dirigirles un mensaje de apoyo. Soy muy consciente de su responsabilidad y de la importancia de su labor para que en los centros educativos todo funcione de la mejor manera y en todos los niveles. Sabemos que a la compleja misión que supone la educación de los alumnos hay que añadir la que representa la difícil gestión y organización de instituciones integradas por muchos profesionales, maestros y personal de administración y servicios, a quiénes quiero también reconocer su importante labor diaria. Porque los niños y jóvenes, durante su estancia en la escuela, no solo aprenden de sus profesores, sino también de otros profesionales y trabajadores que con su trabajo hacen posible que las instituciones educativas funcionen. Ellos también forman parte de la comunidad educativa.
Y, finalmente, un mensaje de reconocimiento a las familias. Tengo muy claro que no habría una formación integral sin su concurso, sin la preocupación de los padres que siguen día a día la evolución de los hijos en el colegio, y sin su responsabilidad en la transmisión de los mejores principios y valores. Así lo sentimos también como padres la Princesa y yo. Cuanta más sintonía y complementariedad encontremos entre padres –o familia- y profesores mucho mejor será el resultado. Esto, claro, exige mucho de ambos, en comprensión, en comunicación, en respeto a las tareas de cada cual.
Termino ya mis palabras, con nuestro agradecimiento a todos aquí en el CP Tomás Romojaro de Fuensalida por vuestro cariño y el esfuerzo especial de preparación para ser en este acto capital educativa de España. Gracias también a todos los centros y autoridades educativas del país por vuestra entrega a los jóvenes. Qué gran responsabilidad, qué gran mérito.
Todo nuestro ánimo y apoyo en estos tiempos tan difíciles, y nuestros mejores deseos para este Curso Escolar 2012-2013, que ahora tengo el honor de declarar oficialmente inaugurado.