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Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey

Madrid(Palacio de la Zarzuela), 24.12.2003

C

omo todos los años, me acerco a vuestros hogares, en estos entrañables momentos de la Nochebuena, para transmitiros mi afecto y compartir con todos vosotros unos momentos de reflexión.

Mi Familia se une a mí para desearos de corazón, a todos y a cada uno de los españoles, una muy feliz Navidad en compañía de vuestros seres más queridos.

Nuestro más profundo afecto se dirige esta noche a quienes padecen dolor o especiales dificultades personales, familiares o laborales que sólo deseamos puedan ser pronto superadas.

Nuestra gratitud hacia todos aquellos que, con su sacrificado trabajo, aseguran en estas Fiestas, y en todo momento, nuestra seguridad, salud y bienestar.

Que en el año nuevo 2004 sigamos avanzando juntos por la senda de la paz, la estabilidad, la libertad y la prosperidad de que disfrutamos y que, con tanto esfuerzo, hemos alcanzado.

Acabamos de conmemorar el Vigésimo Quinto Aniversario de nuestra Norma Fundamental, el cimiento básico sobre el que descansa nuestra convivencia. Con tal motivo, tuve la oportunidad de subrayar en las Cortes el valor sustancial de nuestra Constitución, fruto del más amplio consenso nunca alcanzado entre los españoles, que ha sido la clave de nuestra modernización, y es la base de nuestro actual progreso.

Sin la estabilidad política, social y económica que nos proporcionan el respeto y vigencia de nuestra Constitución, no podría explicarse lo mucho que hemos avanzado, y el grado de bienestar de que disfruta la sociedad española.

Gracias a nuestra Norma Fundamental, España constituye una realidad de libertad y progreso en común para cuantos la integramos dentro del respeto a nuestra rica pluralidad y diversidad. Para afrontar con éxito nuestro porvenir, tenemos que preservar unidos los valores, reglas, principios y el espíritu integrador de nuestra Constitución, que deben regir nuestra vida pública y el funcionamiento de nuestras instituciones.

Quienes amamos la paz y la democracia, tenemos contraída una impagable deuda de afecto, respeto y solidaridad con las víctimas del terrorismo y con sus familias. Además de perseguir el terrorismo con firmeza desde el Estado de Derecho y la cooperación internacional, trabajemos juntos para poner fin a sus amenazas y coacciones, y ganemos así el futuro mejor que todos merecemos.

España es hoy un Estado abierto, moderno, dinámico, integrado en la Unión Europea y plenamente capaz de afrontar con éxito las transformaciones que nos plantea el mundo en que vivimos. Unidos no nos faltará la capacidad necesaria para mantener el progreso, la paz y seguridad que entre todos hemos conseguido.

Este año España ha seguido creciendo. Debemos mantener ese rumbo animados por una visión solidaria del progreso económico, mejorando las condiciones de vida de todos, perfeccionando la protección social y la cobertura sanitaria, reforzando el empleo y el potencial de nuestro sistema educativo y cultural, y facilitando el acceso a la vivienda.

En una sociedad de progreso y solidaridad como la española, debemos atender las necesidades y legítimos anhelos de quienes también desean beneficiarse de nuestro desarrollo. Avanzamos en la buena dirección, pero aún queda mucho por hacer en favor de los afectados por la exclusión social, los marginados y cuantos reclaman disfrutar de mayor igualdad de oportunidades.

Me quiero referir a algunos de los problemas concretos que deben seguir siendo objeto de nuestra atención preferente.

Acaba de concluir la celebración del "Año Europeo de la Discapacidad". Ha sido un llamamiento a la sociedad y a las distintas administraciones para que juntos avancemos hacia la plena integración del amplio colectivo de ciudadanos que sufre discapacidad. No podemos desfallecer ante tan noble tarea.

Una tarea conjunta que también hemos de intensificar en favor del creciente número de personas de edad que merecen mayor atención, además de nuestro respeto, compañía y comprensión. Mucho es lo que ya nos han aportado y mucho lo que les debemos.

Como dije el año pasado debemos seguir reforzando nuestra solidaridad con aquellos que padecen los efectos devastadores de la droga y con los menores y mujeres que sufren abusos y malos tratos, proporcionándoles toda la protección y asistencia necesarias.

Por otro lado, nos corresponde ocuparnos con solidaridad y responsabilidad de quienes han encontrado en España su nuevo hogar y contribuyen con su trabajo a nuestro crecimiento. Pongamos remedio al drama de la inmigración ilegal. Rompen el corazón las trágicas escenas de muertes producto del tráfico de seres humanos que abandonan sus países de origen y son víctimas de unas mafias sobre las que debe caer todo el peso de la ley y una cooperación internacional más rotunda y efectiva.

Finalmente, seamos cada día mas conscientes del inmenso patrimonio que representa nuestro entorno natural. La conservación del medio ambiente ha de constituir una prioridad y sensibilidad de todos.

Hemos vivido con lógico dolor las muertes y daños materiales de los incendios del pasado verano. Han puesto de manifiesto la necesidad de una más estrecha cooperación y coordinación de todas las capacidades del Estado, Comunidades Autónomas, Ayuntamientos y ciudadanos, junto al fomento de la colaboración internacional.

En el plano exterior, nos hallamos en un momento clave para la construcción europea, factor básico para nuestro progreso, modernización y cohesión. La ampliación de la Unión Europea a diez nuevos Estados el próximo mes de mayo nos abre retos y oportunidades. La aprobación de una Constitución Europea constituye otra importante prioridad que España ha respaldado, reclamando al mismo tiempo mantener el peso relativo que merece en el edificio institucional de la Europa del futuro.

Estoy convencido de que la propia fuerza del proyecto europeo permitirá una vez más superar las dificultades encontradas. Con el debido esfuerzo y voluntad de consenso, podremos alumbrar una Constitución Europea.

En este fin de año dirigimos un abrazo fraternal a todos los países y pueblos de la Comunidad Iberoamericana de Naciones. Nos sentimos solidariamente unidos a ellos en sus avances y en cuantas dificultades puedan atravesar. El afecto de España se dirige asimismo a los Estados vecinos del Mediterráneo con los que deseamos fomentar nuestros lazos, su desarrollo y bienestar.

Nuestras Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad merecen nuestro pleno respaldo por la gran labor que desarrollan en las importantes misiones internacionales que tienen asignadas. Muchos son los militares que este año han fallecido en accidentes y por causa de atentados. Nunca les podremos olvidar. El ejemplo de su entrega y servicio a la Patria, nos ayudan a soportar el dolor de su desaparición. A sus familias dedicamos la expresión de nuestro mayor afecto, respeto y solidaridad.

La Corona confía plenamente en el gran potencial de avance de España y de los españoles, contando con el concurso responsable de las distintas fuerzas políticas democráticas y agentes económicos y sociales, así como de todos los ciudadanos, dentro del respeto a la Constitución.

El bien de España ha de constituir nuestro mayor empeño. Disponemos de todos los instrumentos necesarios para seguir progresando en libertad y unidos en un marco solidario. Debemos trabajar con tenacidad y codo con codo al servicio del interés general y de todo aquello que nos une y engrandece. Una responsabilidad que nos compete a todos, desde los más jóvenes hasta los de más edad.

La juventud española, cada vez más formada y prometedora, constituye la mejor garantía de nuestro futuro. Debemos hacerla participar más en las responsabilidades colectivas. Debemos trasladarle nuestra experiencia acerca de la generosidad y del esfuerzo volcados en la construcción de nuestra democracia. Dejarnos contagiar por su dinamismo y profunda solidaridad, y recabar su compromiso activo con el modelo de convivencia forjado en torno a nuestra Constitución.

España constituye una rica realidad labrada durante siglos con gran esfuerzo por nuestros antepasados. Es también ese gran hogar común, plural y diverso que nuestros hijos y nietos confían sepamos preservar para que las generaciones venideras puedan seguir disfrutando en su seno de un futuro de paz, libertad y prosperidad.

Este año, nuestra Familia ha tenido la gran satisfacción de anunciar el compromiso matrimonial del Príncipe de Asturias con Doña Letizia Ortiz Rocasolano. Para la Reina y para mí este compromiso constituye un motivo de gran alegría, tanto desde el punto de vista familiar como institucional. Agradecemos las numerosas felicitaciones y muestras de afecto que hemos recibido.

Concluyo ya para reiteraros de corazón mi afecto más sincero y mi firme compromiso y el de la Corona de seguir trabajando con ilusión y tesón al servicio de España y de todos los españoles.

Con ese espíritu, mi Familia y yo deseamos expresar una vez más a todos los españoles, con especial afecto a los que se hallan fuera de nuestras fronteras, y también a los extranjeros residentes en España, nuestros mejores deseos de felicidad para estas Fiestas, y de paz y prosperidad para el Año Nuevo.

Buenas noches.

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