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on mucho gusto vengo a presidir la inauguración de este Congreso Mundial. Quiero que mis primeras palabras sean de saludo y bienvenida a cuantos van a participar en sus sesiones, así como de satisfacción por el hecho de que su vigésima edición se celebre en la capital de España.
Esta coincidencia es una excelente ocasión para destacar el nivel que han alcanzado las Cajas de Ahorro españolas dentro de su permanente búsqueda de equilibrio entre su eficiencia y su compromiso con la sociedad, uno de los temas centrales objeto de este Congreso, junto al más genérico del papel del sector financiero en una economía global.
Estoy seguro de que las intervenciones de las personalidades previstas y el intercambio de experiencias en estos campos, se traducirán en una útil aportación de este Congreso a una mayor cooperación internacional entre Cajas de Ahorro.
Hoy, las sociedades desarrolladas se ven confrontadas a muchos nuevos problemas que hemos de abordar desde soluciones imaginativas.
Esta tarea plantea nuevas responsabilidades en todos los ámbitos y también en el de las empresas, conscientes de su creciente responsabilidad social.
Por su tradición, y sus principios fundacionales, las Cajas de Ahorro de todo el mundo tienen un papel esencial en este escenario.
Desde sus orígenes, han sabido vincular con éxito su solidez y solvencia como entidades financieras, con una serie de compromisos sociales de gran envergadura.
Las presentes circunstancias les invitan a dar un paso más, invirtiendo este patrimonio, acumulado a lo largo de muchos años, en nuevos proyectos al servicio del progreso.
Nuevos proyectos que deben salir al encuentro de las preocupaciones esenciales de la sociedad contemporánea, y promover la igualdad de oportunidades, la extensión del bienestar, el acceso a los contenidos educativos y a los bienes culturales, y la educación en la convivencia que garantiza la cohesión y la participación de los individuos y de los grupos.
Y que sepan garantizar, al mismo tiempo, los recursos e instrumentos necesarios para asegurar su continuidad.
Desde España tenemos una importante experiencia que ofrecer en esta tarea.
Desde su aparición, a partir de 1835, nuestras Cajas han desempeñado una labor esencial, asumiendo una vocación asistencial y una preocupación reformista encomiables.
Han cubierto, en circunstancias históricas muchas veces difíciles, las necesidades básicas de los más humildes, financiado los proyectos de los pequeños productores, y contribuído, gracias a su dispersión geográfica, a asentar las bases de un primer desarrollo social y regional.
Hoy nuestras Cajas, desde su solidez, solvencia y buena inserción en los mercados financieros, destacan por su firme compromiso regional y local, y su papel de primera fila en la promoción de oportunidades y la creación de riqueza.
Sostienen la principal red asistencial privada española, y el Plan Nacional del Voluntariado. Dedican una atención muy especial a la formación profesional, a la extensión de la cultura y a la actividad editorial, así como a la restauración del patrimonio histórico y la defensa del medio ambiente.
El intercambio de experiencias nacionales en materia de Cajas de Ahorro es sin duda una importante vertiente de este Congreso.
El mundo de hoy requiere reforzar la cooperación y la solidaridad, marchando cada vez más unidos para abordar los retos de la sociedad de hoy. Todo ello en clave positiva y con la debida eficiencia, reforzando el mensaje de esperanza en la mejora de la sociedad que nuestros ciudadanos reclaman.
La Reina se une a mí para desearles mucho éxito en el desarrollo de sus deliberaciones.
Muchas gracias.
Declaro inaugurado el vigésimo Congreso Mundial de Cajas de Ahorros.