P
ermítame que en primer lugar le agradezca su generosa hospitalidad en esta visita que la Princesa y yo realizamos a Serbia y Montenegro. Tanto ella como yo nunca habíamos tenido la oportunidad de viajar a esta tierra ni a esta ciudad. Por ello nos alegra especialmente estar hoy en Belgrado aunque tan solo por unas horas. Y también nos alegra que sea una iniciativa cultural dedicada sobre todo a una lengua y una literatura que son aporte esencial a la cultura universal la que nos traiga a este país.
Inaugurar una sede del Instituto Cervantes en Belgrado ilustra el interés que España ha puesto en incrementar las relaciones cordiales que siempre han existido entre nuestros dos países y la voluntad genuina de nuestras sociedades por continuar acercándose.
Tanto la Princesa como yo estamos hondamente impresionados por el interés que despierta la cultura española y el éxito que tiene el español. Según los datos que conocemos son muchos los estudiantes que tanto en la enseñanza primaria como en la Universidad, han elegido la lengua de Cervantes como parte de su formación.
La tarea ahora es aprovechar nuestra convergencia cultural y proyectarla en otros ámbitos de la relación institucional, política y social. España ha querido estar presente en los momentos trascendentales que ha atravesado Vuestro país desde octubre de 2000, cuando se inició el período de transición política. Hemos contribuido política y económicamente para apoyar el desarrollo institucional y la reforma económica que son las claves del bienestar de los ciudadanos y también de las aspiraciones europeas de la unión de Serbia y Montenegro.
España cree que el futuro europeo de la unión de Serbia y Montenegro no sólo es posible sino también necesario. El 2004 ha sido el año en que ha emergido una Europa más amplia y más ambiciosa y que, al tiempo, busca siempre una mayor cohesión. Es una Europa que quiere contar con la unión de Serbia y Montenegro y con sus vecinos.
El Consejo de Tesalónica declaró hace algo más de un año que la adhesión de los países balcánicos es una prioridad de la Unión. Así lo creemos en España. Sin embargo, antes de nada debe ser una prioridad para la región, que debe continuar esforzándose para encontrarse con el que debe ser, sin duda, su destino histórico y en definitiva para su reencuentro con su identidad europea. El camino no siempre es fácil. España lo sabe por experiencia. Y esa misma experiencia me sirve para manifestarle que no es imposible cuando se cuenta con el esfuerzo común de toda la ciudadanía. Todos, la sociedad y las autoridades, tienen que estar a la altura de su responsabilidad histórica.
Tenga la certeza, Señor Presidente, de que tendrán siempre el ánimo y la asistencia de España en esa empresa.
Brindo, pues, por Vuestra Ventura personal y la de Vuestra esposa y por el futuro que deseo sea nuestro futuro en común.
Muchas gracias.