Buenos días a todos. Y gracias por invitarme otra vez a venir aquí, a La Rioja, al Monasterio de Yuso, para participar en este seminario sobre lengua y periodismo que organizan Fundéu y la Fundación San Millán de la Cogolla.
Vais a hablar hoy -y los próximos dos días- de los periodistas como maestros del español. Desde luego es interesante. Yútil, más aún. Complicado, también. Porque que los periodistas reflexionéis sobre cómo utilizáis el lenguaje y lleguéis a conclusiones acerca del papel que tenéis en el desarrollo y cuidado del idioma, es una tarea de un alcance inmenso que os compromete a todos.
Así visto, esto significa que la responsabilidad es enorme. Que verdaderamente hay una labor de?maestros? de quien, como dice la Real Academia, enseña el manejo de una herramienta?en este caso, el lenguaje- porque tiene desenvoltura en su uso. Claro que para enseñar, nada mejor que el ejemplo. No cabe duda de que quienes leemos y escuchamos lo que los periodistas nos contáis, aprendemos porque nos fijamos, a veces incluso sin ser conscientes de ello, en cómo usáis el lenguaje. La responsabilidad por tanto está clara.
"...La información rigurosa y responsable es uno de los elementos que definen a las sociedades democráticas...."
Pero no sólo eso. No es difícil suponer que el periodista que cuida las palabras, será también cuidadoso con la información. Siempre se ha dicho que el buen periodista está seguro de que lo que cuenta es, por supuesto, cierto, está contextualizado y bien explicado, y lo cuenta además de forma interesante y correcta. Por lo tanto, ofrece: calidad en el lenguaje y claridad?y rigor- en la información. No podemos olvidar que la información rigurosa y responsable es uno de los elementos que definen a las sociedades democráticas. Y si encima esa información llega rápido?porque la gente quiere saber lo que pasa y lo quiere de forma inmediata-, entonces no se puede pedir más. Bueno, quizá sí.
Un paso más en esa responsabilidad es el papel del periodista en la unidad de nuestro idioma. Una lengua viva y rica que da gusto hablar. Como sabéis, el Príncipe y yo hemos recorrido muchos lugares del mundo asistiendo desde las aulas de los Institutos Cervantes a la ilusión de muchas personas por hablar español. Porque lo valoran, no sólo como lengua de comunicación internacional, también porque les parece precioso. Algunas de las primeras cosas que aprendemos en nuestra vida son leer y escribir.
Hacerlo bien, comunicar bien, -hablemos de economía o de emociones-, es lo que nos define. Y es una ventaja y un placer cuando se consigue.
Los periodistas sois nuestra guía en muchas situaciones y, como dijo el Príncipe en Cádiz el viernes pasado en el Congreso Mundial del Periodismo, toda sociedad necesita referencias y el periodismo es en muchas ocasiones ese lugar al que acude el ciudadano para mirarse a sí mismo y mirar a su país. Para tener certezas, para disipar miedos. Quizá estéis de acuerdo en que poner a un ciudadano frente a una certeza con un lenguaje cuidado y correcto es una labor importante, difícil, y exige un sentido de la responsabilidad muy alto.
La noticia con la que la Agencia Efe explica que hoy estamos todos aquí para inaugurar este seminario lleva este título:?El nivel lingüístico de los periodistas, a examen en San Millán de la Cogolla?. Os dejo por tanto que empecéis a examinaros. Y que luego nos contéis a todos cómo ha ido.
Muchas gracias.