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xcelentísimo Señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos,
Excelentísima Señora de Calderón,
Señoras y señores,
Alto honor y amistad profunda y entrañable son las palabras que mejor expresan los sentimientos que la Princesa y yo compartimos en esta ceremonia de bienvenida que nos llena de emoción al comenzar nuestra visita oficial a México, esta gran nación por la que como todos los españoles sentimos un profundo cariño fraternal. Nuestra presencia aquí nos permite subrayar también nuestro gran respeto por este querido país y por todos los mexicanos.
Pero mis palabras deben comenzar también agradeciendo, Sr. Presidente, vuestras palabras de bienvenida que nos recuerdan el afecto que nos une y que contagia esta visita, como lo hizo también en sus dos visitas a España junto a Doña Margarita. De modo que estamos agradecidos de corazón por su invitación y por el interés personal -que sé ha puesto- en todos los detalles de esta visita, la primera de carácter oficial que hacemos juntos desde nuestro matrimonio. Afortunadamente,ese interés nos llevará hoy mismo a vuestra tierra natal en Michoacán, de honda resonancia histórica y volcada al futuro. Seguro de que nos recordará la impresionante riqueza cultural y la diversidad de las tierras que abraza este inmenso país porque su tierra es buen ejemplo de ello. Gracias por el honor de contar con su compañía.
Como pueden comprobar, iniciamos con enorme ilusión esta visita a México, y estamos seguros, de que permanecerá en nuestra memoria como inolvidable y muy fructífera. Hay mucho que diariamente nos vincula, nos ocupa y nos lleva a trabajar como socios excepcionales. Son muchos los intereses que compartimos en ambos lados del océano, y las visiones sobre el futuro global ?con sus riesgos y oportunidades- que nos afectan de la misma manera. A España le interesa México y a México le interesa España. Pero la gran virtud de nuestra relación es que en todos nuestros intereses está subyacente la profunda emoción con la que nos liga la historia, la cultura, la hermandad y también la solidaridad especial con todas las naciones de Ibero América.
Por tanto permítame que aproveche esta extraordinaria oportunidad para subrayar el carácter estratégico que ambos países coincidimos en atribuir a nuestra relación bilateral, como bien quedó patente en vuestro Viaje de Estado a España.
El programa de nuestra visita abarca encuentros político-institucionales de gran valor, primero con Vuestra Excelencia, Sr. Presidente, así como con el Senado y con la Suprema Corte de Justicia; tiene también una intensa dimensión cultural, no sólo bilateral con una Exposición sobre Buñuel y el 70 aniversario del Colegio de México, sino también regional, con el Primer Congreso de Cultura Iberoamericana; y finalmente incluye un encuentro empresarial, además de una importante reunión con la amplia colectividad española, como es tradición en nuestros viajes.
Es un programa que considero a la altura del excelente momento que vive nuestra relación bilateral, y que invita a españoles y mexicanos a continuar explorando y abriendo nuevos espacios de entendimiento y de cooperación.
Por todo ello, comprenderá mi profundo deseo como Heredero a la Corona de España de poder contribuir con esta Visita junto a la Princesa a que México y España den un paso más en la profundización y ampliación de sus relaciones, concebidas como relaciones entre socios muy importantes, seguros, fiables y estables, por encima de coyunturas políticas o de otro tipo. Unas relaciones que trascienden asimismo lo puramente bilateral, al compartir los mismos principios y valores en el plano internacional, ya sea trabajando juntos en las Naciones Unidas, en la Comunidad Iberoamericana de Naciones, o en el fortalecimiento de la cooperación entre México y la Unión Europea.
Señor Presidente,
España admira profundamente a México. Una admiración que nace del cariño, sí; pero también del atractivo especial que atesora vuestra tierra y vuestra gente, de la fascinación que el potencial de progreso y la fuerte identidad cultural de México ejercen sobre la sociedad española; en definitiva, de vuestro empuje como Nación con una fuerte institucionalidad democrática, una privilegiada situación geográfica, y un extraordinario capital humano.
Es evidente que México está llamado a potenciar su papel como una fuerza motora del progreso en Iberoamérica. Una apasionante tarea en la que como bien sabe Sr. Presidente, cuenta con el apoyo leal y apasionado de España.
Por ello, aunque ya hemos recorrido juntos un largo camino, creo firmemente que la mejor parte del mismo está aún por llegar. Se sitúa en el amplio horizonte de futuro que marca la inagotable amistad hispano-mexicana. Estoy seguro, Señor Presidente, de que trabajando juntos haremos posible ese futuro.
Muchas gracias de nuevo, Señor Presidente, tanto por vuestra generosa bienvenida y las continuas muestras de simpatía y amistad hacia España, como por vuestra contribución al progreso de México y al avance de las relaciones hispano-mexicanas.
Sepa que somos portadores de un saludo y un abrazo fraternal de SSMM los Reyes y del gobierno de España con los mejores deseos para la prosperidad y bienestar de todos los mexicanos.