A
l igual que en las dos ediciones anteriores celebradas en España, en Madrid y Valencia, la Princesa y yo estamos muy honrados de estar hoy con todos ustedes para inaugurar el ?IV Congreso Internacional sobre Víctimas del Terrorismo? en este moderno Campus Montepríncipe de la Universidad San Pablo CEU de Madrid.
Permitidme que en primer lugar sea yo el que agradezca la amabilidad de sus organizadores al invitarnos para presidir este Acto que nos permite expresar nuestra cercanía y cariño, así como nuestro firme y permanente apoyo, a todas las personas y sus familias que en España y en mundo entero son víctimas del terrorismo en todas sus manifestaciones. Nos permite reiterarles toda la admiración y el respeto que merecen.
Damos nuestra más calurosa bienvenida en este Cuarto Congreso a todas las víctimas del terrorismo que se han sumado a él, así como a las destacadas autoridades, expertos y analistas, que también nos acompañan, todos ellos venidos de muy diversos países. Su participación en estas jornadas permitirá - sin duda - enriquecer las reflexiones acerca de las experiencias y necesidades de las víctimas de un fenómeno tan abominable y de indudable dimensión internacional como el terrorismo.
Esa dimensión internacional explica el interés por intercambiar ideas y experiencias acerca de la situación de las víctimas entre distintos países, a la vez que nos recuerda la necesidad de una cooperación cada vez más efectiva entre todos los Estados, tanto en el plano bilateral como en el seno de los correspondientes foros y organizaciones multilaterales, para acabar definitivamente con los crímenes y amenazas del terrorismo, partiendo de la defensa de la vida, la democracia y la libertad.
El terrorismo es sustancialmente inhumano y sanguinario, siempre inaceptable e injustificable. Es, por esencia, radical enemigo de la democracia. Destroza vidas y familias, trunca el ejercicio de los más elementales derechos, niega las libertades, al tiempo que desgarra el corazón de todos. De ahí, nuestra profunda repulsa y firme condena de la barbarie terrorista, hacia cuantos asesinan, secuestran, amenazan o extorsionan en nombre de ideologías totalitarias y excluyentes.
Desde esas premisas, venimos a compartir nuevamente con ustedes un encuentro que sabemos marcado por el inmenso dolor y rechazo que provoca el terrorismo, pero también por la profunda esperanza y convicción de poder desterrarlo de la faz de la tierra.
Como dije en la anterior edición de este Congreso, ?todas las víctimas del terrorismo, todos vosotros sin distinción, tenéis en común el infortunio de haber sido golpeados de forma tan innecesaria como irracional por la aberración más cobarde en que puede caer el ser humano?.
Nada ni nadie puede compensar a las numerosas víctimas de la lacra terrorista por la irreparable pérdida de sus vidas, por el sufrimiento que generan sus heridas o por la dolorosa huella que dejan sus cicatrices. Tampoco nada puede compensar a sus familiares, por el intenso dolor que padecen y arrastran a lo largo de su existencia.
De ahí, el homenaje de respeto, afecto y gratitud que queremos dedicar en este día a todas y cada una de las víctimas del terrorismo, así como la profunda solidaridad que en este Congreso queremos reiterar a sus familiares, amigos y compañeros. Unos sentimientos y una deuda de gratitud dedicados a quienes tanto y tan injustamente han padecido los estragos de la sinrazón terrorista, a quienes han sido ejemplo de dignidad frente a la más brutal adversidad.
Su recuerdo imborrable y su testimonio siempre estarán presentes en nuestros corazones. Un recuerdo emotivo que debe alimentar nuestro compromiso colectivo para con ellos y con sus familias. Como afirma el programa de esta edición del Congreso Internacional sobre Víctimas del Terrorismo, ?las víctimas del terrorismo son la conciencia viva de nuestras sociedades democráticas?.
Terminar con el terrorismo es un deber, un imperativo moral para todas las sociedades libres, comprometidas con la defensa de la vida, los derechos humanos y libertades fundamentales, contando con todos los instrumentos del Estado de Derecho, con la acción de la Justicia y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, así como con la cooperación internacional.
Una sociedad libre, plural, democrática y amante de la paz, como la española, conoce y sufre desde hace tiempo las distintas y siempre brutales caras del terror; su fanatismo, su odio, su desprecio a todos los valores que nos distinguen y elevan como seres humanos, como personas.
En el caso de España, las víctimas se empezaron a organizar hace más de veinticinco años. Fueron y son un ejemplo. Sois un ejemplo. Nos dignificaron a todos al fijarse como objetivo colectivo el permanente recuerdo a cuantos perdieron tan cruelmente la vida, junto a la debida asistencia y atención a sus familiares y a los heridos. Afianzaron así los profundos valores y principios que nos inspiran como sociedad democrática y solidaria; aquellos que conculcan y desprecian sistemáticamente los terroristas cuando atentan contra la vida, contra los derechos y libertades de los ciudadanos.
El terrorismo sigue siendo una de las grandes amenazas a escala internacional, un desafío que exige unidad, firmeza y mucha cooperación.
Recordamos con profundo pesar y dolor a las nuevas víctimas del terrorismo en el mundo desde la celebración de la Tercera Edición de este Congreso.
Al mismo tiempo nos felicitamos por los avances registrados en la lucha por su erradicación y por el creciente rechazo y aislamiento social de los terroristas en nuestras sociedades democráticas. Y es que el terrorismo nunca podrá vencer nuestra fortaleza moral, ni nuestra convicción y confianza en la democracia, en que frente a la locura y la tiranía del terrorismo, se impondrán definitivamente la razón, la ley y la justicia.
Este Congreso acoge a cientos de víctimas directas de esta barbarie en España y en otros muchos lugares del mundo, cuyo tiempo y esfuerzo para participar en este encuentro apreciamos y agradecemos muy especialmente. Deseamos que se sientan acogidos con todo el cariño que merecen y que tengamos la oportunidad de conocer sus experiencias para redoblar nuestros esfuerzos en defensa de los grandes valores que inspiran a nuestras sociedades democráticas.
Al expresar, junto a la Princesa, nuestros mejores deseos de éxito a los organizadores y participantes en este Congreso, quiero reiterar nuestro pleno compromiso de apoyo y de solidaridad hacia todas las víctimas de esta lacra abominable en cualquier lugar del Planeta.
Declaro inaugurado el Cuarto Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo.
Muchas gracias.