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racias por tan amables palabras y cálida acogida.
Vengo con mucho gusto a presidir el Acto de concesión del Tercer Premio Internacional de la Fundación Conde de Barcelona a la Comisión Europea y a su Presidente, Don José Manuel Durão Barroso, en el año en que se cumple el Cincuenta Aniversario de la firma de los Tratados de Roma.
Un Premio que, en esta querida ciudad de Barcelona, acabamos de entregar a una institución clave dentro del proceso de integración europea, al tiempo que a un europeísta consagrado y a un probado amigo de España.
Deseo, con este motivo, expresar a la Comisión y a su Presidente mi más calurosa felicitación.
Como defensora del interés comunitario y guardiana de los Tratados, una vez más se reconoce a muy justo título el papel de la Comisión, como auténtico motor de la construcción europea.
Una institución clave en el edificio comunitario, sin la que no podrían explicarse los grandes avances cosechados por el modelo de integración europea, en términos de paz y bienestar, a lo largo de las cinco últimas décadas.
Un período en el que se han consolidado, desarrollado y ensanchado de manera muy satisfactoria, los objetivos políticos, económicos y sociales que inspiraron los Tratados.
Europa se ha convertido así en un sólido referente, no sólo de paz, democracia y estabilidad, sino también de progreso, justicia y solidaridad, en el actual mundo global.
Una admirable obra, en la que es mucho lo que debemos a la Comisión, y a sus sucesivos Presidentes, por su valiosa contribución al gran esfuerzo colectivo para lograr que la fuerza de la unidad y de la razón, así como de la libertad y del tesón, se impusiera a la división, al desánimo y a la adversidad.
En este marco, merece hoy nuestro reconocimiento la excelente labor desempeñada por el actual Presidente de la Comisión.
El Presidente Barroso asumió su alto cargo cuando se vivía la ilusión por el reciente éxito de la ampliación de la Unión Europea a diez nuevos Estados Miembros, y por la conclusión de las negociaciones de reforma de los Tratados.
Poco después, se abrió una compleja e intensa etapa, que el Presidente ha sabido gestionar con una sabia mezcla de habilidad y realismo, de liderazgo y sana ambición europeísta.
Una etapa en la que, entre otras cosas, la Unión ha podido adoptar las nuevas Perspectivas Financieras para 2007-2013, ha relanzado la Estrategia de Lisboa, ha dotado de un enfoque global a la política de migración, y ha acordado medidas sobre cambio climático y energía.
En suma, Don José Manuel Durão Barroso ha conducido con acierto la nave de la Comisión Europea, a lo largo de una densa singladura comunitaria, cuyo próximo puerto de atraque será Lisboa con la firma, el 13 de diciembre, del nuevo Tratado que llevará el nombre de la capital portuguesa.
Ahora se abre una nueva etapa, marcada por la comunicación que la Comisión acaba de presentar bajo el sugestivo título: ?El interés europeo: tener éxito en la era de la globalización?.
Una Europa fuerte y con sólidas políticas comunes, es la mejor respuesta que podemos dar a la globalización, que supone un reto, pero también una oportunidad.
No quiero, además, dejar de subrayar la fructífera cooperación que España viene manteniendo con la Comisión.
Una cooperación que ha adquirido últimamente una especial relevancia en sectores como la inmigración, la I+D, la energía o las relaciones de la Unión Europea con diversos países y continentes.
El Premio Internacional que hoy entregamos tiene una feliz huella portuguesa, que engarza con los afectos de mi Familia y, en particular, de mi padre el Conde de Barcelona, que da nombre a esta Fundación.
En efecto, tenemos el honor de distinguir a una Comisión presidida por un portugués, en plena Presidencia portuguesa de la Unión, y a pocas semanas de la firma del nuevo Tratado de Lisboa.
Felicito al Jurado por su acierto en la elección de este Tercer Premio Internacional que supone un reconocimiento institucional a la Presidencia de la Comisión Europea, en la persona de Don José Manuel Durão Barroso.
Un reconocimiento con el que el Jurado ha querido asimismo rememorar la tarea de sus antecesores.
Animo al Patronato de la Fundación Conde de Barcelona, constituida por el diario ?La Vanguardia?, a seguir adelante con su valiosa labor.
Una Fundación que, conforme a la línea editorial del Grupo Godó y al sentir mayoritario de la sociedad catalana y del resto de España, ha sabido subrayar el anhelo compartido por una Europa cada vez más unida, que actúe como factor de desarrollo, de igualdad y de solidaridad.
Reitero a la Comisión Europea y a su Presidente mi felicitación más sincera, con mis mejores deseos de éxito en su servicio a una Europa cada vez más justa, prospera y solidaria.
Muchas gracias.