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Palabras de Su Alteza Real el Príncipe de Asturias en la inauguración del XXV Congreso Internacional del Notariado

Madrid, 03.10.2007

E

s un verdadero honor para la Princesa y para mi acompañarles a todos ustedes en este acto para presidir la inauguración del 25 Congreso Internacional del Notariado en Madrid. De modo que agradecemos mucho su invitación, así como las amables palabras que nos han dirigido. Es la tercera vez que España acoge este Congreso en el que cada tres años se dan cita representantes de la función notarial de 75 naciones de América, África, Asia y Europa.

Al tomar Madrid el relevo de la gran ciudad hermana de México, D.F., que albergó la edición del 2004, es un placer para mi darles hoy la bienvenida más cordial a España a cuantos participantes nos visitan del extranjero para esta importante reunión.

Por su eficaz tarea organizadora quiero expresar nuestra felicitación sincera al Consejo General del Notariado de España y a sus miembros. A todos ustedes, anfitriones y visitantes, les deseamos que el desarrollo de estas jornadas de debate, reflexión e intercambio de ideas y experiencias, convocadas por la Unión Internacional del Notariado sea todo un éxito.

Esta es, sin duda, una excelente oportunidad para resaltar públicamente ante la Sociedad, la tradicional -y creciente- importancia de la función notarial, su indudable contribución a la paz social y su trascendental dimensión económica y social, al constituir un pilar esencial para la seguridad del tráfico jurídico en nuestras sociedades.

Y eso es así porque en nuestros sistemas notariales de tipo latino, basados en el derecho romano-germánico, corresponde al notario desarrollar una importante labor, consistente en ejercer un control de la legalidad en los documentos que autoriza, y buscar una solución equilibrada que garantice la seguridad jurídica y el respeto a la libertad contractual, desde una posición de independencia e imparcialidad, de equidistancia respecto de los intereses de las partes.

Sé que a ustedes no les descubro nada, pero creo oportuno reafirmar estas características que definen al notario, y que explican el reconocimiento y alto prestigio acumulados por los notarios en los países representados en este Congreso. Como Heredero de la Corona, permítanme que dedique un merecido y específico tributo de gratitud y admiración a todos los notarios españoles por su rigurosa preparación, reconocida autoridad jurídica, y encomiable profesionalidad, imparcialidad y dedicación.

En Europa, los orígenes de la función notarial se remontan a la Baja Edad Media, cuando se genera un sistema de seguridad contractual destinado a evitar la existencia y eficacia de negocios ilegales, fraudulentos, injustos o simplemente defectuosos.

En el caso de España es evidente la aportación del notariado a nuestro desarrollo económico y social, y sobre todo desde la aprobación de la Ley de Orgánica del Notariado en 1862. En la actualidad, las necesidades a las que dio respuesta dicha Ley siguen siendo las mismas, si bien en un contexto muy diferente. De un lado, el proceso de integración global derivado de las nuevas tecnologías y, de otro, la necesidad de dotar al Estado de instrumentos eficaces en la lucha contra el fraude, han obligado a modificar dicha Ley para, sin alterar sus esencias, adaptar la institución notarial a los nuevos tiempos.

Por ello, desde 2001 el notario utiliza a diario esas nuevas tecnologías en sus relaciones con las Administraciones Públicas y los ciudadanos y, desde 2005, el notario colabora de modo más eficaz con la Administración de Justicia y las Administraciones Públicas en la prevención de los modernos tipos de fraude.

A lo largo de este Congreso Internacional se van a abordar dos temas de especial calado, referidos, por un lado, al documento notarial como instrumento de desarrollo de la sociedad y, por otro lado, a la actividad notarial en los medios rurales y urbanos. Todo ello, bajo el lema ?El notariado, una institución mundial?.

No cabe duda de que, hoy más que nunca, el notariado aquí representado dispone de unos mismos principios que refuerzan su indudable dimensión y proyección mundial. La función notarial, que ha contribuido en buena medida a la modernización de nuestras sociedades, adquiere en la actualidad una nueva relevancia como instrumento clave, generador de la debida confianza para poder aprovechar las oportunidades y superar los retos derivados de la creciente internacionalización de las relaciones jurídicas, producto de los fenómenos de integración regional y de globalización.

La función notarial reviste asimismo un especial interés y dispone de una particular eficacia para coadyuvar al crecimiento económico y social del mundo rural, particularmente en los países en vías de desarrollo, por ejemplo mediante una acreditación estable, accesible y segura de los títulos de propiedad.

Todo un conjunto de realidades que, sin embargo, no alteran el hecho de que sea la persona, sus derechos, su dimensión económica, social y familiar, la que constituye el referente esencial de la función notarial.

Por otro lado, en el actual modelo de economía de mercado, la búsqueda de la seguridad jurídica impone un ?sentido de anticipación? o ?de preservación?, que dotan de un renovado contenido a la institución notarial. Esta orientación preventiva de los modernos instrumentos de seguridad jurídica, procura que los negocios jurídicos se formalicen sin vicios e irregularidades, es decir, sin gérmenes de un ulterior conflicto.

La seguridad jurídica, consagrada en la Constitución española de 1978, es un principio básico del constitucionalismo moderno y una de las funciones esenciales del Estado de Derecho, además de una de las metas que debe conquistar la comunidad internacional en su conjunto.

Estoy convencido de que este Congreso Internacional les permitirá ahondar en el mejor conocimiento de nuestras respectivas realidades jurídicas nacionales, de las nuevas demandas que se plantean por parte de nuestras sociedades y, también, de las distintas soluciones que cabe contemplar para atenderlas. Todo ello reforzará, sin duda, la necesaria cooperación internacional de nuestros notarios, pensando en el mejor servicio a nuestros ciudadanos y países, en este mundo nuestro cada vez más interdependiente y globalizado.

Con este espíritu, la Princesa se une a mí para desearles nuevamente una muy feliz y fructífera estancia en Madrid, así como muchos éxitos en sus trabajos.

Declaro inaugurado el Vigésimo Quinto Congreso Internacional del Notariado en Madrid.

Muchas gracias.

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