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abiendo quedado inaugurados los trabajos del II Congreso Internacional de la Lengua Española, quiero aprovechar esta ocasión para dar nuestra más cordial bienvenida a los Jefes de Estado aquí presentes, cuya asistencia a este acto agradezco de forma muy especial.
Este Congreso sobre el español ha conseguido reunir hoy en Valladolid a representantes de cuatro continentes. Ello da testimonio de la importancia y proyección de nuestro idioma y del rico patrimonio cultural a él asociado.
El mundo atraviesa en la actualidad momentos difíciles, consecuencia de los recientes acontecimientos que han sacudido a la comunidad internacional. El choque entre culturas se alega por algunos como explicación del enfrentamiento y fuente de incertidumbre hacia el futuro. Se resaltan las diferencias entre los pueblos convirtiéndolas en motivo de desconfianza y enfrentamiento.
En estas circunstancias, nuestro idioma y nuestra cultura común deben ser, más que nunca, instrumento de comunicación y acercamiento entre los individuos y los pueblos, acicate para la cooperación y estímulo para la consecución del objetivo primordial: favorecer la mutua comprensión, base esencial de la tolerancia y el respeto.
Permítanme, pues, proponerles un brindis por los representantes de todos los países que con este propósito se reúnen hoy aquí y hacer mis mejores votos por un desarrollo fructífero de este II Congreso de la Lengua española. Que su trabajo contribuya de forma eficaz a profundizar y reforzar las relaciones entre nuestros pueblos, abriendo nuevas puertas para su continuación futura.