M
e complace encontrarme aquí, con todos vosotros, en este Real Sitio del Palacio de Aranjuez. Agradezco al Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid que haya hecho posible este encuentro.
El momento de la despedida suele ser el indicado para hacer balance y reflexión. Por tanto, aunque no puedo decir que me despida hoy de vosotros, quiero evaluar lo vivido estos días, llenos de experiencias inolvidables, que me han descubierto una realidad intensa y prometedora, sin ocultar sus problemas.
Termino esta visita hondamente impresionado por la vocación universalista de esta región, así como por los proyectos con la que está preparando su nuevo protagonismo en Europa y en el mundo. Sé que concebís ese futuro como una oportunidad de mejorar vuestras condiciones de vida y de ampliar vuestros propios horizontes. Pero igualmente he visto que insistís en hablar de ese progreso como de un servicio al resto del país.
Me reconforta saber que, en vuestra actitud, tiene España una garantía indudable de diálogo y de entendimiento, virtudes que son las que han hecho posible la Constitución que rige nuestra convivencia nacional. Es ella precisamente la que ha abierto el camino al autogobierno de las Comunidades Autónomas, una fórmula de organización del Estado que se sustenta en buena medida en la capacidad de cada una de las regiones para cooperar en el bienestar del país.
En estas jornadas he tenido la oportunidad de conocer más de cerca las inquietudes de una sociedad que aspira siempre a mejorar su nivel de vida y sus expectativas y no olvida la necesidad de mostrarse solidaria con quienes precisan de su generosidad y de su sentido de la justicia. Sé que no es necesario que os pida que pongáis todos vuestros recursos humanos y materiales al servicio del bienestar de las personas, porque me consta que ése es uno de los objetivos que orientan vuestro proyecto global. Pero un bienestar comprometido, no autocomplaciente, a un mismo tiempo material e intelectual; para el cual creo que vuestra apuesta por la educación y la cultura da claras garantías de un progreso integral.
Por eso el reto que mejor puede afrontar Madrid, es el de conseguir un desarrollo de rostro humano, en el que la economía, la técnica y las infraestructuras constituyan un patrimonio compartido que enriquezca la vida de los ciudadanos y estimule un continuo avance que procure no dejarse a nadie en el camino.
Después de esta visita creo poder afirmar que la Comunidad de Madrid tiene esa doble capacidad: la de generar riqueza y la de convertirla en un bienestar que alcance a todos. De vuestro éxito en esa empresa, del que he tenido varias muestras o anticipos estos días, depende en gran medida vuestro porvenir. Por eso quiero animaros a que continuéis trabajando en la misma dirección, con el entusiasmo que habéis demostrado en estos dieciocho años.
Me llevo conmigo la imagen de una región vital y optimista, que además de sentirse segura de sí misma tiene la inteligencia de comprender que en la variedad se esconde la verdadera riqueza. La diversidad de sus paisajes me ha parecido una metáfora perfecta de la de sus actividades y querencias, y de la lista, casi interminable, de los asuntos de los que Madrid se ocupa y se preocupa. Pero también he aprendido que los madrileños, entre los que me incluyo, tenemos que avanzar mucho todavía en el conocimiento de nosotros mismos y de apreciar más nítidamente nuestra realidad.
Me ha llamado sobre todo la atención tanto la productividad de su industria, y el dinamismo de sus servicios, como la conciencia de sus intelectuales, termómetro de los cambios sociales. También la inventiva de sus investigadores, el interés y preocupación por el medio ambiente, el crecimiento espectacular de los sistemas de transporte y los servicios públicos, la juventud de sus nuevas Universidades, la abundancia y calidad de las manifestaciones culturales, y el insobornable sentido de la justicia de muchos de sus colectivos sociales; todo ello ha estado muy presente estos cuatro días.
Pero hay tres aspectos más que deseo resaltar especialmente: en primer lugar, la capacidad integradora de Madrid, capital de la Comunidad y capital del Reino, que constituye una garantía para nuestro futuro y que está especialmente avalada por el carácter abierto, tolerante y cosmopolita de sus habitantes; en segundo lugar la dedicación encomiable de los Ayuntamientos a la mejora de los pueblos y ciudades de la región, y finalmente la fortaleza institucional de vuestra Comunidad, que permite que ya se os tenga presente en toda España en pie de igualdad con las demás Autonomías.
Qué más puedo decir, en fin, sino que no me equivoqué cuando al comienzo de esta visita sospeché que iba a encontrar una realidad múltiple. Tanto, que se hace difícil abarcar en sólo cuatro días su enorme variedad, aunque sí me ha sido posible comprobar los resultados formidables que ofrece.
Hasta aquí el balance, que es necesariamente provisional por una razón doble: en primer lugar, porque Madrid me ha demostrado estar permanentemente en marcha. Después, porque, en este caso no hay despedida, y tengo la suerte de poder quedarme con vosotros para ofreceros todo mi esfuerzo en la tarea de hacer de esta Comunidad un espacio más próspero y más solidario.
No quiero terminar estas palabras sin manifestar mi agradecimiento a todas aquellas personas que han colaborado al buen fin de esta visita. De forma especial, quiero agradecerle, Sr. Presidente, su constante dedicación y apoyo durante estos días y el eficaz trabajo del equipo de la Comunidad, sin cuyo concurso no hubiera sido posible llevar a buen puerto el programa que nos habíamos fijado.
Asimismo, agradezco sus atenciones al Delegado del Gobierno, al Alcalde de Madrid y demás Autoridades que me han acompañado; a todas las instituciones, fuerzas políticas y sociales con las que me he reunido, mi gratitud y reconocimiento por la sinceridad de sus planteamientos, que tanto me han enriquecido, y por su compromiso con el futuro de esta Comunidad. Y finalmente, al pueblo de Madrid que, a lo largo de todo mi recorrido, me ha mostrado su simpatía, afecto y cariño, que mucho me ha emocionado y que sinceramente agradezco.
Nada más, gracias a todos por acudir esta noche y hasta pronto.