P
ermítanme que inicie estas palabras celebrando tener la oportunidad de venir hoy al Ministerio de Fomento y participar en los actos que conmemoran su 150 aniversario. Además de ser algo grato, creo que es enormemente significativo que la Corona presida esta ceremonia e inaugure la exposición que veremos a continuación, cuando fue hace 150 años que la Reina Isabel II rubricó el Real Decreto por el que el Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Publicas pasó a denominarse Ministerio de Fomento. Pero fue incluso antes, cuando la Reina María Cristina, estando enfermo Fernando VII, formalizó en 1832 la creación de la Secretaría de Estado y del Despacho del Fomento General del Reino, que tomó cuerpo la necesidad de promover el desarrollo de las actividades especificas del fomento. Unos años después, esa necesidad maduró en la creación del Ministerio.
Agradezco al Señor Ministro la precisa síntesis de la historia de este Ministerio que nos ha ofrecido en su intervención. Ministerio al que corresponde tradicionalmente la creación de las infraestructuras básicas para las comunicaciones; aquéllas que tienen la finalidad de unir los más distantes puntos de nuestra geografía, así como permitir las de España con el resto del mundo.
Creo que, debido a la tarea desarrollada a lo largo de este dilatado período de tiempo en la construcción de las obras públicas que hoy cubren nuestro territorio y en la regulación de los diferentes sistemas de transporte que, en cada momento de la historia, han sido precisos para el desarrollo económico de la sociedad española, podemos concluir que este Ministerio ha sido protagonista de excepción de la transformación económica y social de España. En estos 150 años ha impulsado de manera intensa su progreso, siendo su actividad de proyectar y construir las grandes infraestructuras el primer factor de consolidación y avance para la decisiva movilidad de personas y mercancías. Esa movilidad que significa sobre todo la aproximación de los pueblos, de los centros de producción y de los mercados.
Ha sido muy grande el aprecio de la Corona por esta noble actividad de vertebración territorial y social que ha realizado el Ministerio a lo largo de su existencia y bajo sus diversas denominaciones. En este sentido quisiera recordar la presencia y el impulso dado por la Familia Real en numerosos momentos relevantes de la historia de las obras públicas de España. Puertos y aeropuertos, ferrocarriles y satélites, carreteras y túneles; son muchos los hitos que han contado con algún miembro de la Familia Real como testigo de excepción, tanto en su fundación como en su puesta en funcionamiento.
Así, podría citar de manera especial mi reciente participación en la inauguración del nuevo edificio terminal del aeropuerto de Bilbao, el pasado día 14 de noviembre de 2000.
Tengo el convencimiento de que las tareas que han de corresponder al Ministerio de Fomento, en el nuevo siglo que hemos comenzado, serán de la mayor relevancia para mantener su contribución esencial al desarrollo e impulso de nuevas infraestructuras que respondan precisamente a la exigencia de modernidad de la sociedad española.
En el momento actual se están produciendo singulares avances y desarrollos tecnológicos que favorecerán sin duda el impulso de la ingeniería civil, de las obras públicas y de los sistemas de transporte, y representarán, por lo tanto, un nuevo reto para seguir promoviendo objetivos y proyectos ambiciosos que deberán ser abordados por todos los que lleváis a cabo vuestra actividad, vuestro trabajo, dentro de este Ministerio.
A ello estoy seguro que dedicaréis vuestros esfuerzos, como vuestros antecesores lo han venido haciendo hasta hoy, contribuyendo a la tarea permanente e irrenunciable del Ministerio de Fomento, que siempre ha guiado a los hombres y mujeres de esta Casa, y de la que hoy integráis su valioso capital humano.
Con ello contribuiréis al esfuerzo colectivo de la sociedad española para conseguir la convergencia real de nuestro nivel de desarrollo con el de los países más avanzados, haciendo posible que el aumento del bienestar y la generación de empleo nos aproximen a los países que hoy tienen mayores cotas de progreso en Europa y en el mundo.