Desde mis primeros momentos como Rey, y antes también como Príncipe de Asturias, he querido aproximarme a los diferentes sectores de la sociedad española y estar cerca de sus inquietudes. Siempre con el objetivo puesto en el interés general, del cual una expresión máxima es nuestro progreso como país.
Estas Becas y Ayudas a la Investigación de la Fundación Iberdrola que nos convocan hoy en Madrid son un motivo de alegría y de esperanza para todos; aunque, de forma especialmente intensa, lo son para quienes la reciben y merecen. Pero os aseguro que, particularmente, a la Reina y mí nos alegra y nos da una satisfacción enorme ser testigos de todo ello y poner en vuestras manos este premio a vuestro esfuerzo, este impulso a vuestro futuro.
Y diría más: hablaros hoy me permite en pocos días volver a subrayar, tanto la importancia estratégica que tiene el apoyo a la investigación en general, como la relevancia concreta de la energía y el Medio Ambiente ─que son las materias específicas a las que se orienta este programa de ayudas.
Nada hay más estimulante que participar o ser testigo de una iniciativa potente, y capaz de marcar la diferencia o de tener un impacto directo en las vidas de jóvenes con talento, que demuestran capacidad de sacrificio y se entregan con ganas ─con pasión─ a prepararse, a ser mejores. Jóvenes que, de esta manera, pueden contribuir al avance tecnológico, económico y social, sean auténticos agentes de cambio e infundan serias esperanzas de futuro al conjunto de la sociedad.
Pero antes de compartir con todos algunas breves reflexiones más sobre todo ello, quiero agradecer a la Fundación Iberdrola esta gran apuesta por los jóvenes como manera eficaz y seria de asumir la Responsabilidad Social Corporativa y volcarla, concretamente, hacia la investigación en materias tan cercanas y tan críticas en nuestros días como son la energía y el Medio Ambiente.
"...el impulso a la investigación en todos los terrenos es esencial para España, para asegurarnos un futuro de prosperidad y desarrollo. La investigación es una inversión necesaria, ineludible, que forma parte del “proyecto de progreso” de cualquier país que desea avanzar por su propia voluntad y hacia sus propias metas sin ser deudor de los esfuerzos de otros..."
Naturalmente, os animo ─a la Fundación, pero también a todos los que puedan─ a mantener y reforzar en lo posible este tipo de ayudas, incluso ampliándolas hacia otros campos cercanos a sus ámbitos de interés y actividad. También quiero, con la Reina, felicitar muy afectuosamente a todos los jóvenes que habéis merecido y recibido estas ayudas. Nuestra más sincera enhorabuena. Tenemos muy presente lo difícil que es conseguir lo que vosotros habéis logrado.
Hace dos días lo dije en Valladolid respecto a la innovación y al diseño, y hoy quiero reiterar aquí que el impulso a la investigación en todos los terrenos es esencial para España, para asegurarnos un futuro de prosperidad y desarrollo. La investigación es una inversión necesaria, ineludible, que forma parte del “proyecto de progreso” de cualquier país que desea avanzar por su propia voluntad y hacia sus propias metas sin ser deudor de los esfuerzos de otros.
La investigación, que debe siempre ofrecer sus mejores resultados en beneficio de toda la Humanidad, no deja de tener, así, una dimensión nacional que no podemos desconocer. De hecho, para poder compartir con los demás pueblos los mejores frutos de nuestro esfuerzo y de nuestro talento, debemos ser primero capaces de producirlos nosotros mismos. Ello no obsta, por supuesto, para que debamos sumar fuerzas y cooperar en materia científica y en otras áreas con los demás países de la Comunidad Internacional.
La energía y el medio ambiente son objeto central de las ayudas de Iberdrola. Realmente, constituyen un binomio clave en la búsqueda de ese porvenir de bienestar que procura cualquier sociedad comprometida con su mejor futuro. Si la energía es una condición imprescindible para el bienestar y el desarrollo económico, el medio ambiente —su salud y su equilibrio— son condiciones inexcusables para la vida. De este modo, no podemos renunciar a ninguno de los dos y, a la vez, debemos trabajar a favor de ambos. Así, estas becas y ayudas son verdaderamente pertinentes y positivas.
Otra de las líneas de apoyo de la Fundación se centra en la conservación y la restauración museística. Estas becas tienen como objetivo formar jóvenes restauradores en instituciones de nuestro país que atesoran una parte muy significativa de nuestro inmenso patrimonio artístico y cultural. Si, como he tratado de exponer, las ayudas a la investigación en materia de energía y medio ambiente se pueden asociar a nuestro presente y nuestro futuro, las becas de restauración actualizan y ponen de relieve el legado de nuestro mejor pasado. Un legado que contribuye a la mejor comprensión de nuestra historia, de nuestro arte y de nuestra identidad colectiva.
No olvido mencionar, tampoco, la colaboración fructífera de la Fundación con otras entidades españolas y extranjeras que comparten análogos fines. Esta cooperación es una muestra más de que, sumando fuerzas, podemos ampliar nuestros objetivos y llegar más lejos.
Termino ya estas palabras con el convencimiento de que el apoyo a la investigación en todas estas materias debe mantenerse y reforzarse siempre. Queremos agradeceros de nuevo la visión y la generosidad de la Fundación Iberdrola y, sobre todo, reiterar nuestra felicitación a los jóvenes —hombres y mujeres— que han sido merecidamente agraciados con estas ayudas.
Muchas gracias.