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uestra Asociación celebra este año, como sabéis, la vigésima edición de los Premios de Periodismo Francisco Cerecedo. Con ellos reconocemos anualmente las trayectorias personales y los trabajos periodísticos que signifiquen un impulso a la libertad de expresión. En la relación de nombres que hace grande a este Premio, desde el primero, Rafael Sánchez Ferlosio, a Soledad Alameda, el año pasado, aparte del propio de Cuco Cerecedo, encontramos un gran elenco de prestigiosos periodistas españoles y alguno que no lo es pero que tiene a España anclada en su obra, en su sentimiento. Quiero recordar especialmente entre ellos a quienes desgraciadamente ya no están entre nosotros: José Antonio Novais, Carmen Rico-Godoy y Chumy-Chúmez; esta noche y siempre estarán en nuestra memoria.
Felicito a la Asociación y al jurado responsable, claro, por vincular este veinte aniversario al nombre de Iñaki Gabilondo, periodista consagrado ya hace años por su trayectoria profesional en la comunicación audiovisual.
Es un hombre al que siempre vemos en primera línea, allí donde se cuece y se disecciona la actualidad. Un puesto que requiere mucho talento y grandes méritos. Iñaki Gabilondo se lo ha ganado a pulso, lo ha trabajado a conciencia, y domina sus secretos: la complicidad con sus oyentes, y el arte de comunicar sin imponer.
Se ha convertido así en uno de nuestros mejores comunicadores. Pues pertenece al núcleo principal de quienes han creado un estilo directo e inmediato de expresión en la radio que, sin ellos, no hubiera llegado a ser verdadera escuela de periodismo. Una radio que ofrece un excelente ejemplo del papel jugado por los medios de comunicación como avanzada de nuestras libertades y factor de afianzamiento de los valores democráticos; y que al amparo de nuestra Constitución ha coadyuvado el espléndido desarrollo de nuestro periodismo en Democracia.
Hace algunos años Iñaki Gabilondo se implicó en causas de enorme valor humano y social que, sin su voz y acento inimitables, no hubieran sido conocidas. Y lo hizo con un respeto y un interés auténtico, sentando un magisterio que merece ser recordado e imitado.
Hoy nuestro premiado es una referencia ineludible de nuestro debate público, que lleva con pasión crítica y a la vez cordial, buscando la opinión a través del contraste, con un talante de periodismo que le ha valido indudables éxitos profesionales, y con el que se ha granjeado el apoyo de innumerables seguidores.
De su dimensión periodística, comprometida y generosa, que es fiel reflejo de su propia personalidad, dan fe numerosos reconocimientos, entre los que quiero destacar la Medalla de Oro?Ghandi? de la UNESCO a favor de la paz y la no violencia; los premios del Instituto Andaluz de la Mujer y Clara Campoamor por su tarea a favor de la mujer; el premio de la Coordinadora Estatal de Minusválidos de España por su apoyo a los discapacitados, precisamente en este año Europeo de las Personas con Discapacidad; o la Medalla de Oro de Andalucía y la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Cataluña.
Iñaki Gabilondo, en fin, actualiza y nos recuerda cada mañana el peso fundamental de la radio en nuestro panorama informativo, su destacada contribución al pluralismo en la comunicación, y la probada fidelidad de su audiencia, que no se ha visto afectada, por la proliferación de nuevos medios y tecnologías, que amplían continuamente la riqueza y variedad de nuestro horizonte individual y social.
Gran mérito el de saber adaptarse sin estridencias a escenarios cambiantes y a sus específicas exigencias, y que nuestras radios han logrado gracias al esfuerzo continuo y al nivel profesional de sus periodistas, entre los que sobresale, sin duda, el distinguido ahora por esta Asociación.
A estos Premios, tan logrados, los que nos reúnen esta noche parece que les faltaba un nombre, el de Iñaki Gabilondo. La ausencia se ha colmado. Mi enhorabuena muy cordial, querido Iñaki, junto con mi felicitación a quienes hoy nos convocan para celebrar tu ingreso en la nómina ilustre de los Cerecedos.
Muchas gracias.