S
eñor Nuncio Apostólico,Señoras y Señores Embajadores,
Un año más, les damos nuestra más cordial bienvenida a esta Recepción de Año Nuevo.
Quiero, ante todo, agradecer las muy amables y afectuosas palabras que acaba de pronunciar el Decano del Cuerpo Diplomático.
Permítanme, además, que la Reina, el Príncipe de Asturias y yo mismo les hagamos llegar, en nombre propio y de toda la Familia Real, nuestros mejores deseos de ventura personal, así como de paz y prosperidad para los Estados que Ustedes tan dignamente representan.
El pasado uno de enero se cumplía el Vigésimo Aniversario del ingreso de España, junto con Portugal, en las Comunidades Europeas. Un período en el que España ha hecho gala de su europeismo y de su activa contribución al proyecto de integración europea. Al mismo tiempo, ha participado en el ámbito de estabilidad, prosperidad y solidaridad que la Unión Europea representa, y ha demostrado su voluntad de profundizar en la integración para que tales beneficios puedan extenderse a todos los europeos.
El proceso de integración europea ha sido un éxito sin precedentes. Ha creado un espacio de paz, libertad, justicia y bienestar que agrupa a más de cuatrocientos millones de ciudadanos.
El reciente acuerdo sobre el marco presupuestario de la Unión Europea para el período 2007-2013, aspira a que la Unión Europea pueda cumplir sus objetivos y responsabilidades, ejerciendo el papel que le corresponde en el mundo.
Señoras y Señores Embajadores,
La Décimoquinta Cumbre Iberoamericana, celebrada en Salamanca en octubre pasado, puso de relieve la importancia que los españoles atribuimos a nuestra esencial dimensión iberoamericana.
Dicha Cumbre puso en marcha la Secretaría General Iberoamericana, que ya goza del estatuto de observadora ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Su labor permitirá reforzar la presencia de la Comunidad Iberoamericana de Naciones en la escena internacional. La próxima Cumbre, que acogerá Uruguay, debe fortalecer esta proyección internacional y dinamizar, en todos los ámbitos, nuestra cooperación con los países hermanos de Iberoamérica.
España dispone, asimismo, de una significativa dimensión mediterránea. De ahí la importancia que atribuimos a la celebración en noviembre pasado de la Cumbre Euromediterránea, reunida en Barcelona con el ánimo de revitalizar un vínculo de importancia estratégica para los países de las dos orillas de nuestro mar común.
En Barcelona se aprobó un Código de Conducta en materia de seguridad y lucha antiterrorista, así como un Plan de Acción con medidas concretas en los terrenos económico, político y social.
El ámbito mediterráneo incluye también el Oriente Próximo, en donde España continuará desplegando sus esfuerzos para contribuir, en la medida de sus posibilidades, a que vaya concretándose la aspiración a una paz justa que comparten todos los pueblos de la zona.
Señoras y Señores Embajadores,
Nuestras relaciones se intensifican con zonas cada vez más distantes.
Durante este año se creará la Casa de África, que ha de potenciar nuestra proyección política, económica y de solidaridad hacia el gran continente africano.
La Casa Sefarad se creará coincidiendo con el Vigésimo Aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e Israel. El año 2006 también verá nacer la Casa Árabe, que será un instrumento clave para el reforzamiento de las especiales relaciones de España con los países árabes, a los que estamos estrechamente vinculados.
Estas nuevas instancias para la cooperación se sumarán a dos instituciones de ejemplar actividad y tradición, la Casa de América y la Casa Asia. El Plan Asia ayudará a sistematizar las líneas de actuación, por las que España desea reforzar, con renovado vigor, su presencia en la región. Señoras y Señores Embajadores,
España apuesta por una eficaz diplomacia multilateral. A las Naciones Unidas corresponde desempeñar un papel insustituible para el conjunto de la comunidad internacional. En la Cumbre de septiembre pasado, España quiso subrayar su compromiso con la reforma de una Organización a la que deben concederse los medios para dar respuesta adecuada a los problemas del mundo actual.
Sólo desde la concertación y el entendimiento estaremos en condiciones de afrontar con éxito las exigencias derivadas de la paz y la seguridad internacionales, la promoción de la democracia, el respeto a los derechos humanos, la lucha contra la pobreza y la desigualdad, el combate contra el sida y otras pandemias o el deterioro medioambiental.
España mantiene su esfuerzo en las acciones destinadas a garantizar la paz y la seguridad internacionales, así como a combatir el terrorismo, sobre la base del respeto a la legalidad internacional y a los derechos humanos.
El terrorismo ha vuelto a golpear de manera indiscriminada en Londres, en Ammán y en otras muchas ciudades; acciones que merecieron nuestra profunda repulsa y condena, junto a la expresión de nuestro hondo pesar por las víctimas y de solidaridad hacia sus familias.
La Cumbre Mundial sobre Democracia, Terrorismo y Seguridad, celebrada en Madrid, reiteró la necesidad de mantener frente a la barbarie terrorista una actitud firme, en la acción y en los principios, contando con todos los instrumentos del Estado de Derecho.
La participación en operaciones de mantenimiento de paz, bajo el mandato de las Naciones Unidas, ha llevado a miembros de nuestras Fuerzas Armadas y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad a diversos puntos del planeta. Quiero rendir el más emocionado homenaje a los diecisiete militares españoles que, en el cumplimiento del deber, perdieron su vida el pasado mes de agosto en Afganistán, al tiempo que reiterar nuestra solidaridad y afecto a sus familiares y allegados.
Nuestros hombres y mujeres también han trasladado la solidaridad del pueblo español a regiones del globo azotadas por catástrofes naturales, como las ocurridas en Indonesia o Pakistán.
Señoras y Señores Embajadores,
España es la octava economía mundial por su volumen. Nuestras empresas e inversiones participan en el desarrollo económico y social de muchos países.
Como país moderno, dinámico, justo y solidario, la Cooperación forma parte consustancial de nuestra acción exterior. Nuestra Cooperación crece en calidad y cantidad, habiéndose comprometido con el desarrollo humano sostenible y con los países más necesitados.
Mientras seguimos reforzando nuestras áreas prioritarias en materia de Cooperación, es decir, Iberoamérica y los países mediterráneos del Norte de África, una parte importante de la Ayuda Oficial al Desarrollo se destinará a sectores básicos, como la salud y la educación, así como a los países menos favorecidos del África Subsahariana. La promoción de una eficaz colaboración multilateral en materia de Cooperación, ha propiciado el incremento de la participación financiera española en programas y organismos internacionales de desarrollo.
El fortalecimiento del sistema multilateral, y el trabajo coordinado de los países donantes en los organismos internacionales, harán posible que nos acerquemos a los Objetivos del Milenio.
La política de Cooperación española ha potenciado, además, las operaciones de alivio de la deuda. España, junto a sus socios comunitarios, está también empeñada en el fomento de un comercio que no excluya de la globalización a los países en desarrollo.
Señoras y Señores Embajadores,
Antes de finalizar mi intervención, deseo reiterarles mi agradecimiento por la importante Misión que desarrollan en España, lejos de sus países de origen, en favor del fortalecimiento de los lazos de amistad y de cooperación con nuestro país.
Quiero, por último, transmitirles mi deseo de que este año 2006 les resulte venturoso junto a sus familias y colaboradores. Les ruego, asimismo, que transmitan a los Jefes de Estado, a los Gobiernos y a los pueblos que representan, nuestros mejores y más sinceros deseos de paz, felicidad y prosperidad.
Muchas gracias.