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racias Ministro por tus palabras, llenas de afecto y generosidad. Nos sumamos a la satisfacción de todo el Ministerio y de la comunidad de personas vinculadas con la acción exterior que hoy contemplan este emblemático Palacio plenamente rehabilitado. Sus cimientos renacentistas y las diversas influencias de siglos posteriores ?como la poesía romántica del Duque de Rivas a mediados del XIX- reciben ahora el impulso necesario para pervivir en la modernidad de nuestro siglo XXI y continuar siendo un magnífico ejemplo de cómo mantener en uso efectivo nuestro patrimonio histórico, algo que en España y en su capital Madrid sabemos hacer bien. Mil enhorabuenas a ti, Ministro, y a todos los responsables de esta obra, iniciada por tu predecesora y culminada bajo tu mandato.
Y gracias también por permitirnos compartir con todos vosotros esta cena con motivo de La apertura de la ?V Conferencia de Embajadores?, organizada por este Ministerio cada dos años. Porque para nosotros es una oportunidad muy grata, valiosa y poco frecuente de encontrarnos al mismo tiempo con la cúpula directiva de este Ministerio y prácticamente todos los Jefes de Misión que España tiene en el mundo, así como de aproximarnos a los trabajos que os permiten compartir análisis e informaciones; coordinar objetivos y prioridades; y, sobre todo, tratar todos los aspectos, sectores y sensibilidades de la acción exterior de un país como España, cuya proyección internacional es fuerte, y para la que todos trabajamos con el objetivo de asegurar su continuo crecimiento.
La formidable modernización y el crecimiento vividos por España a lo largo de las últimas décadas, están estrechamente vinculados a nuestra clara apuesta por la apertura, creciente interdependencia y mayor presencia en el mundo. En ese proceso nuestros Embajadores y todas las personas que componen nuestras misiones diplomáticas de todo tipo, habéis contribuido de una forma importantísima, al ejecutar la política exterior de los sucesivos Gobiernos.
En un mundo que se ha ido globalizando a pasos agigantados, cada vez son más los aspectos esenciales del bienestar y de la vida diaria de los españoles, que dependen de nuestra acción exterior. Ello explica la especial utilidad ?e incluso necesidad- de unas reuniones periódicas y conjuntas de quienes corresponde la alta función y responsabilidad de representar, defender y promover los intereses de España y de nuestros ciudadanos en el exterior.
Es una tarea que crece en complejidad y exigencia, pero también es más importante y más valiosa. Atrás quedaron aquellas teorías rompedoras del comienzo de la era digital que preconizaban para el siglo XXI el fin de la diplomacia tradicional, de los viajes y las presencias, y su derrota ante los enlaces tecnológicos y las comunicaciones instantáneas como Internet. Sin duda, estas han supuesto un avance enorme en la capacidad y celeridad de las relaciones internacionales y la labor diplomática pero la presencia física, el factor humano (mirarse a los ojos, darse la mano...) sigue siendo absolutamente imprescindible, y casi siempre determinante. Además, es evidente que cada día contamos con más instituciones, actores e instrumentos públicos y privados, que contribuyen a la mayor presencia y proyección internacional de España.
Desde mi primer viaje de trabajo al extranjero como Príncipe de Asturias, hace ya 25 años, he conocido a sucesivas generaciones de Embajadores y altos funcionarios de este -y de otros- ministerios, en los que he apreciado de primera mano su valioso trabajo, desarrollado con particular ilusión y entrega en circunstancias -por cierto- no siempre fáciles, haciendo gala de un admirable espíritu de servicio.
Quiero por ello aprovechar esta ocasión para reconoceros a todos nuestros Jefes de Misión Diplomática vuestra lealtad, preparación y plena disponibilidad empeñadas en vuestra tarea diaria al servicio de España y de los españoles. Y gracias ?de manera particular- por el eficaz apoyo que la Princesa y Yo hemos encontrado siempre en todos vosotros y en vuestros predecesores para desempeñar lo mejor posible en nuestro trabajo en los viajes y actividades vinculados a la acción exterior España.
En ese reconocimiento y gratitud queremos incluir también a vuestros colaboradores en las Embajadas, Representaciones Permanentes y Consulados, sin olvidar a los familiares que os acompañan y apoyan, a menudo, a costa de indudables renuncias y sacrificios personales.
Os deseamos muchos éxitos al frente de vuestras respectivas Misiones Diplomáticas, y buen trabajo a lo largo de esta V Conferencia de Embajadores que sin duda os servirá para avanzar hacia la mayor excelencia en vuestra labor con renovada ilusión y entrega, siempre alentados por el orgullo y la satisfacción de servir a España y a nuestros ciudadanos en el mundo.
Con ese espíritu de servicio que compartimos todos, con profundo sentido de Estado, y que tiene en la generosidad su mejor cualidad, os pido que levantemos nuestras copas para brindar todos juntos por España.
Muchas gracias.