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uchas gracias por vuestra acogida y por las muy amables palabras que se me han dedicado, a las que quiero corresponder con la expresión de mi afecto y gratitud.
Agradezco muy sinceramente al Señor Presidente del Consejo de Estado su invitación para presidir esta solemne sesión inaugural de las Novenas Jornadas de la Función Consultiva, gratitud que dirijo asimismo al Señor Presidente del Senado por acogernos en la sede de esta Cámara.
Un Acto que me ofrece la grata oportunidad de asistir al encuentro anual de los representantes de las instituciones del Estado a las que ha sido encomendada la noble tarea y la alta responsabilidad de aconsejar a los titulares del poder ejecutivo.
Una función cuya finalidad es contribuir a asegurar el respeto a nuestra Constitución, así como a los respectivos Estatutos de Autonomía y al resto del ordenamiento jurídico, garantizando la plena corrección, e incluso la calidad técnica, de las disposiciones y los actos administrativos objeto de dictamen.
En esa tarea de prestar consejo a quienes tienen la responsabilidad de gobernar, de tomar decisiones, el Consejo de Estado dispone -como ya se ha dicho- de una evidente auctoritas, a la que suma una dilatada y aquilatada experiencia.
Ciñéndome a su etapa más reciente, que se inicia con la Ley de 1904 cuando pasa a ser un órgano estrictamente consultivo, el Consejo de Estado destaca por sus brillantes y valiosos servicios como institución multisecular creada, con una configuración muy distinta a la actual, para asesorar a quienes ha correspondido asumir las más altas responsabilidades del Estado.
Su trayectoria está marcada por la prudencia, el rigor y la independencia en la defensa del principio de legalidad y del interés general. Todo ello producto de la muy elevada preparación, esmerada profesionalidad e innata vocación de servicio que distingue a sus integrantes, a quienes dedico todo mi reconocimiento.
La acreditada solvencia de su doctrina, unánimemente reconocida, me dispensa de la necesidad de ponderar ante Ustedes la decisiva y constante contribución del Consejo de Estado al cabal funcionamiento de nuestro muy preciado sistema constitucional.
Al ejercicio de esa función consultiva, con la elaboración de estudios, informes y anteproyectos legislativos, se han incorporado en los últimos veinticinco años los Consejos Consultivos de quince Comunidades Autónomas.
Les corresponde cumplir con objetividad y eficacia su cometido, como garantes de la legalidad de la actividad administrativa y de los derechos de los administrados, siempre en el marco de la Constitución, que establece las reglas que rigen la distribución territorial del poder.
Por eso, considero que la decisión de celebrar este acto en el Palacio del Senado es un gran acierto, al subrayar su vocación y misión integradoras.
Ninguna otra sede podría simbolizar mejor el compromiso del constituyente con una concepción de España fundada en el respeto al pluralismo y a la diversidad, la igualdad básica de derechos, la participación en las decisiones comunes, la solidaridad y la cooperación leal.
Sólo me queda reiterar el reconocimiento y respaldo de la Corona a la firme vocación de servicio y a los esfuerzos de entrega al interés público de los órganos aquí representados.
Animo a los presentes a redoblar su empeño por mejorar día a día el rendimiento y la eficacia de la administración consultiva, al servicio de una España moderna, dinámica y cohesionada, siempre mejor para todos.
Estoy convencido de que la reflexión en común sobre el futuro de la función consultiva, que es el principal objetivo de estas Jornadas, servirá para impulsar a unas instituciones que desempeñan una tarea crucial para España.
Muchas gracias.