C
on mis primeras palabras quiero ante todo transmitirles mi saludo y bienvenida, y expresarles nuestra satisfacción al recibirles de nuevo en España, y por primera vez en Madrid, tras sus reuniones de hace años en Salamanca y Barcelona.
La vitalidad de su sociedad se manifiesta especialmente en Congresos como éste y en el número, cada vez mayor, de sus miembros, que provienen de los más variados países de todo el mundo.
Son ustedes los estudiosos de nuestra lengua, literatura e historia de ambos lados del Atlántico. Con asidua dedicación se ocupan de nuestra mayor riqueza, la que representa los valores y cualidades más elevadas de nuestro pensamiento e impulsan nuestra trayectoria a lo largo de los tiempos.
Celebro, pues, tener ocasión de manifestarles nuestra gratitud por su labor, mediante la cual nuestra patria y las que forman con nosotros la Comunidad Iberoamericana de Naciones, son cada vez más conocidas y mejor comprendidas.
Bienvenidos sean, pues, todos ustedes y su Congreso a Madrid, en este momento caracterizado por el reforzamiento del espíritu de cooperación europea e internacional, en el que España y lo español quieren desempeñar su papel.
No sólo en las áreas más visibles de la política y la economía, sino en el más hondo y fecundo de la ciencia y la investigación, que nutre y hace avanzar nuestra civilización.
Les animamos a seguir realizando esta misión, junto con los eminentes españoles que, con rigor y perspectivas de altos vuelos, cultivan en nuestro suelo el hispanismo al que se dedica esta reunión.
A todos cobija con hidalguía esta Asociación, apoyando sus trabajos, respaldando sus esfuerzos y acompañándoles en su objetivo de suscitar nuevas vocaciones que continúen y completen su tarea.
Durante estos días les van a acoger Universidades e instituciones de gran prestigio, estrechamente vinculadas a su trabajo, y a quienes expreso mi reconocimiento por el entusiasmo y dedicación con que han organizado este Congreso, y lo hago también extensivo a las entidades colaboradoras en el mismo.
Tendrán ustedes ocasión de conocer Soria y Segovia, dos ciudades históricas que hoy están firmemente comprometidas con una actividad cultural de gran vitalidad, apoyada por sus instituciones y las iniciativas privadas, que ven en el cultivo del espíritu la clave de la libertad y del progreso.
La variedad de planteamientos y enfoques y el conjunto de materias que recoge el programa de esta reunión dan testimonio de su oportunidad y trascendencia, y del alto nivel de los distinguidos especialistas que en ella participan.
Van ustedes a analizar temas y autores que son claves en nuestra literatura tanto española como hispanoamericana.
Les felicito especialmente por el interés con que van a abordar la proyección social de nuestro patrimonio literario, su difusión a través de las nuevas tecnologías, y la presencia del español en el mundo, que hemos de entender como un proceso de diálogo e intercambio mutuamente beneficioso.
Al proponer estas líneas de reflexión, dan fe de su voluntad de integrar sus respectivas especialidades en la más viva actualidad, en las inquietudes del presente, y siembran las semillas de un porvenir que les invito a investigar y anticipar.
Termino deseándoles que a lo largo de este encuentro cumplan los objetivos que se han fijado al convocarlo y desbrocen el camino hacia las ambiciosas metas que esta Asociación se propone alcanzar en el nuevo milenio al que nos dirigimos.
Declaro inaugurado el Decimotercer Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas.