us Majestades fueron recibidos a su llegada por la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas Baamonde; el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando; el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar; el fiscal general del Estado Cándido Conde-Pumpido Touron.
Ya en el vestíbulo del edificio, Don Juan Carlos y Doña Sofía recibieron el saludo de los ex-fiscales generales del Estado: Jesús Cardenal Fernández, Cesáreo Ortiz Úrculo, Carlos Granados Pérez, Eligio Hernández Gutiérrez, Leopoldo Torres Boursault, Javier Moscoso del Prado Muñoz y José María Gil-Albert y Velarde.
Posteriormente se desplazaron al despacho del fiscal general, donde firmaron en el Libro de Honor, para regresar al vestíbulo, donde visitaron la exposición sobre la Historia del Ministerio Fiscal y fueron saludados por los miembros de la Junta de Fiscales de Sala y del Consejo Fiscal.
Seguidamente, Sus Majestades presidieron en la Sala de Juntas la reunión del Consejo Fiscal y de la Junta de Fiscales de Sala.
Su Majestad el Rey abrió la sesión y concedió la palabra, sucesivamente, al fiscal general del Estado y al ministro de Justicia, para seguidamente pronunciar su discurso, el que subrayó "la estrecha vinculación que la Constitución establece entre la Corona y el Ministerio Fiscal, pues a los Fiscales corresponde promover la acción de la Justicia que se administra en nombre del Rey", y manifestó la importancia del Ministerio Fiscal "en el mantenimiento de los valores superiores de nuestro ordenamiento constitucional: la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político".
Después de levantar la sesión Don Juan Carlos, Sus Majestades se trasladaron al vestíbulo principal, donde descubrieron una placa conmemorativa y departieron con los asistentes.
Una vez finalizado el acto, Sus Majestades fueron despedidos por las mismas autoridades que les recibieron a su llegada.
Las obras de rehabilitación de la sede de la Fiscalía General del Estado han tenido como finalidad su adecuación a las necesidades actuales de la institución, aprovechando las áreas vacías que ocupaba el Consejo Supremo de Justicia Militar.
El edificio es un antiguo palacete construido en 1912, con algunas reformas realizadas en 1931 y 1932. La rehabilitación se hacía necesaria por el deficiente estado de conservación del edificio y la grave inadecuación de sus instalaciones al uso para el que están destinadas.
Entre las obras acomentidas se encuentra el cierre completo de la fachada de la calle Fortuny; la recuperación, consolidación y limpieza de las fachadas; y la renovación de las instalaciones del edificio.