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Palabras de Su Majestad el Rey en el acto de entrega de la X Edición del “Premio Europeo Carlos V” a la Dra. Sofía Corradi, creadora del Programa Erasmus

Monasterio de Yuste. Cuacos de Yuste (Cáceres), 09.05.2016

Hoy es el día señalado para que los europeos celebremos de manera especial lo que nos une. Nos sirve para congratularnos por esa identidad compartida, incluyente y al mismo tiempo tan diversa; también para reflexionar acerca de nuestras aspiraciones o anhelos como tales, y sobre nuestros compromisos y la mayor cohesión que producen.

Pero igualmente compartimos el dolor y la profunda tristeza ante el recuerdo de hechos trágicos que nos ocurren; y en este día nos sobrecoge particularmente la memoria de las 13 jóvenes estudiantes Erasmus que perdieron la vida recientemente en un accidente de circulación en Tarragona. A sus familias y amigos les hacemos llegar un mensaje de apoyo lleno de cariño. Nos hace asimismo recordar la afirmación del gran intelectual europeo y académico de Yuste, Umberto Eco, ayer referida por el presidente Shultz en artículo de prensa, de que el Programa Erasmus había creado “la primera generación de jóvenes europeos”. Ellas representaban ya, sin duda, esa nueva generación; y a ellas, al maestro Eco, y a cuantos en los últimos meses han sufrido en el corazón de Europa los efectos del cobarde y cruel terrorismo, les dedicamos hoy nuestro más sentido recuerdo.

Señoras y señores,

Volver a Yuste, a este Monasterio tan identificado con nuestro gran Rey Emperador Carlos V y presidir esta ceremonia de tan hondo significado europeo es nuevamente un honor y un gran estímulo. Más hoy se unen a ello la emoción de hacerlo por primera vez como Rey de España; y, como tal, también el respeto y orgullo por nuestra historia y la esperanza en nuestro porvenir, como españoles y como europeos. Y agradezco especialmente la presencia y compañía del presidente del Parlamento Europeo, Martin Shultz, que realza y honra nuestro objetivo de darle a la fecha la máxima importancia con la entrega de este premio de la Academia Europea de Yuste.

El Premio Europeo Carlos V celebra este año su X edición, desde que se instauró hace más de dos décadas. Es un acto que por vez primera tiene lugar en el Día de Europa, este 9 de Mayo que rememora el inicio, hace ya 66 años, del gran proyecto de integración europea. De este modo, España quiere dar la mayor visibilidad y solemnidad a su vocación europeísta y a su compromiso con la Unión. Una vocación que hunde sus raíces en nuestra historia y nuestra identidad; y un compromiso que se manifiesta día a día en el apoyo de nuestros ciudadanos y el quehacer de nuestras instituciones.

Por eso, para tener presente la historia y la identidad compartidas de España y de gran parte de Europa, la figura de Carlos V es especialmente idónea. Justamente 500 años atrás, en 1516, Carlos de Gante iniciaba su reinado en España y en gran parte de Italia al fallecer, también en Extremadura, otro gran monarca español de vocación marcadamente europea, mediterránea y americana: su abuelo Fernando el Católico. Con el impulso de España, el Rey Carlos asumiría poco después la Corona del Sacro Imperio Romano Germánico y, así, nuestro Rey Emperador llegaría a ser considerado uno de los grandes iconos de la historia de nuestro continente. En torno a su égida se conectaron asimismo por primera vez vastos países del Viejo y del Nuevo Mundo, se circunnavegó el Planeta y se abrieron nuevos horizontes al conjunto de la Humanidad.

Esta es nuestra historia. Pero he señalado también el compromiso actual y presente de nuestras instituciones y de nuestros ciudadanos cuando se han cumplido 30 años del ingreso de España y Portugal en las Comunidades Europeas. Con el empuje de la Comunidad Autónoma de Extremadura se constituyó la Fundación Academia Europea de Yuste en esta querida tierra extremeña que, como hace cinco siglos, vuelve a irradiar y a compartir con especial fuerza y dinamismo su europeísmo y su vocación iberoamericana.

La Academia instituyó el Premio Europeo Carlos V para distinguir, como es sabido, a quienes con su esfuerzo y dedicación hubiesen contribuido al conocimiento general y al engrandecimiento de los valores culturales, científicos e históricos de Europa, así como al proceso de unificación de la Comunidad Europea. Y, en esta ocasión, el galardón ha recaído en la doctora italiana Sofía Corradi, como significada impulsora del programa de intercambio internacional de jóvenes estudiantes más importante de Europa, el Programa Erasmus.

"...Europa necesita que sus jóvenes generaciones ─tan bien representadas por los estudiantes Erasmus─ contribuyan a que la Unión conserve y afirme (..) los valores de democracia, libertad, derechos humanos y solidaridad (...) y que, ahora, sepa también articular ese nuevo ideal que movilice a los ciudadanos europeos a favor de la integración, la unidad y el progreso. Porque Europa es más fuerte que todas las incertidumbres que se ciernen sobre el mundo de hoy..."

Enhorabuena, Doctora Corradi, y gracias de corazón. Europa está en deuda con usted.

Decía Robert Schuman, justo hoy hace 66 años, que “Europa no se hará de golpe, ni en una obra de conjunto; se hará por medio de realizaciones concretas, que creen, en primer lugar, una solidaridad de hecho”.  Esto es lo que usted y otras personas como usted han hecho, en primer lugar, al poner en marcha Erasmus: han creado una solidaridad de hecho fundamental.

El Programa Erasmus fomenta no solo el aprendizaje y la compresión de la cultura y las costumbres del país anfitrión, sino también el sentido de comunidad entre estudiantes de diferentes naciones. En este sentido, los estudiantes Erasmus han tejido una red social y afectiva, de hermanamiento y afectos supranacionales, que construye Europa desde la base, desde sus más genuinos valores. Porque la trascendencia de la educación no se limita únicamente a resultados formativos con consecuencias profesionales y económicas. La cultura democrática y la conciencia de pertenencia europea prosperarán en mayor medida cuando todos los ciudadanos sean plenamente conscientes de sus derechos y responsabilidades cívicas, así como de los beneficios de su participación activa en el proyecto europeo. Europa es cultura y es comunidad de vida.

Los testimonios de los estudiantes Erasmus que hemos podido escuchar corroboran esta visión amplia de la educación y de los efectos concretos del Programa; y estoy seguro de que el sentimiento de los estudiantes Erasmus de 28 países europeos que hoy nos acompañan en esta ceremonia coincide con esta reflexión.

En todo caso, Erasmus es además, en su sentido más amplio, un programa altamente exitoso en cuanto a sus resultados en materia de competencias, de empleabilidad, de capacidad de adaptación de los estudiantes, y de internacionalización de las instituciones de educación superior. Contribuye, en suma, a que los jóvenes estén mejor preparados y adaptados para afrontar el difícil entorno económico y laboral actual. Y este es un logro concreto que tenemos que subrayar y reconocer.

Autoridades,
Estudiantes,
Señoras y señores,

Europa, su integración, es un proyecto y una realidad extraordinaria que debemos conocer y saber valorar. No podemos obviar que, gracias a la integración europea, muchos pueblos de nuestro continente han alcanzado las más altas cotas de bienestar, progreso y seguridad de toda su historia. No podemos olvidar tampoco, como tuve oportunidad de recordar en el Parlamento Europeo, que la Unión ha sabido culminar sus iniciales objetivos de paz, concordia y convivencia entre naciones, y de prosperidad y crecimiento económico.

Por eso, la Unión Europea es una historia de éxito a la que han contribuido personas como nuestra premiada, la Doctora Corradi, que con un espíritu auténticamente quijotesco (y nunca mejor dicho en este año cervantino), han sabido convertir utopías en realidades tangibles.

La Unión Europea vive ahora tiempos en los que es más necesario que nunca compromiso, decisión y responsabilidad. La extraordinaria obra, el gran patrimonio que juntos hemos construido durante los últimos decenios, ha sido posible gracias a la unidad de los europeos y a los valores que compartimos. Valores en los que se fundó la Unión y que inspiran nuestra convivencia en democracia: la libertad, los derechos humanos, la solidaridad.

Por eso igualmente, Europa necesita que sus jóvenes generaciones ─tan bien representadas por los estudiantes Erasmus─ contribuyan a que la Unión conserve y afirme siempre esos valores y que, ahora, sepa también articular ese nuevo ideal que movilice a los ciudadanos europeos a favor de la integración, la unidad y el progreso. Porque Europa es más fuerte que todas las incertidumbres que se ciernen sobre el mundo de hoy.

Muchas gracias.

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