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onstituye para mí un honor inaugurar este Centro Iberoamericano de Formación, en el que confluyen de manera tan especial el pasado y el futuro de España.
La memoria de la obra que sus hijos dejaron a su paso por este continente mágico se hace presente gracias al Programa de Preservación del Patrimonio Histórico en Iberoamérica, con las obras de restauración del segundo claustro de este Convento de la Compañía de Jesús que iniciamos hoy.
Futuro, también, de esa España que quiere seguir ofreciendose como lugar de encuentro y proyección en el que puedan cristalizar los afanes e intereses de nuestros hermanos Iberoamericanos. Con ese espíritu de concordia y esperanza en el porvenir, inauguramos este Centro que da hoy sus primeros pasos.