E
s para mí un placer participar en esta Reunión de Consejos de la Cumbre del Microcrédito, en la que deseo compartir mis más profundos sentimientos de solidaridad con las mujeres y familias que inspiran este esfuerzo; y expresar mi más sincera admiración por la labor de las personas comprometidas con el microcrédito, que con ilusión y esfuerzo tratan de difundir esta filosofía por todo el mundo.
La Cumbre del Microcrédito de 1997 fue vista por muchas personas como una utopía inalcanzable. Dos años más tarde podemos atestiguar, gracias a los resultados obtenidos, que aunque el objetivo que nos fijamos era verdaderamente audaz, estamos razonablemente cerca de su consecución.
Como Co-presidenta Honorífica de la Campaña de la Cumbre del Microcrédito, comparto su dedicación por permanecer fieles a los objetivos esenciales de la Cumbre: crear instituciones económicamente autosuficientes, llegar hasta las familias más pobres, hasta las mujeres más necesitadas, y asegurarnos de que los programas que se ponen en ejecución tienen un impacto positivo en la vida de aquellas personas que los siguen.
De ahí la importancia de las ponencias que van a desarrollarse en estas reuniones, que ayudarán a mantenernos en la línea de trabajo seguida desde 1997 y nos permitirán revisar y mejorar los criterios generales de actuación, adaptándolos a las características de cada región o zona de los distintos países y a las particularidades de sus habitantes.
Soy consciente de que esta reunión tiene también como objetivo fomentar la aparición y creación de nuevos impulsos en el seno de la Campaña de la Cumbre. En este sentido quiero expresar mi reconocimiento y felicitación a la Cumbre del Microcrédito de la Región Sudafricana por el trabajo realizado desde el año 1997.
Mas de 300 personas de 14 países de África meridional se reunieron el pasado año y se comprometieron a ayudar a 12 millones de las familias más pobres de esa Región para alcanzar las cifras previstas de préstamos en el año 2005. Este solidario proceder nos marca el camino a seguir para que entre todos podamos alcanzar los objetivos fijados en la Cumbre de Washington de 1997. Hace tan sólo un mes tuve la ocasión de visitar proyectos de microcrédito financiados por mi Fundación en Perú. Comprobar cómo ha calado la idea del Microcrédito hasta en las regiones más inaccesibles del altiplano andino supuso para mí, como ser humano, además de una gran satisfacción, un orgullo difícil de describir.
En cada aldea visitada, las mujeres andinas exhibían orgullosas sus logros en beneficio de su familia. La mejora en sus modestos niveles de vida, gracias a la realización de tareas artesanales en las que también incluyen ya a los hombres de la familia, es un resultado maravilloso y un paso enorme en la conquista de su dignidad personal, además de un factor de integración y unidad familiar muy importante.
Los proyectos y resultados que van a ser expuestos en esta Reunión son parte importante de nuestra utopía, de nuestro sueño, y motivo fundamental de que me sienta tan satisfecha de ser Co-presidenta Honorífica de la Cumbre del Microcrédito.
Cuando me dirigí a la Sesión Plenaria de la Cumbre del Microcrédito de Washington en 1997, expresé en mis palabras que deseaba y esperaba que esa Cumbre fuera conocida en el futuro como la de la Justicia y la Solidaridad. Gracias a vuestro trabajo y a vuestra gran colaboración hoy sé que estamos en vías de conseguirlo.
Muchas gracias.