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aludamos con particular agrado esta iniciativa de la Unión Europea, asumida con especial interés por parte de España, a la que la Corona desea atribuir toda la importancia que reviste.
De ahí que la Reina y yo queramos expresar nuestro más vivo reconocimiento, aliento y afecto, a todas las personas y entidades que componen el Comité Español de Coordinación de este Año Europeo y a quienes de buena voluntad se sumen a sus esfuerzos.
En ellos, así como en el conjunto de la sociedad española, depositamos nuestras mejores esperanzas para que este Año cumpla con los nobles objetivos que se ha propuesto.
Son muchas las realizaciones que registra España en este campo. Es también mucho lo que aún podemos y debemos hacer. De ahí el sentido de mi preocupación por subrayar, en el último Mensaje de Navidad, la creciente atención que debemos dedicar a las personas discapacitadas.
En efecto, este Año Europeo debe servir, no tanto para constatar los logros alcanzados, sino, sobre todo, para impulsar y poner en marcha nuevas mejoras sensibles hacia las personas discapacitadas.
Me refiero a los tratamientos y métodos de rehabilitación, a las nuevas áreas de investigación médica, a la legislación y medidas públicas que puedan mejorar sus vidas, y también a nuestra actitud diaria hacia las personas discapacitadas.
En España hay tres millones y medio de personas que sufren algún tipo de discapacidad. No podemos dejar de ser conscientes de los problemas que tienen quienes las padecen. Y todos, sin excusa, nos debemos a esas personas por responsabilidad social.
De ahí el valor de este Año Europeo, concebido como plataforma singular de llamamiento a toda la sociedad. Se trata de que juntos volquemos mayores esfuerzos hacia quienes sufren alguna discapacidad, y hacia sus derechos, necesidades y legítimos anhelos de mayor integración social y laboral.
En suma, un llamamiento de solidaridad activa dirigido a ocuparnos más de ellos y a actuar más en su favor. Se trata también de apoyar a sus familiares y al personal médico, sanitario y educativo, que tanto esfuerzo y atención les dedican. Un amplio conjunto de personas que, con su ejemplo callado, a menudo sacrificado y siempre admirable, nos marcan la senda de cómo atenderles mejor.
También quiero expresar mi reconocimiento a la importante labor que están desarrollando las organizaciones del movimiento asociativo que integran a las personas con discapacidad y a sus familias, muchas de las cuales están aquí representadas.
Sus iniciativas y sus esfuerzos, en estrecha colaboración con los poderes públicos, son esenciales para mejorar la calidad de vida y la integración social de las personas con discapacidad, en un país como España que aspira a mayores cotas de cohesión y solidaridad.
Este Año Europeo pretende asimismo difundir una nueva imagen de las personas discapacitadas como ciudadanos con unas necesidades muy concretas, que atañen a la esfera de sus derechos fundamentales y de su calidad de vida.
Se trata de estimular una toma de conciencia que vaya más allá de una simple perspectiva asistencial, y que contemple las diversas facetas de la vida y actividad de las personas discapacitadas. Tanto las individuales y familiares, como las sociales, educativas, laborales y de salud.
Tenemos que garantizar su plena igualdad de oportunidades en todos los ámbitos, sin olvidar la arquitectura, el transporte, las nuevas tecnologías, la cultura y el ocio.
Contamos para ello con el mandato específico que recoge nuestra Constitución a favor de las personas discapacitadas, fomentando el pleno disfrute de sus derechos como ciudadanos.
Este Año Europeo no cumpliría sus propósitos si se agotara en un loable esfuerzo, carente de la debida proyección hacia el futuro.
El éxito de este Año se medirá sobre todo por su capacidad de crear una nueva dinámica de ayuda a las personas discapacitadas, tanto desde los poderes públicos y las instituciones privadas, como desde el conjunto de la sociedad española.
Una dinámica capaz de catalizar nuevos esfuerzos hacia las necesidades de las personas discapacitadas, marcada por un mayor compromiso con sus derechos. Una nueva dinámica, en suma, dominada por una vocación de servicio, que a todos nos corresponde, en favor de su mayor integración social.
En ese esfuerzo, bien saben que siempre podrán contar con el más sincero y pleno apoyo de la Corona.
Agradeciéndoles de antemano su contribución a esta gran empresa de solidaridad, concluyo mis palabras, declarando inaugurado para España el "Año Europeo de las Personas con Discapacidad".
Muchas gracias.