E
l diseño es hoy tan habitual en los productos que usamos, las tiendas que frecuentamos y los mensajes que recibimos, que en muchas ocasiones nos pasa inadvertido. De ser una actividad especializada de una minoría, se ha convertido en un objeto de consumo de sectores cada vez más amplios de nuestra sociedad.
Por eso son tan importantes los Premios que hoy entregamos, y cuyo significado me alegro de subrayar con mi presencia en este acto.
Permítanme comenzar expresando mi felicitación a los ganadores de esta edición, que reconoce facetas muy distintas, y sin embargo complementarias, del universo del diseño: su aportación cultural, su empleo en los medios de comunicación, y su aplicación, relacionada con la alta tecnología, a un producto de prestigio en un sector estratégico como es el del ferrocarril.
Felicito también a cuantos han acudido a esta convocatoria, y que se llevan el galardón invisible de la calidad y el esfuerzo realizado para presentarse a ella.
Esta es una ocasión especialmente adecuada para rendir homenaje a los diseñadores españoles, por su empeño por hacer cada día más accesibles los resultados de su talento, y a las empresas que en número creciente incorporan con el diseño un factor de calidad que revaloriza sus productos y refuerza su proyección corporativa y su estrategia comercial.
Su actividad no sólo se traduce en resultados puramente materiales, sino que ejerce además una cierta pedagogía de carácter social, en cuanto transmite unos valores y contenidos culturales, y eleva la autoestima de quienes los perciben como destinatarios.
En este sentido, la socialización del diseño, su disponibilidad por capas cada vez más amplias de la ciudadanía, no es un proceso paralelo y menor del de la creación de tipos que pueden llegar a convertirse en clásicos, sino una conquista de nuestro tiempo, que debemos apreciar y estimular.
El diseño supone un valor añadido a los sistemas de producción que lo incorporan, y es por tanto un ingrediente principal de una nueva manera de entender la empresa, comprometida con los aspectos culturales, emocionales y ecológicos que definen un progreso material y social acorde con las exigencias de nuestro tiempo.
Diseñadores y empresarios contribuyen así, con su esfuerzo profesional y el éxito que es su corolario, a forjar y difundir una imagen más atractiva de nuestro país en los circuitos especializados, que se traduce en una mayor implantación de sus productos en los mercados mundiales.
El avance espectacular de la Comunidad Valenciana como ejemplo de una España dinámica y competitiva se manifiesta también en el área de diseño.
Con él han acertado a revalorizar sus manufacturas tradicionales, haciéndolas mucho más atractivas en los circuitos comerciales, en particular en los mundiales, donde ha ido consolidando una implantación ejemplar por su ambición y eficacia.
Valencia es así el lugar más adecuado para recordar la trascendencia del diseño como factor de innovación y mejora de nuestra economía y calidad de vida, y como realidad que reclama el apoyo de las instituciones y el reconocimiento social, que este acto promueve y proclama.
Mi enhorabuena muy sincera a sus organizadores y protagonistas, deseando larga vida y muchos éxitos a esta iniciativa tan acertada como prometedora.
Muchas gracias.