Buenos días. Gracias por invitarme a estar hoy con vosotros y enhorabuena a todos los que habéis participado en esta fase del programa Scream, impulsado por la Organización Internacional del Trabajo.
Seguramente la mayoría de las niñas y niños que estáis hoy aquí sabéis ya mucho de lo que significa que en el mundo haya más de 210 millones de niños que trabajan. Niños como vosotros que no pueden ir al colegio a aprender. Y precisamente porque habéis entendido lo que eso significa, vuestro papel es tan importante. Como sabéis, este programa pretende defender los derechos de los niños mediante la educación, las artes y los medios de comunicación. Todo lo que habéis hecho durante el curso (redacciones, debates, obras de teatro, entrevistas, dibujos), todo, está consiguiendo que personas tan importantes como vosotros tomen conciencia de que hay millones de niños (también muy importantes) que tendrán un futuro muy difícil porque no se pueden formar. Que no podrán salir sin nuestra ayuda del círculo de pobreza y marginalidad en el que han nacido. Pero quizá tengan una oportunidad si entre todos logramos que no se vean obligados a trabajar y que puedan estudiar.
"...Hay millones de niños (también muy importantes) que tendrán un futuro muy difícil porque no se pueden formar. Que no podrán salir sin nuestra ayuda del círculo de pobreza y marginalidad en el que han nacido. Pero quizá tengan una oportunidad si entre todos logramos que no se vean obligados a trabajar y que puedan estudiar...."
Os decía que 210 millones de niños trabajan en el mundo. De ellos, 115 millones, trabajan en las peores condiciones. Es decir, bajo tierra, en contacto con productos peligrosos, de noche, durante muchas horas, con herramientas en mal estado, llevando a rastras cargas pesadas, recolectando basura. Y trabajos aún peores que destrozan su infancia y en definitiva su vida. No sé si os podéis imaginar cuántos niños son 115 millones de niños. Quizá a todos nos cueste imaginarlo. Seguramente si pensamos en uno sólo también sintamos rechazo. Pero 115 millones de niños.... esa cifra puede hacer perder elánimo a cualquiera. Esa cifra nos abate y nos entristece a todos. Es una cifra que duele. Porque si pensamos en un niño a la mente nos viene una persona que va a la escuela, que tiene que hacer deberes, que habla con sus padres sobre el tiempo que está delante de una pantalla, que pide llegar un poco más tarde a casa. Pero el mundo es enorme y diverso. Y no todas las vidas son así.
Vosotros ya lo sabéis y el programa de la OIT en el que habéis participado os está ayudando a ser más responsables, inteligentes, generosos. Vuestra participación y la manera en la que os habéis involucrado (y que enseguida veremos) nos anima a todos a seguir luchando para que llegue el día en el que ningún niño trabaje.
Gracias a la Organización Internacional del Trabajo por su esfuerzo permanente por erradicar, por eliminar el trabajo infantil. Agradezco también a todos, alumnos, profesores, monitores, vuestra implicación en este programa. Esos son los valores que nuestra sociedad reclama y de ahí el respaldo que debemos dar desde todas las instituciones. Gracias.