S
eñor Ministro-Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
Señores Ministros,
Señoras y señores.
Muchas gracias, Señor Ministro-Presidente, por sus amables palabras de bienvenida a este encuentro con todos Ustedes, Señores Ministros, que valoramos de manera muy especial y que se produce en esta primera Visita Oficial que la Princesa y Yo hacemos a México, país para nosotros tan querido y admirado. Permítanme decirles que es un gran honor estar hoy aquí, ante ustedes, en esta sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cúspide del sistema judicial mexicano.
Todos aquí tenemos muy presente y podemos afirmar sin dudarlo que la Justicia es un pilar básico de todo Estado democrático y de Derecho. Hoy, además de garantizar los derechos y libertades tradicionales, la Justicia debe hacer frente a los retos planteados por las reformas políticas y económicas ligadas al fenómeno de la globalización.
La función social del ordenamiento jurídico, garante máximo del imperio de la Ley y de la convivencia pacífica entre los ciudadanos y los grupos en que éstos se integran, nos obliga a un esfuerzo suplementario de adaptación que, reforzando todos y cada uno de los mecanismos del Estado de Derecho, sepa responder de forma adecuada a las necesidades de nuestras sociedades.
Ésta Suprema Corte ha dado sobradas muestras de una especial sensibilidad en lo que se refiere al desarrollo de nuevos derechos. En este sentido, su labor en materia de protección de los derechos de los menos favorecidos, fomento de la igualdad entre hombres y mujeres, o amparo de los nuevos derechos medioambientales, son dignos del mayor encomio y son muestra de esa tan necesaria ?cara humana? de la Justicia, que va más allá de una mera aplicación mecánica de la ley y coloca al hombre, al ciudadano, al justiciable en el centro mismo del proceso judicial.
Se afirma con razón que la Justicia, para cumplir su función constitucional de garante de los derechos de los ciudadanos, ha de ser rápida, eficaz y transparente. Ello supone un esfuerzo de adaptación constante por parte de nuestros sistemas judiciales. México ha dado pasos relevantes en los últimos meses para reformar el sistema de justicia, en particular, en el orden penal. La reforma constitucional en esta materia, recientemente aprobada por el Honorable Congreso de la Unión, establece un marco que busca precisamente facilitar el acceso de los ciudadanos a una justicia más rápida, más eficaz y más transparente.
Conocemos y valoramos la decisiva contribución del Alto Tribunal en su conjunto y de cada uno de Ustedes a dicha reforma constitucional. Sin su esfuerzo, ésta no habría sido posible.
Señor Ministro-Presidente,
La misma naturaleza y dimensiones de las transformaciones sociales asociadas a la globalización hacen de la cooperación internacional un instrumento esencial.
México y España desarrollan, desde hace años, diversos proyectos de intercambio y apoyo al fortalecimiento institucional en materia judicial con una atención especial a la oralidad, una de las principales novedades de la reforma del sistema de justicia penal mexicano. El éxito de dichos programas nos invita a profundizar en el intercambio de experiencias, reforzando los lazos que en este campo nos unen.
Permítanme que termine, mostrándoles nuestro respeto y nuestro reconocimiento por su contribución, como miembros de este Alto Tribunal, al progreso de México y a la protección de los derechos y libertades de los mexicanos.
Muchas gracias.