Señoras y señores, muy buenos días a todos.
El hecho de que hoy estemos aquí en la sede del Instituto de la Ingeniería Española convocados con todo acierto a una bien llamada “Cumbre” de la Ingeniería de nuestro país es, en primer lugar, una magnífica noticia. Por su contenido, por sus participantes, por sus objetivos, y por el contexto en el que se celebra, es una buena demostración del gran servicio que la ingeniería española presta a la economía y al progreso de España, dentro y fuera de nuestras fronteras.
Por ello, os agradezco especialmente vuestra invitación, pues me permite conocer de primera mano las propuestas, ideas y consejos que los ingenieros españoles tenéis para mejorar nuestro futuro, para superar esta crisis de la manera más rápida y mejor posible. También me permite el privilegio de estar con vosotros y acompañaros en vuestro deseo profesional y patriótico, como parte de la sociedad civil española, de arrimar todavía más el hombro en los momentos tan difíciles que vive hoy nuestro país.
De manera que gracias por hacerlo, gracias por permitirme ser testigo de ello y me da mucho gusto transmitiros personalmente mi apoyo total y mi profundo reconocimiento. Asimismo quiero trasladaros el saludo lleno de afecto, ánimo y felicitación de S.M. el Rey, que es además Presidente de Honor de vuestro Instituto.
Con la elección del tema y el lema de estas jornadas —“Los ingenieros por la industrialización, la producción y el crecimiento”— ofrecéis todo un mensaje de compromiso, una declaración llena de voluntad para impulsar con rigor y eficacia los pilares básicos que permiten a los países desarrollar economías sólidas y pujantes. Y convocáis para ello a muchas de nuestras mejores mentes y capacidades. Al mismo tiempo, como manifiestan los principales expertos, la ingeniería puede y debe contribuir a superar algunos de los grandes desafíos actuales que tiene la Humanidad haciendo valer su dimensión más humanista y social. Me refiero a la erradicación de la pobreza, el cambio climático y el progreso sostenible.
Creo que pocos dudan de que los ingenieros constituyan un factor humano fundamental para la dirección y el desarrollo de un entramado tecnológico y de gestión productiva que abarca innumerables actividades en una sociedad cada vez más compleja, cada día más asociada a la tecnología –y dependiente de ella. Con vuestra labor basada en el rigor, el esfuerzo y el talento contribuís al desarrollo económico y social de España y de otras muchas sociedades del planeta. Esto favorece asimismo que nuestras empresas sean cada vez más demandadas en el exterior, con lo que ello supone en términos de oportunidades de negocio, de crecimiento económico y de creación de empleo.
Nuestras compañías e ingenieros están presentes en las grandes obras de ingeniería civil en todos los continentes. España es hoy un país altamente competitivo en el sector de las infraestructuras de transporte y, dentro de este terreno, en ingeniería civil y en el modelo concesional de infraestructuras. Y es muy notable el hecho de que esto se mantenga así aún a pesar de las dificultades derivadas de la crisis. Esto es presente y sobre todo futuro, porque no es algo que salvo excepciones venga de hace mucho tiempo, me refiero a la competitividad y la presencia internacional.
"...Hoy más que nunca es necesario poner toda nuestra energía al servicio del interés de las personas, para que se creen oportunidades de trabajo con las que devolver la ilusión en el presente y la confianza en el futuro de tantas familias que lo necesitan..."
La ingeniería española es hoy una auténtica expresión de prestigio, excelencia y buen hacer en todo el mundo. Recientemente hemos sabido que el ingeniero español D. José Luis López Gómez ha sido nominado finalista al Premio Inventor 2013 en la categoría de Industria por la oficina de Patentes Europeas. Con mi enhorabuena más afectuosa quiero constatar una vez más que la ingeniería española representa una de las grandes credenciales de nuestro país y uno de los valiosos atributos de la Marca España.
Pero lo interesante para el futuro es que podamos formar, atraer y –a ser posible- retener a muchos más ingenieros en todas las especialidades, tanto en las clásicas como en las más novedosas, todas ellas promotoras de la innovación permanente.
En nuestros días, efectivamente, la innovación tecnológica se ha convertido en una cuestión clave para el tejido industrial y en una de las “locomotoras” con mayor capacidad para impulsar una economía basada en productos y servicios de alto valor añadido. No cabe duda de que en cualquier circunstancia, pero sobre todo en tiempos de crisis y en una economía internacionalizada, la innovación tecnológica está llamada a ser una de las principales palancas de la competitividad. Con más y mejores ingenieros competiremos mejor, atraeremos también más inversión, haremos más valioso y productivo nuestro conocimiento y con toda seguridad generaremos mayor confianza, tanto fuera como dentro de España.
La innovación es así un medio para tratar de dar respuesta a las necesidades de la sociedad y mejorar la calidad de vida y el bienestar de los ciudadanos. En este sentido, os animo a seguir trabajando para que la ingeniería española mantenga el más alto nivel tecnológico permitiendo generar empleo cualificado y con alta capacidad para poder competir con éxito en los mercados exteriores. Hoy más que nunca es necesario poner toda nuestra energía al servicio del interés de las personas, para que se creen oportunidades de trabajo con las que devolver la ilusión en el presente y la confianza en el futuro de tantas familias que lo necesitan.
Nuestro país precisa, en definitiva, de la suma de iniciativas individuales y del esfuerzo colectivo para progresar y afrontar el futuro. Aprovechemos bien las oportunidades que se ofrecen. Nuestras capacidades y posibilidades están ahí, existen, son evidentes y el sector de la ingeniería es buena prueba de ello.
Señoras y Señores,
En 1919 tuvo lugar el 1er Congreso Nacional de Ingeniería en el que se presentó al Rey Alfonso XIII –que lo presidía- un plan para el desarrollo de las infraestructuras necesarias para la modernización de España. Hoy, casi un siglo después, podemos reconocer con orgullo que la ingeniería española y nuestras infraestructuras han alcanzado las más altas cotas de calidad mundial. El nuevo impulso que ahora promovéis conserva vivo aquel espíritu y lanza un mensaje de compromiso y de esperanza en el futuro.
Estoy seguro de que nuestra ingeniería seguirá dando ejemplo de excelencia y de servicio, haciéndonos progresar y dando prestigio a España. Con estas palabras y con mis mejores deseos para estas jornadas de trabajo, declaro inaugurada la Cumbre de la Ingeniería Española.
Muchas gracias.