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ño tras año, el Premio Codespa a la Empresa Solidaria se va consolidando como una cita clave en el ámbito de la acción social de las empresas. Si echamos la vista atrás, podemos incluso recorrer con él la historia de la responsabilidad empresarial en España respecto a los países menos desarrollados, pues la Fundación Codespa hizo nacer esta convocatoria cuando muchos aún pensaban que no era posible el binomio entre cooperación internacional y actividad empresarial.
Por eso me alegra especialmente poder presidir la entrega de este galardón, que reconoce actitudes ejemplares en la lucha contra la pobreza y sus efectos inmediatos, la desigualdad y la falta de oportunidades.
Cada vez son más las empresas, tanto grandes como pequeñas y medianas que concurren a esta tarea y también se hacen más anchas y ambiciosas las metas que se proponen. Los seis finalistas al VII Premio Codespa representan a la perfección esta variedad de iniciativas y esta exploración de nuevas posibilidades.
Vemos así que su solidaridad se traduce en compromisos con la alfabetización, la capacitación profesional, la educación cívica y el impulso de liderazgos útiles para la comunidad. También en la promoción de sectores especializados, como el turismo rural o el ecoturismo. E incluso en ámbitos tan esenciales para el éxito de la cooperación como, por ejemplo, la profesionalización de las entidades que la llevan a cabo.
Todo esto sin descuidar las actividades asistenciales, siempre necesarias y a veces inaplazables, que restauran vidas personales, situaciones familiares y tejidos sociales dañados por desastres naturales o que son producto de carencias lacerantes o desequilibrios casi insuperables.
La empresa debe jugar un papel cada vez de mayor peso y mejores resultados en el desarrollo de los pueblos menos favorecidos. No sólo creando un tejido productivo o abriendo nuevos mercados que, al fin y al cabo, van en su propio beneficio potencial, sino por su capacidad para mejorar las condiciones de vida del entorno en el que operan sus negocios, para contribuir a ofrecer nuevas oportunidades y sinergias de crecimiento socioeconómico. Así lo entienden las compañías españolas que deciden colaborar con ONGs en la puesta en marcha de proyectos de cooperación internacional. Todas ellas, en los más variados sectores, se han convertido en referencia solvente y estímulo constante para aquellas que aún no están del todo convencidas de la oportunidad de este tipo de acciones.
Creo que todos debemos celebrar los avances que se están logrando en el ámbito de la cooperación y, en particular, el papel de Codespa en este proceso. Y me agrada, por tanto, saben que el compromiso adquirido desde su fundación, sigue vivo y joven; tal y como lo percibí yo mismo al asumir la Presidencia de Honor que solicitasteis al fallecer mi querido abuelo Su Alteza Real el Conde de Barcelona, hace ahora diez años. Además, me consta el interés de vuestra Fundación a la hora de buscar iniciativas a las que puedan sumarse todo tipo de compañías, algunas de las cuales están aquí representadas. Y también vuestro especial interés por unir el esfuerzo de muchos donantes para conseguir mejores resultados en los países en vías de desarrollo.
La aportación de Administraciones públicas, empresas y ciudadanos a esta tarea garantiza que su trabajo se realizará con criterios de racionalidad y eficacia, y aprovechará al máximo los recursos disponibles. He tenido ocasión de comprobarlo en la reunión que acabo de mantener con los delegados internacionales y el Comité Ejecutivo de esta Fundación que, gracias a esta unión de intereses, ha extendido su labor por los países iberoamericanos, para nosotros tan cercanos, y por el Magreb, Oriente Medio y Asía.
Tras escuchar la lectura del breve resumen sobre las cualidades de cada uno de los candidatos y finalistas, comprendo la dificultad a la que, una vez más, se ha enfrentado el Jurado del VII Premio Codespa.
A todos ellos, como Presidente de Honor de esta Fundación, os transmito mi agradecimiento y el de cada uno de los beneficiarios de vuestra ayuda, y os invito a extender más allá vuestra actividad y a explorar nuevas fórmulas para atender nuevas necesidades.
Quiero expresar mi sincera felicitación y reconocimiento a INDITEX, Premio a la Empresa Solidaria en esta edición, por su esfuerzo para situar la acción social como uno de los ejes principales de su trabajo, incluso vinculándola a quienes están relacionados con la elaboración de sus productos, y a los clientes y consumidores que acuden a sus centros comerciales.
Finalmente, permitidme que extienda mi expresión de enhorabuena a todos vosotros, premiado, finalistas, a Codespa, y a cuantos como vosotros están plenamente integrados en la labor de la responsabilidad social de la Empresa, y en su promoción y desarrollo.
Muchas gracias.