P
ermitidme que antes de nada felicite a las tres instituciones patrocinadoras por su apoyo a la iniciativa de crear un premio dedicado específicamente al mundo del Corporate Finance. Al hacerlo, quiero agradecerles a ellos y a la familia de Jaime Fernández de Araoz por regalarnos la oportunidad a la Princesa y a mi de asistir y presidir este acto, que tiene mucho de impulso a la excelencia para el sector financiero español, pero también mucho de homenaje a quien presta su nombre para tan noble función.
El Premio "Jaime Fernández de Araoz", aún en su primera edición, ya suena grande, como grande es la memoria que tenemos de él; aunque como todo lo grande, esa memoria se compone de muchas pequeñas cosas que guardamos entre todos los que pudimos disfrutar de él en vida.
Jaime, para muchos de los que nos encontramos hoy aquí y tuvimos la suerte de conocerlo, fue no sólo un amigo entrañable, leal y honesto, sino también una persona ejemplar en todos los órdenes y, sobre todo, profundamente humana. Recuerdo con emoción las múltiples ocasiones que compartí con él mientras hablábamos de muchas cosas: de temas personales o profesionales ... Y también, elevándonos al terreno de lo público e institucional, hablamos en ocasiones sobre España, sobre nuestro destino colectivo, nuestras empresas, sobre lo que nuestra generación ha recibido y debe cuidar y sus oportunidades... En fin, recuerdo, como no, su bondad y sentido del humor.
Por eso, con la alegría que nos evoca su recuerdo, nos sumamos entusiasmados a este homenaje que le tributáis, no sólo al gran amigo que se fue, sino también al gran profesional que supo ser Jaime Fernández de Araoz. La gran preparación que logró por su valía y esfuerzo, su eficaz perseverancia, equilibrio de carácter y, en definitiva, su solvencia personal, le permitieron personificar e impulsar los valores inherentes a ese mundo complejo, dinámico y enormemente competitivo que caracteriza al sector financiero. Un mundo que es una pieza clave de nuestro progreso social y económico.
La vertiginosa internacionalización de la empresa en España hace, además, que el ámbito de los servicios financieros sea donde primero, y principalmente, se puede tomar el pulso a la economía internacional, sus avatares y sus retos, pero también a las nuevas perspectivas de crecimiento y bienestar que ofrece el mundo globalizado de nuestros días.
Por esta razón, no podemos aspirar a tener la fortaleza económica que pretendemos para España, si nuestros mercados de capitales no ofrecen a nuestras empresas un sistema de financiación ágil y eficiente para poder acometer sus nuevos proyectos y su necesario crecimiento. Para ello, hay que seguir robusteciendo la confianza de los inversores en nuestros mercados y garantizar que el sistema impida abusos y fraudes, ya que las buenas prácticas revierten en la creación de valor.
En suma, no puede haber mercados, ni empresas competitivas, sin un marco normativo adecuado que -entre otras condiciones- refuerce los mecanismos de protección del inversor, desarrolle los requerimientos de transparencia informativa que deben cumplir las empresas y sus gestores, y limite las posibilidades de conflictos de intereses reduciendo los riesgos de malas prácticas.
No soy experto en la materia - seguro que en la conferencia del ex ministro Carlos Solchaga encontraremos muchas claves sobre la misma en España - pero entiendo que el estudio premiado en esta primera edición abunda en esta línea doctrinal, que, por su gran actualidad, y por su proyección de futuro no ha podido pasar desapercibida. Me alegra saber que el Jurado ha examinado un elevado número de trabajos de alta calidad. De ahí, nuestra felicitación a su Presidente y a sus miembros por el rigor de sus deliberaciones y el acierto de su decisión.
Pero, sobre todo, nuestra enhorabuena más cordial y sincera se dirige a los galardonados, Arturo Bris y Christos Cabolis, ambos europeos e investigadores, que se encuentran ejerciendo la docencia en los Estados Unidos.
Sobre los méritos que han motivado la decisión de Jurado ya hemos escuchado mucho y de forma muy precisa en palabras de Alejandro Fernández de Araoz. Baste añadir que los dos, Bris y Cabolis, han consagrado con su eminente trabajo el nivel de excelencia y prestigio que todos deseamos para este Premio. Un Premio a través del cual seguirá proyectándose por muchos años el legado que nos dejó con su trayectoria ejemplar Jaime Fernández de Araoz, y que constituye una importante contribución al perfeccionamiento de los servicios financieros en España y, en definitiva, al futuro económico de nuestra sociedad.
Muchas gracias.