Me cabe nuevamente la satisfacción de presidir este acto de entrega de los Premios Nacionales de Diseño que ?a iniciativa del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, es el principal galardón de cuantos se conceden en España al buen hacer de los profesionales y las empresas en el ámbito del diseño.
Quiero dejar constancia del profundo reconocimiento a la trascendencia económica, social y cultural que para nuestro país tiene el diseño; ya sea desde la óptica del ejercicio de una profesión tan creativa como rigurosa en el caso de los diseñadores; ya sea desde la visión estratégica y la excelencia en la gestión del diseño por parte de las empresas.
Ambos enfoques están hoy aquí magníficamente representados por la empresa y los diseñadores galardonados en esta Decimosexta Edición de los Premios, a quienes felicito muy sinceramente por sus respectivas trayectorias y éxitos cosechados.
Enhorabuena, pues, a Pepe Cortés, con una fructífera carrera profesional como diseñador de productos e interiores, además de una intensa actividad docente, de la que se han beneficiado muchos de los más jóvenes y emergentes talentos del diseño español.
Mi enhorabuena también a la empresa Signes, una pequeña pero muy destacada sociedad que apostó por el diseño desde sus inicios, realizando importantes proyectos de señalización tanto en España como en el extranjero.
"...Unos Premios que sirven de ejemplo y estímulo al tejido empresarial e industrial de toda España, fomentando su competitividad y generando una imagen cada vez más sólida, moderna y dinámica de nuestro país..."
Las intervenciones que acabamos de escuchar comparten un argumento siempre vigente e importante.
La necesidad de fomentar una cultura empresarial y social que reconozca los verdaderos valores del diseño, trascendiendo sus aspectos más visibles y mediáticos. Es decir, el diseño como factor de innovación y mejora continua, orientado siempre a las personas y, por tanto, como extraordinario aliado de la calidad de vida de los ciudadanos y de la competitividad de nuestras empresas.
También el diseño como apuesta segura para el futuro de nuestra sociedad, capaz de generar valor y riqueza añadidos, y capaz también de proponer soluciones responsables a cuestiones tan importantes como la sostenibilidad, la ecoeficiencia o la accesibilidad a productos y servicios de todas las personas, independientemente de su edad o capacidad.
Los Premios Nacionales de Diseño constituyen una valiosa aportación a tales objetivos. Sirven de estímulo al colectivo empresarial y promueven una cultura basada en la innovación, capaz de transformar ideas y conceptos en productos y servicios de indudable éxito económico, pero que también contribuyen al progreso y bienestar social.
Merece nuestro apoyo la convocatoria de estos Premios por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y la Fundación BCD.
Unos Premios que sirven de ejemplo y estímulo al tejido empresarial e industrial de toda España, fomentando su competitividad y generando una imagen cada más vez sólida, moderna y dinámica de nuestro país.
Reitero mi más calurosa felicitación a los galardonados de esta edición y animo a los responsables de estos Premios a proseguir con el desarrollo de esta oportuna iniciativa en aras de la promoción y desarrollo del diseño en el conjunto de España.
Muchas gracias.