C
on mucho gusto vengo a inaugurar esta reunión que inicia una nueva cita dedicada al fomento de la internacionalización y al estímulo de la cooperación entre las pequeñas y medianas empresas.
En los más de diez años de historia de Europartenariat, la velocidad de los cambios socioeconómicos a los que nos lleva el proceso de globalización en el que nos encontramos inmersos se ha incrementado, gracias sobre todo a las innovaciones tecnológicas y de las comunicaciones.
Si a ese factor añadimos, en nuestro entorno más cercano, la inminente activación de la Unión Económica y Monetaria, coincidiremos en la necesidad de profundizar en las políticas de cohesión regional y de apoyo a la pequeña y mediana empresa.
Las primeras contribuyen a reducir las diferencias en el desarrollo de las regiones, mediante el apoyo a las que encuentran mayores dificultades para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado de trabajo y de competición global.
Las segundas incrementan las motivaciones para aprovechar las ventajas de un mercado sin fronteras y la oportunidad para que las pymes mejoren su competitividad y avancen en su camino hacia la internacionalización.
Así lo ha entendido la Comisión Europea que, a través de sus Direcciones Generales XVI y XXIII, ha apoyado decididamente estas ideas y lo manifiesta promoviendo Europartenariat, y así lo han ratificado también las más de treinta mil empresas que han participado en las anteriores ediciones desde 1987.
El marco en que se va a desarrollar esta edición no puede ser más oportuno. El Mediterráneo español ha sido históricamente un área especialmente propicia para el nacimiento y desarrollo de las relaciones culturales y comerciales entre sus civilizaciones ribereñas.
Esta tradición se ha consolidado hoy en las dinámicas economías de la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia y las Islas Baleares, cuyas actividades son claro ejemplo de una presencia viva en el escenario internacional. Este aspecto se manifiesta en la vocación mediterránea e iberoamericana del Europartenariat que hoy comienza, y que fortalece la idea de contribuir al desarrollo de aquellas regiones con mayor necesidad de crecimiento y con las que, como es bien sabido, nos unen fuertes lazos de amistad y solidaridad.
Estos vínculos han manifestado especialmente su solidez en estos días respecto a los países centroamericanos asolados por el huracán "Mitch". Aprovecho esta ocasión para felicitar a las empresas españolas por la generosidad y prontitud con que han acudido a ayudarles, y me adhiero personalmente a su compromiso, que es también el de todos los españoles, desde las más altas instituciones del Estado hasta los donantes singulares e incluso anónimos.
El interés que ha despertado esta edición, y que se refleja en el número y diversidad de participantes, procedentes de más de setenta países, es la mejor respuesta al compromiso de las regiones españolas que han organizado el Europartenariat España 1998, de ofrecer a todos ustedes su voluntad de cooperación y la más cálida acogida a sus intereses y propuestas de colaboración.
Espero que ésta sea una ocasión especialmente propicia para que las pequeñas y medianas empresas participantes, y aquellas a las que la repercusión de este evento anime a intervenir en próximas ediciones, aprovechen los desafíos que nuestro mundo les depara como un estímulo para incrementar su potencial de adaptación, que es sin duda su principal virtud, y que les permitirá seguir teniendo un papel decisivo en el desarrollo territorial.
Esta perspectiva será sin duda un estímulo complementario a la tarea diaria que ustedes realizan en sus empresas, y a las oportunidades de intercambio y beneficio mutuo que puedan producirse en estos días.
No me resta más que desear que los esfuerzos de todos quienes han intervenido en la organización de este evento y los de quienes van a compartirlo aquí, en Valencia, cristalicen en acuerdos fructíferos para las empresas y regiones participantes.
Declaro inaugurada la XIXª edición del Europartenariat, España 1998.