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i es siempre para mí un motivo de alegría estar en Canarias, lo es más aún el volver al Observatorio del Roque de los Muchachos, lugar emblemático de La Palma , la "isla bonita", donde se aúnan los más avanzados telescopios que indagan el Universo con la más impresionante naturaleza.
Aún recuerdo que tuve la suerte de participar en la inauguración de este Observatorio en 1985 por su Majestad el Rey, a quien acompañaron entonces otros Jefes de Estado europeos, numerosas autoridades y la comunidad científica internacional encabezada por cinco Premios Nobel.
Después he vuelto en varias ocasiones al Instituto de Astrofísica de Canarias, al que pertenezco como Astrofísico de Honor, tanto a su sede central en La Laguna como a su Observatorio del Teide.
En estas visitas he podido nutrir mi afición, aprendiendo siempre algo nuevo sobre la Astronomía, una ciencia de interés permanente, por la que me siento personalmente atraído, en cuanto que nos explica y nos enseña cómo es el Cosmos del que formamos parte, y en definitiva, quiénes somos y dónde estamos.
La investigación espacial, que nos está permitiendo hoy ver con perspectiva el pasado y el futuro del Universo, suscita problemas cuya solución nos afecta directamente, estimula al ingenio humano a explorar con provecho el espacio exterior, y nos alerta a usar con inteligencia y moderación unos recursos que gracias a ella sabemos que son limitados.
Esta visión planetaria, que nos hace enfrentarnos con la realidad de ser todos "astronautas" de la misma nave, ayudará a defender y conservar nuestro planeta, si cala en las jóvenes generaciones que gobernarán el mundo en el siglo XXI. Es una gran fuente de inspiración, de curiosidad existencial para poder mantener clara y firme nuestra capacidad de abstraernos del día a día y alzando la vista poder encontrar las soluciones a los grandes problemas de la Humanidad.
El Observatorio del Roque de Los Muchachos es uno de los escasos lugares privilegiados cuyas condiciones astronómicas excepcionales permiten que los astrofísicos más eminentes puedan realizar su trabajo con los instrumentos y técnicas más avanzadas.
Sus descubrimientos son cada vez más interesantes para los no especialistas, y nos los encontramos con mucha frecuencia al hojear los periódicos o ver un programa de televisión. Los palmeros pueden sentirse muy orgullosos de que estos avances en el conocimiento del Universo se materialicen en la cúspide de su Isla.
Quienes me han precedido en el uso de la palabra, nos han mostrado las múltiples y más importantes facetas de este gran proyecto científico y tecnológico: el primero de los llamados de "gran ciencia" que España lidera. Aventuras como ésta son las que hacen avanzar a los pueblos, y los unen en la hermandad efectiva que la ciencia, por fortuna, es capaz de procurarles.
Conozco esta iniciativa desde sus comienzos y he seguido su desarrollo con especial cariño. Por eso me siento especialmente dichoso de estar hoy poniendo, simbólicamente, la "primera piedra" del Gran Telescopio Canarias, y de todo lo que representa su puesta en marcha para España y para cuantos van a beneficiarse de la investigación que aquí va a realizarse.
Este viaje me ha permitido apreciar en detalle el excelente trabajo que está haciendo GRANTECAN S.A., empresa responsable de convertir esta idea en realidad, y comprobar el impulso permanente que el Instituto de Astrofísica de Canarias imprime a este trabajo para que llegue a buen término. Felicito a todos y me felicito por ello.
Conociendo a todos los actores de este sueño científico y tecnológico, no me cabe duda alguna de que, en la fecha prevista, nos reuniremos de nuevo, cuando el Gran Telescopio vea su primera luz.
Espero poder compartir con todos ustedes ese momento, volviendo a esta "reserva astronómica", protegida por la Ley, que es El Roque de Los Muchachos.
No quiero terminar mis palabras sin una referencia, que considero muy adecuada aquí, a nuestra presencia en la Exposición Universal de Hannover, inaugurada ayer. Bajo el lema "Hombre-Naturaleza-Tecnología", cada país mostrará en su pabellón cómo, en el marco de su propia cultura, está afrontando su desarrollo sostenible en beneficio de todo el planeta.
España ha elegido como eje temático del suyo el que tiene por título "Mirar al cielo para salvar la Tierra". Vamos a mostrar un ejemplo paradigmático, que tenemos aquí en La Palma, de la simbiosis entre ciencia, tecnología y naturaleza, basado en una profunda y humana cooperación internacional para estudiar el Universo.
Los visitantes podrán conocer una Isla diferente, donde se conjugan los avances científicos y tecnológicos más modernos con el cuidado exquisito del medio ambiente, las costumbres y labores tradicionales.
La "ley del cielo" ha añadido una protección adicional a esta hermosa tierra, y la ha dotado de una singularidad específica. Me alegro sinceramente de reseñar esta coincidencia.