su llegada, Doña Elena fue recibida por el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar, el secretario general para la Unión Europea, Miguel Ángel Navarro, y el presidente del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña. Posteriormente, y ya en el interior del la Sala de Exposiciones Temporales, recibió el saludo de la presidenta de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), Soledad López Fernández, el gerente del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional, José Antonio Bordallo, la vocal asesora de Programas Culturales del Patrimonio Nacional, Pilar Martín Laborda, y el director de Actuaciones Histórico-Artísticas sobre Bienes Inmuelbles y Museos, Juan Carlos de la Mata.
Su Alteza Real inició a continuación su recorrido por las once salas entre las que se distribuye la muestra, acompañada por los comisarios de la exposición, el conservador del Real Sitio de Aranjuez, Javier Jordán de Urries, y el historiador en la Dirección del Patrimonio Arquitectónica e Inmuebles del Patrimonio Nacional, José Luis Sancho. En la primera sala, la Infanta fue saludada por los embajadores de Francia, Italia, Portugal, Haití, Argentina, El Salvador, Panamá, Grecia, Colombia, Costa Rica, Luxemburgo y China, además de los encargados de negocios de República Dominicana y Bélgica.
Esta muestra, organizada por Patrimonio Nacional, en colaboración con la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, recoge unas 180 obras, procedentes en su mayoría de las colecciones de Patrimonio Nacional, que se complementan con piezas del Museo Nacional del Prado, Biblioteca Nacional de España, Museo Arqueológico Nacional, Real Academia de la Historia, etc. La exposición incluye piezas como pinturas, esculturas, mobiliario, libros, dibujos y estampas, sedas, alfombras y tapices, piedras duras, piezas de bronce, porcelana, relojes y marfiles, que reflejan la imagen y gustos de Carlos IV, dando a conocer el ambiente en el que se formó -en el Reino de Nápoles y España-, las novedades francesas y la vuelta a la Antigüedad clásica, y los proyectos decorativos encargados en Francia e Italia para sus "casitas" en El Escorial, El Pardo y Aranjuez, además de los artistas que trabajaron bajo su mecenazgo.
Carlos IV fue un monarca aficionado a las artes y entendido coleccionista de pintura que desarrolló estas aficiones a lo largo de toda su vida, tanto en sus años de Príncipe, como de Rey de España y de Rey padre. Su extraordinaria sensibilidad para las bellas artes, su "buen gusto" y tentativas personales en la práctica de alguna de las artes, y su afición a la música, le sitúan por encima de otros monarcas de la Casa de Borbón y le ponen al nivel de los grandes soberanos mecenas de las artes, como Felipe II y Felipe IV.
Una vez finalizado su recorrido por la exposición, la Infanta Doña Elena fue despedida por las mismas personas que la recibieron a su llegada.