l Teatro Olimpia fue inaugurado en 1925 con una actuación del tenor Miguel Fleta. La Fundación Anselmo Pié Sopena, actual propietaria, emprendió en 2005 las obras de rehabilitación, bajo la dirección del arquitecto Eduardo Cuello, que han supuesto una inversión de más de seis millones de euros.
Tras esta reforma, el Teatro Olimpia conserva su fachada original y el patio de butacas, y podrá acoger cualquier tipo de espectáculo. Se ha añadido un solar colindante para ampliar el vestíbulo de entrada y la caja escénica, que dispone ahora de una embocadura de 9,46 metros de alto, 17 de ancho, y un fondo de 8,9. Además, se ha ahondado en la zona del foso de la orquesta otros 6,5 metros de profundidad, para ampliar los espacios y habilitar una zona de camerinos. La platea se ha remodelado en forma escalonada para mejorar la perspectiva visual del espectador, al igual que el anfiteatro, por lo que el aforo de la sala se ha reducido de 1.180 a 776 butacas. Entre los elementos decorativos incorporados, cabe destacar una gran lámpara central estilo "art decó" y motivos ornamentales en el interior del patio de butacas, realizados con pan de oro.
A su llegada, Su Alteza Real fue recibida por el presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, y el presidente de la Fundación "Anselmo Pié Sopena", Manuel Pérez Lanuza, y fue saludada por el delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández López, el alcalde de Huesca, Fernando Elboj, el justicia de Aragón, Fernando García Vicente, el secretario de Estado de Infraestructuras y Planificación, Víctor Morlán, los consejeros de Educación, Cultura y Deporte y de Política Territorial, Justicia e Interior del Gobierno de Aragón, Eva Almunia y Rogelio Silva, respectivamente, el presidente de la Diputación Provincial de Huesca, Antonio Cosculluela, y el vicepresidente y el secretario de la Fundación "Anselmo Pié Sopena", Eduardo Estallo y Florencio Matías Gómez, respectivamente.
Tras descubrir una placa conmemorativa, la Infanta Doña Elena contempló la fachada restaurada, acompañada por el arquitecto, Eduardo Cuello, y la directora del Teatro, Lorena Blasco. A continuación, Su Alteza Real se dirigió al interior y ocupó su lugar en el palco presidencial.
El acto comenzó con las intervenciones del periodista Luis del Val y del presidente de la Fundación "Anselmo Pié Sopena", que dieron paso al recital de la mezzosoprano Teresa Berganza, durante el que interpretó "Un certo non so ché" y "Piango, gemo, sospiro" de Vivaldi; "Se florindo e fedele" de Scarlatti; "Piangeró la sorte mia" y "Abbruggio, avampo e fremo" de Haendel; "D'une prison", "Mai", "Infidelité", "Si mes vers avaient des ailles" y "Paysage" de Hahn; "Mañanita de San Juan", "Después que te conocí" y "Madre, unos ojuelos vi" de Eduardo Toldrá; "La rosa y el sauce", "Hermano" y "Bonita rama de sauce" de Guastavino; y "Los pájaros perdidos", "Balada para mi muerte" y "Balada para un loco" de Piazolla.
Después del recital, Doña Elena felicitó a Teresa Berganza y al pianista, Juan Antonio Álvarez. Posteriormente, Su Alteza Real firmó en el Libro de Honor y se dirigió a la Sala de Juntas para visitar una exposición sobre la restauración del Teatro.
Un encuentro en el Casino de Huesca con los asistentes puso el colofón al acto, siendo Doña Elena despedida por las mismas personas que la recibieron a su llegada.