on Felipe recibió en audiencia al presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Juan Velarde Fuertes, que fue elegido el pasado 16 de diciembre por el pleno de la institución, sucediendo en el cargo a Marcelino Oreja Aguirre.
Juan Velarde, doctor en Ciencias Económicas con Premio Extraordinario, catedrático sucesivamente de Estructura Económica en la Universidad de Barcelona y de Economía Aplicada en la Complutense de Madrid, es profesor emérito de las Universidades Complutense de Madrid y San Pablo CEU. Ha sido Rector de la Universidad Hispanoamericana de Santa María de La Rábida y Director de la Escuela Asturiana de Estudios Hispánicos de la Universidad de Oviedo. Es consejero del Tribunal de Cuentas. Asimismo, es presidente de la Real Sociedad Geográfica y vicepresidente de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País.
Ha recibido el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (1992), el Premio Jaime I de Economía (1996), el Premio Infanta Cristina de Economía de Castilla-León (1997), el Premio de Economía Rey Juan Carlos (2002) y el Premio Campomanes (2005).
Entre otros reconocimientos, es Doctor Honoris Causa por las Universidades de Oviedo, Sevilla, Comillas, Alicante, Valladolid, Francisco de Vitoria y Nacional de Educación a Distancia, Ingeniero Agrónomo Honorífico y Miembro de la Academia Scientiarum et Artium Europaea, de Mérito de la Academia Portuguesa de la Historia y correspondiente de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales de Venezuela. Recibió la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Colegiado de Honor del Colegio de Economistas de Madrid, y de los Colegios de Ingenieros Agrónomos de Andalucía y Madrid.
La Real Academia de Ciencias Morales y Políticas tiene su acta de nacimiento en un Real Decreto firmado por Isabel II el 30 de septiembre de 1857, que le encomienda "cultivar las ciencias morales y políticas", poniendo de relieve la importancia, en la España de esa época, de las ciencias dedicadas al estudio de la actividad política y económica (Ciencia Política y Económica) y las del comportamiento de los individuos en sociedad (Sociológica), englobadas antes en otras (Derecho y Filosofía), que habían pasado a construir sus bases teóricas.
Según sus estatutos, la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, tiene como finalidad el cultivo de estas Ciencias -ilustrando las cuestiones de mayor importancia, trascendencia y aplicación, según los tiempos y circunstancias-, a través de sus sesiones corporativas, biblioteca, acervo de documentación, organización de actos públicos, concursos, certámenes, cursos y seminarios, publicación de trabajos, edición de obras y documentos, fomento de relaciones científicas con Academias y Entidades semejantes, y, en general, cualquier tipo de actividad adecuada a la tarea académica.
La Real Academia de Ciencias Morales y Políticas forma parte del Instituto de España, una corporación de derecho público que reúne a las Reales Academias de ámbito nacional para la coordinación de las funciones que deban ejercer en común. Sus objetivos son fomentar la relación y la colaboración entre las Reales Academias que lo integran, y con las demás Reales Academias y Academias Asociadas; coordinar el cumplimiento de todas aquellas funciones y competencias que las Reales Academias integradas puedan ejercer en común; promover la generación del conocimiento y su transferencia a la sociedad, a través de las actividades coordinadas de las Reales Academias; ser punto de encuentro de las Reales Academias y de éstas con la sociedad; y ostentar la representación corporativa común de las Reales Academias integradas en el Instituto.
Las Reales Academias, surgidas del espíritu de la Ilustración y amparadas por la Corona, empezaron a constituirse en España en el siglo XVIII como centros de cultivo del saber y de difusión del conocimiento. Han sido y siguen siendo las entidades que representan la excelencia en los diversos campos de las ciencias, las artes y las humanidades. Sus valores esenciales son, por un lado, la categoría de sus miembros, en quienes concurren los más altos méritos intelectuales y científicos, y por otro, su estabilidad e independencia frente a intereses económicos o políticos.