Es para mi un honor y un motivo de satisfacción poder volver a compartir con ustedes estos momentos, en este acto de entrega de los Premios IMSERSO andlsquo;Infanta Cristinaandrsquo; en esta nueva edición correspondiente al año 2.006.
Quiero comenzar mis palabras felicitando al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales por la consolidación de estos Premios, que nos sirven como medio de apoyo y reconocimiento por parte de la Administración Pública , a las entidades y personas que llevan tanto tiempo compartiendo con los demás su espíritu generoso y solidario.
La revolución demográfica en curso, el continuo incremento de la esperanza de vida en las sociedades más desarrolladas y el envejecimiento progresivo de nuestras sociedades, nos abren nuevas oportunidades y esperanzas, al tiempo que nos plantean indudables retos y desafíos que nos deben llevar, sin duda, a una nueva organización social y familiar en nuestro tiempo.
Además, el consiguiente nuevo reparto en la pirámide de edades que se dibuja en el horizonte nos debe conducir a establecer una nueva organización del espacio y el tiempo social, y a replantearnos las formas de actuación en las solidaridades colectivas.
Un país que envejece, puede ser un país de vanguardia si sabe crear mecanismos de respuesta adecuados frente a los retos que conlleva.
En este sentido, resulta importante ampliar las posibilidades de hacer cosas en esta nueva etapa de la vida, volver más atractivas las actividades propuestas y estimular y fomentar el desarrollo de la vida activa en todos los ámbitos ,una vez finalizado el periodo laboral.
Debemos ir evolucionando hacia una sociedad en la que los mayores encuentren el lugar que se merecen.
"...Estos Premios nos sirven como medio de apoyo y reconocimiento por parte de la Administración Pública, a las entidades y personas que llevan tanto tiempo compartiendo con los demás su espíritu generoso y solidario..."
Donde una concepción dinámica y autónoma de sus vidas, produzca una diversificación enriquecedora y que sea lo más adecuada posible a las edades y capacidades del mayor número de personas posibles.
Uno de los principales desafíos consiste en redefinir las condiciones de vida de las personas mayores de manera que se evite su exclusión.
Por ello, resulta fundamental el diálogo institucional, de forma que las personas mayores se integren en la toma de decisiones que les conciernen, y que participen activamente en la definición de sus condiciones de vida.
En suma, para construir el futuro es conveniente fijarnos unas metas que permitan a estas personas ser útiles, sentirse más plenamente integradas y participar activamente en la vida colectiva.
Una sociedad en la que cada persona pueda encontrar su sitio en función de sus aptitudes, de sus capacidades y de sus sueños.
Del meritorio ejemplo que nos ofrecen las personas, entidades y empresas premiadas, extraemos la conclusión de que los problemas de uno son, en realidad, problemas de todos y de que la acción social es patrimonio común que a todos nos incumbe.
Quiero terminar manifestando mi felicitación mas afectuosa a todos y cada uno de los galardonados en esta edición que realzan con su obra y trayectoria los valores de entrega y solidaridad que distingue a la sociedad española.
Y sigo animando a las personas, profesionales y voluntarios; a las entidades públicas y privadas, a que sigan comprometidas con estas tareas, tan enriquecedoras para quienes las realizan, como valiosas e imprescindibles para el conjunto de la sociedad.
Muchas gracias.