Me alegra mucho estar de nuevo en San Sebastián, que además de ser reconocida mundialmente por su belleza, natural y urbanística, y por el patrimonio artístico, cultural y gastronómico, que cuida y promociona ejemplarmente, es también un referente indudable de progreso económico para el País Vasco y para toda España.
Enhorabuena a la Asociación Española de Fabricantes de Máquinas-herramientas, que nos convoca aquí con ocasión de su 70 aniversario y nos permite celebrar una trayectoria excelente, llena de éxitos y avances, al servicio del sector industrial.
Hablar en Euskadi de industria, enseguida nos lleva a pensar también ─y naturalmente─ en Bilbao. Entenderán que al venir de allí y evocar la historia industrial de esta tierra, pues lo recuerde. Sin embargo, mi presencia hace unas horas en esa ciudad ha tenido un motivo diferente: He podido disfrutar de la interesantísima exposición que Iberdrola ha organizado en su sede, titulada “La memoria recobrada. Huellas en la historia de los Estados Unidos”. Una muestra que pone de relieve la importante, valiosa y no tan conocida aportación española −concretamente de tantos vascos− a la construcción de ese gran país, tanto en su nacimiento político como en su posterior desarrollo socio-económico. En efecto, fueron muchos los hombres y mujeres de esta tierra que hoy nos acoge los que, en los ámbitos de la diplomacia, la milicia, la industria o la economía, contribuyeron a conformar una nación que hoy ocupa una posición fundamental en el escenario internacional.
Me alegro de que en mi visita de hoy al País Vasco se den la mano nuestra historia y nuestro futuro; nuestra tradición y nuestra modernidad; nuestra cultura y nuestra industria, para seguir contribuyendo al progreso de esta tierra y de toda España, y a nuestra mayor presencia y proyección en el mundo.
Señoras y señores,
La industria es un sector esencial para cualquier economía que aspire a ser fuerte, a generar empleo y riqueza en beneficio de la sociedad. De hecho, es una aspiración de la Unión Europea contar con un peso relevante de la industria en su PIB, de en torno al 20%.
Es bien conocido que la industria es generadora de la mayor parte de las innovaciones que se dan en la sociedad, que acumula un porcentaje muy relevante de todas las exportaciones de un país y que aporta empleo cualificado e inversión en I+D+i. Constituye también un importante generador de nuevo conocimiento y un verdadero antídoto para el déficit. Y en el caso concreto de la industria avanzada, atrae además a su alrededor la generación de servicios de muy alto valor añadido en los ámbitos de la ingeniería, la consultoría, la logística o las TIC.
"...todo país que aspire a tener un modelo productivo moderno y eficiente cuida su sector de tecnologías de fabricación. Y España, especialmente en Euskadi, cuenta con un sector de máquina-herramienta muy valioso, con un colectivo importante de empresas de muy alto nivel tecnológico que aportan soluciones de productividad y, por tanto, de competitividad en el mundo a los principales sectores de la economía..."
El sector industrial requiere personas formadas, con conocimientos técnicos y de gestión de alto nivel, pues la industria avanzada es un factor que contribuye a alcanzar niveles de renta, conocimiento, educación y servicios de primer nivel. En este contexto, la máquina-herramienta y sus actividades asociadas son clave, ya que no existe ni puede existir ninguna industria moderna, ni fabricación avanzada, sin los medios productivos que la posibiliten.
En el mismo origen de la revolución industrial se produjo la unión de dos elementos decisivos ─el motor y la máquina-herramienta─ que hicieron que el mundo pudiera transitar de la artesanía a la economía industrial moderna. Desde entonces, hemos sido capaces de fabricar de manera precisa y repetitiva todo tipo de piezas y productos. Y hasta el día de hoy, podemos decir que sin la máquina-herramienta no hubiera sido posible la evolución de ninguno de los sectores tractores de la economía, ya que los medios productivos condicionan los productos de cada sector.
La máquina-herramienta contiene las capacidades y el conocimiento productivo de la industria; y de ahí su valor estratégico. Todo país que aspire a tener un modelo productivo moderno y eficiente cuida su sector de tecnologías de fabricación. Y España, especialmente en Euskadi, cuenta con un sector de máquina-herramienta muy valioso, con un colectivo importante de empresas de muy alto nivel tecnológico que aportan soluciones de productividad y, por tanto, de competitividad en el mundo a los principales sectores de la economía.
No se concibe, por ejemplo, un automóvil de última generación, eficiente y respetuoso con el medio ambiente, sin los equipos igualmente modernos que permiten fabricarlos. No habría energías limpias sin las extraordinarias máquinas que permiten fabricar sus piezas. No conoceríamos los actuales teléfonos inteligentes si no existieran los medios más avanzados e innovadores para poder fabricarlos.
Nuestras soluciones sirven para que los aviones más modernos vuelen, para fabricar piezas de alta complejidad en el mundo de la automoción, para fabricar y mantener los trenes de última generación; para un sinfín de aplicaciones industriales donde la precisión, la eficiencia y la productividad se escriben con mayúsculas y la exigencia del cliente es implacable. Competimos con los mejores en cualquier rincón del planeta y llegamos a exportar más del 80% de nuestra producción.
En nuestro país se invierte de promedio más de un 5% en I+D+i para generar nuestro propio conocimiento, y se aplican conocimientos e innovaciones de otros al servicio de la competitividad industrial. Contamos con personas comprometidas, bien formadas en cada ámbito y entre las mejores para cada trabajo. Asimismo, nuestra industria ha sido partícipe de la creación de una red muy capaz de ciencia y tecnología con la que colabora de manera continua, y coopera igualmente con la comunidad educativa preparando profesionales para el futuro. Y los retos siguen apuntando en la misma dirección: productividad, compromiso con los clientes, innovación, internacionalización, excelencia en la gestión. Todo liderado por equipos humanos de primer nivel.
A todo ello hay que añadir actualmente un nuevo factor: la digitalización de la industria, la industria 4.0 y conectada. Se trata de una nueva revolución que nos va a permitir utilizar información y datos para mejorar procesos, para ser más eficientes, mantener mejor los equipos y crear toda una batería de nuevos servicios de valor añadido para los clientes, para que así vuelvan a dar un salto en la productividad industrial. Los equipos, las máquinas herramientas, son el equivalente a los teléfonos inteligentes para el resto de la sociedad. Equipos inteligentes al servicio de la nueva era de la industria.
Señoras y señores,
En este contexto en el que todos tenemos muy clara la importancia estratégica de la máquina-herramienta, AFM ─punto de unión y representante de la máquina-herramienta y de la fabricación avanzada en España─ ha venido desempeñando desde hace 70 años una función muy importante, diría que clave, y merece el mayor reconocimiento y la mayor gratitud de todos.
Sabemos que han sido siete décadas de esfuerzo, de capacidad de representación, de trabajo conjunto aprovechando sinergias, y de proyección de la mejor estrategia sectorial. En suma, siete décadas de defensa leal y honesta de un sector al servicio del conjunto de la sociedad.
A estos logros ha contribuido decisivamente esta Asociación en la que se encuentran quienes desean colaborar para seguir creciendo colectivamente. Ayer fue la máquina-herramienta, hoy también sus componentes y herramientas, la fabricación aditiva, la impresión 3D, las herramientas de mano, el mundo del mecanizado y la trasformación metalmecánica… Y el futuro, estoy seguro, sabréis afrontarlo con la misma previsión y determinación que habéis demostrado hasta ahora.
Una vez más, enhorabuena y muchas gracias.