M
ucho agradezco las amables palabras y afectuosa acogida en esta cena con motivo del Ciento Veinticinco Aniversario de la Cámara de Comercio e Industria Francesa de Barcelona, organizada en el espléndido marco del Museo Nacional de Arte de Cataluña.
No queríamos faltar a la celebración del nacimiento de la más antigua Cámara de Comercio extranjera en España. Ello es así, sobre todo tratándose de la primera institución cameral creada en toda Europa por una gran Nación amiga y vecina como Francia, que es nuestro principal socio económico y comercial.
Este Acto me permite también subrayar la especial cordialidad, solidez e intensidad que registran las relaciones hispano-francesas.
La eficaz trayectoria de esta Cámara fundada en Barcelona, resalta el importante papel desempeñado -desde fines del Siglo Diecinueve- por esta dinámica ciudad y toda Cataluña, al servicio de las relaciones económicas y comerciales entre Francia y España.
Así, los ciento veinticinco años de esta Cámara, que agrupa a más de quinientas empresas francesas y españolas, reflejan la historia de una acertada labor y de un indudable éxito.
De ahí, que quiera expresar mi gratitud y felicitación a los sucesivos directivos e integrantes de esta institución por su labor en favor de la creciente amistad y cooperación entre Francia y España.
Nuestra felicitación se dirige, asimismo, a los siete galardonados con las Medallas conmemorativas de esta Cámara, por su contribución al trabajo y objetivos de esta institución.
Francia y España son hoy dos socios económicos de primerísimo orden en la Unión Europea, no sólo en términos comerciales y de mutua inversión, sino en objetivos y proyectos que refuerzan nuestra interdependencia y colaboración.
En efecto, la tupida red de cooperación empresarial hispano-francesa cubre casi todos los sectores. Es un ejemplo del beneficio que aporta una intensa relación entre dos importantes economías complementarias.
Ello explica el interés por seguir estrechando lazos empresariales, así como de reforzar las infraestructuras de comunicación e interconexión entre nuestros dos países.
Es mucho lo que se ha avanzado en el entendimiento hispano-francés en las últimas décadas, tanto en el plano estrictamente bilateral, como en el marco de la Unión Europea y en la escena internacional.
Hoy domina entre ambos países la amistad, la armonía, la solidaridad e incluso la complicidad.
Nuestro actual entendimiento bilateral abarca muchos otros ámbitos, desde nuestra ejemplar cooperación en la lucha contra el terrorismo, hasta nuestra concertación en grandes asuntos regionales e internacionales.
Antes de concluir deseo animar a esta Cámara y a sus miembros a redoblar su dedicación y sus esfuerzos en este tiempo de grave crisis económica global.
La movilización de la cooperación empresarial entre Francia y España resulta fundamental para redinamizar nuestros respectivos aparatos productivos y nuestros niveles de bienestar social, así como para superar con éxito los actuales desafíos.
Este es, sin duda, el momento de alentar a esta Cámara a impulsar su capacidad para infundir confianza y promover proyectos, alimentando así el motor de crecimiento y bienestar que la cooperación empresarial hispano-francesa aporta a nuestros dos países y al conjunto de Europa.
Consolidemos y ensanchemos lo que nos une, con inteligencia y perspectiva de futuro.
Esa es mi convicción y también mi esperanza, como defensor que siempre he sido del carácter prioritario y del inmenso potencial de las relaciones entre Francia y España.
Con ese espíritu, les ruego ahora que levanten conmigo su copa para brindar por la profunda amistad hispano-francesa que mucho debe a la vitalidad de esta Cámara.
Muchas gracias.